Por primera vez en 470 años los vallenatos no acudieron masivamente a la misa de santo Ecce Homo, el patrono del valle, pese a ello el Lunes Santo no dejó de ser un día grande porque desde sus casas, a través de los diferentes medios de comunicación y redes sociales, los creyentes siguieron la eucaristía que en esta oportunidad no fue presidida por monseñor Óscar José Vélez Isaza, sino por el padre Enrique Iceda, su avanzada edad lo obligó a abstenerse de presidir la misa mayor y en la tarde se dio la tradicional liturgia para darle paso al momento de la procesión, que esta vez tampoco pudo realizarse en las calles como es tradicional
El Covid-19 que afecta al mundo obligó a la Iglesia católica a suspender todos los actos litúrgicos en esta Semana Santa; sin embargo, la pandemia no fue motivo para no escuchar la palabra.
Hoy cuando vemos que se suspendió uno de los actos de mayor importancia y tradición para los vallenatos, deberíamos como comunidad responsable tomar ese ejemplo y quedarnos en casa, respetar las medidas dispuestas para preservar la vida y la salud. Acoger el aislamiento social, preventivo y obligatorio, impartido por el presidente de la República, Iván Duque; en el nivel departamental por el gobernador Luis Alberto Monsalvo y en lo local por el alcalde Mello Castro González.
Quedarse en casa en esta Semana Mayor que en otrora era motivo para acudir a las diferentes celebraciones preparadas por la iglesia, visitar diferentes templos, acudir a las procesiones; y para otros, menos devotos, era sinónimo de descanso en playas y sitios turísticos, pero hoy el coronavirus nos obliga a hacer un alto en el camino, un pare por el bien de todos los seres humanos para reducir las cargas virales y aplanar la curva de este peligroso virus que cada día cobra vidas no solo en Colombia, sino en países llamados ‘desarrollados’.
Es el momento de quedarnos en casa no para cumplir una medida, sino para protegernos a nosotros mismos, nuestras familias, la sociedad y la humanidad, tener confianza en nuestros mandatarios que, pese a la difícil situación, hoy se esmeran por llevar alimentos a los menos favorecidos, a esos que viven del día a día, quienes viven su propia tragedia.
No le agreguemos más problemas a la crítica situación que hoy se vive en el mundo, colaboremos y así como nos enseña Jesús crucificado: seamos obedientes, oremos y pidamos al santo Ecce Homo de Valledupar que se apiade de nosotros y podamos volver a la normalidad.
En esta Semana Santa y durante esta cuarentena pidamos también a nuestro patrono que continúe bendiciendo esta tierra y en especial a aquellos que han sido afectados por el coronavirus, que nos enseñe el valor de compartir, ser generosos con aquel que no tiene nada y que hoy no puede salir a trabajar, pero sobre todo que después de esta situación seamos mejores personas.