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General - 14 octubre, 2019

“Son niños de nosotros, no de la calle”

Proyecto estudiantil titulado ‘Mendicidad y explotación infantil en la ciudad de Valledupar’, realizado por estudiantes del grado 11, en la escuela Callejas Real.

Con el paso del tiempo y sin contar los estudios científicos y estadísticos, es notorio el aumento de mendicidad en niños estos últimos años en Valledupar y los restantes municipios del Cesar manifestación que se creía que era solo cosa de las grandes ciudades del país.

Este fenómeno se presenta en las calles debido a que muchos de estos niños tratan de escapar de los maltratos, de la pobreza afectiva, física y emocional que reciben, algunos,  otros son simplemente olvidados por sus padres quienes sin ningún tipo de remordimiento o por problemas relacionados por alguna adicción los corren de sus hogares  y entre muchas más aberraciones, estos están obligados a salir del entorno familiar  a muy temprana edad , también hay que tener presente que muchos de estos niños están en situación de calle debido la migración  desde países vecinos como Venezuela, que por su situación social, política y económica hace que las personas que allí solían residir marchen a otros países para encontrar las oportunidades que se les han suprimido en sus patrias  y debido a la cercanía con Colombia se les hace más fácil y accesible llegar a una tierra en donde al contrario del episodio  bíblico,  no ‘fluye miel y leche’ y se estrellan con la triste realidad de salir a pedir para subsistir. Muchos de estos, al ir creciendo, aprenden a drogarse a  delinquir, prostituirse como media para sobrevivir.

El futuro de estos es conocido, terminarán en los  correccionales de menores (‘CROMI’) que los convertirán en verdaderos delincuentes  con un final triste, en la morgue sin etiqueta y sin nombre.

No podemos negar que muchos de estos niños son utilizados para mendigar y trabajar por personas mayores como modo de extorsión o una trata de menores para conseguir dinero por parte de estos, ya que la población  es sensible  y se compadece más con los niños.

La situación de los niños en la calle crece día a día; muchos de ellos  se acercan a las personas a pedir una moneda están en situaciones vulnerabilidad y expuestos  a las aberraciones de muchos adultos.

Ahora bien no solo la mendicidad es un problema que se ve a simple vista, sino que también está la explotación o el trabajo de infantes no es raro ver a niños vendiendo dulces o limpiando vehículos en semáforos, eso lo hacen tan solo para tener que comer diariamente, pero según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, regional César, los menores  no pueden trabajar,  eso es obligación  de los padres, pero la realidad es que a los pequeños  a diario les toca  trasnochar a la intemperie  sin comer, sin descansar lo necesario, estando expuestos a maltratos por la sociedad indolente al desprecio al verlos vulnerables y a las  enfermedades que están en el ambiente al no tener una medicina preventiva y mucho menos los esquemas de vacunación a los  que deben  incluirlos  a la hora de nacer.

Y es que no solo ellos realizan estos trabajos, también está la prostitución de menores, niñas y niños de 14 años en adelante que acceden a pararse  en las esquinas de la ciudad, las carreteras, ejemplo ‘las Tocas Llantas’ de la Troncal de Oriente  para medio vivir el día a día.

Aunque muchos quisiéramos   colaborar, no hay  poder humano para darles a todos, pueda que  sí el divino,   para a todos  llegue  el pan de cada día, dormir en  una cama tibia y con abrigo y el  ojo amoroso de un mayor para los niños de la calle.

En ese  diario vivir, muchas veces se duda de si hay que darle o no una moneda, o si se está frente de un dilema  de fe, bondad  de tener  que  asumir la responsabilidad que le corresponde al Estado, en ese problema ético y moral nos toca   permitir que limpien los parabrisas, y hasta ayudarnos a parquear los  carros.

Aunque muy inocente parezca la actitud de estos pequeños, ¿se le está haciendo un  favor o un daño?

¡Vamos, Animemos!, Vamos a reportar a las autoridades y entidades públicas a niños y niñas que encuentres en mala situación, hoy en día hay entidades que los guiarán y ayudarán a salir de su situación, si bien esto no ayudara que la situación de los niños cambie, pero por lo menos no estarás contribuyendo a las redes de tráfico de menores que no solo existe por aquí si no en todo el mundo.

Tenemos que dejar de ser ese tipo de personas que únicamente recogen información y se indignan con los problemas actuales que vivimos sin hacer algo para cambiar.

¿Será que habrá que volver a legislar en temas como la paternidad responsable y los controles natales ante la problemática que en vez de decrecer va en aumento?

Por: Silvia Camargo, María Blanca Cuello y Luis Valera

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14 octubre, 2019

“Son niños de nosotros, no de la calle”

Proyecto estudiantil titulado ‘Mendicidad y explotación infantil en la ciudad de Valledupar’, realizado por estudiantes del grado 11, en la escuela Callejas Real.


Con el paso del tiempo y sin contar los estudios científicos y estadísticos, es notorio el aumento de mendicidad en niños estos últimos años en Valledupar y los restantes municipios del Cesar manifestación que se creía que era solo cosa de las grandes ciudades del país.

Este fenómeno se presenta en las calles debido a que muchos de estos niños tratan de escapar de los maltratos, de la pobreza afectiva, física y emocional que reciben, algunos,  otros son simplemente olvidados por sus padres quienes sin ningún tipo de remordimiento o por problemas relacionados por alguna adicción los corren de sus hogares  y entre muchas más aberraciones, estos están obligados a salir del entorno familiar  a muy temprana edad , también hay que tener presente que muchos de estos niños están en situación de calle debido la migración  desde países vecinos como Venezuela, que por su situación social, política y económica hace que las personas que allí solían residir marchen a otros países para encontrar las oportunidades que se les han suprimido en sus patrias  y debido a la cercanía con Colombia se les hace más fácil y accesible llegar a una tierra en donde al contrario del episodio  bíblico,  no ‘fluye miel y leche’ y se estrellan con la triste realidad de salir a pedir para subsistir. Muchos de estos, al ir creciendo, aprenden a drogarse a  delinquir, prostituirse como media para sobrevivir.

El futuro de estos es conocido, terminarán en los  correccionales de menores (‘CROMI’) que los convertirán en verdaderos delincuentes  con un final triste, en la morgue sin etiqueta y sin nombre.

No podemos negar que muchos de estos niños son utilizados para mendigar y trabajar por personas mayores como modo de extorsión o una trata de menores para conseguir dinero por parte de estos, ya que la población  es sensible  y se compadece más con los niños.

La situación de los niños en la calle crece día a día; muchos de ellos  se acercan a las personas a pedir una moneda están en situaciones vulnerabilidad y expuestos  a las aberraciones de muchos adultos.

Ahora bien no solo la mendicidad es un problema que se ve a simple vista, sino que también está la explotación o el trabajo de infantes no es raro ver a niños vendiendo dulces o limpiando vehículos en semáforos, eso lo hacen tan solo para tener que comer diariamente, pero según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, regional César, los menores  no pueden trabajar,  eso es obligación  de los padres, pero la realidad es que a los pequeños  a diario les toca  trasnochar a la intemperie  sin comer, sin descansar lo necesario, estando expuestos a maltratos por la sociedad indolente al desprecio al verlos vulnerables y a las  enfermedades que están en el ambiente al no tener una medicina preventiva y mucho menos los esquemas de vacunación a los  que deben  incluirlos  a la hora de nacer.

Y es que no solo ellos realizan estos trabajos, también está la prostitución de menores, niñas y niños de 14 años en adelante que acceden a pararse  en las esquinas de la ciudad, las carreteras, ejemplo ‘las Tocas Llantas’ de la Troncal de Oriente  para medio vivir el día a día.

Aunque muchos quisiéramos   colaborar, no hay  poder humano para darles a todos, pueda que  sí el divino,   para a todos  llegue  el pan de cada día, dormir en  una cama tibia y con abrigo y el  ojo amoroso de un mayor para los niños de la calle.

En ese  diario vivir, muchas veces se duda de si hay que darle o no una moneda, o si se está frente de un dilema  de fe, bondad  de tener  que  asumir la responsabilidad que le corresponde al Estado, en ese problema ético y moral nos toca   permitir que limpien los parabrisas, y hasta ayudarnos a parquear los  carros.

Aunque muy inocente parezca la actitud de estos pequeños, ¿se le está haciendo un  favor o un daño?

¡Vamos, Animemos!, Vamos a reportar a las autoridades y entidades públicas a niños y niñas que encuentres en mala situación, hoy en día hay entidades que los guiarán y ayudarán a salir de su situación, si bien esto no ayudara que la situación de los niños cambie, pero por lo menos no estarás contribuyendo a las redes de tráfico de menores que no solo existe por aquí si no en todo el mundo.

Tenemos que dejar de ser ese tipo de personas que únicamente recogen información y se indignan con los problemas actuales que vivimos sin hacer algo para cambiar.

¿Será que habrá que volver a legislar en temas como la paternidad responsable y los controles natales ante la problemática que en vez de decrecer va en aumento?

Por: Silvia Camargo, María Blanca Cuello y Luis Valera