Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 30 abril, 2020

¿Seremos distintos? ¿Cambiaremos?

Encontrarse hoy con los amigos, por llamadas y demás redes tecnológicas, nos recuerda al iniciar el mes de enero donde muchos prometen realizar cosas aplazadas por años, como tocar guitarra, hablar inglés, visitar ciertos lugares y personas, descargar el espíritu de gente toxica,  bajar los kilos decembrinos, incluso dejar ciertos vicios como fumar, el billar, […]

Encontrarse hoy con los amigos, por llamadas y demás redes tecnológicas, nos recuerda al iniciar el mes de enero donde muchos prometen realizar cosas aplazadas por años, como tocar guitarra, hablar inglés, visitar ciertos lugares y personas, descargar el espíritu de gente toxica,  bajar los kilos decembrinos, incluso dejar ciertos vicios como fumar, el billar, la costumbre de jugar  loterías y chances, o cancelar ciertos amores amargos, que solo dejan eso, amargura.

Un librito  consultado, Siete teorías de la sociedad de Tom Campbell, nos muestra como el pensamiento social, económico, jurídico, psicológico e histórico de grandes pensadores, nos ponen a pruebas en cada etapa de la humanidad.

Desde Aristóteles con su teoría del hombre, nos dice que es impensable llevar la vida humana fuera de la sociedad, los individuos no pueden vivir en asilamiento completo y permanente, los hombres unos a otros se necesitan para sobrevivir. Con Aristóteles, los estudiantes de derecho en  Historias de las ideas políticas, comprendimos las tres formas “buenas” de sociedad civil, monarquía, aristocracia y politeia, que más tarde amplió su significado, luego se refería a las tres “malas” formas de sociedad, tiranía, oligarquía y democracia.

Adam Smith siempre defendió las cuatro etapas del hombre para su desarrollo, caza, pastoreo, agricultura y comercio, con él inició el concepto de la Mano invisible, que actúa, pero nunca la vemos, la sentimos. Marx con sus teorías sobre feudalismo y capitalismo y luego con las estructuras sociales y el trabajo, logró por algunas décadas desarrollar  sistemas de gobiernos que hoy casi desaparecieron por completo, quedan algunos vestigios ideológicos, pero igual a punto de olvidarse. Entra Weber con su concepción sobre la organización tradicional burocrático-racional-social y aún  psicólogos y sociólogos actuales no logran ponerse de acuerdo.

Otros pensadores como Hobbes, el mismo de la frase que el hombre es un lobo para el hombre, coincide con Smith, Durkheim y Marx, en que la mayor parte de las explicaciones sociológicas, implican enunciados sociales. Analizan el ejemplo: si se observa que dos tipos de acontecimientos suceden regularmente en cierto orden temporal y proximidad espacial, entonces existe una necesidad natural de unirnos en conjunción y explicar cómo al existir una necesidad natural, necesita de actores naturales para su solución. Esa es más o menos la idea. En las actuales circunstancias no deberíamos actuar cada uno peleando por su trapo, cualquiera sea la idea que tengas de partido. Hay que sacar entonces, ese humanismo interior que al final es lo que nos diferencia de los  otros animales, la racionalidad. Pero el hombre es y será un animal político y  ahí inicia la batalla.

Basta mirar la capital del país, para encontrar puyas entre la alcaldesa Claudia y el presidente Duque y sus equipos. No terminan de explicar la curva del virus, cuando miran los porcentajes de popularidad que sus acciones causan. Que Duque estaba bajo el 30 % y Claudia superaba el 60 %, ahora ambos están por encima del 70 % en mediciones, sin saber si alguna empresa especialista en esos temas, hace igualmente su feria  de sobrecostos como alcaldes y gobernadores regionales.

En Valledupar, una sola pregunta en rueda de prensa, sacó los viejos trapos sucios e hirientes de hace casi 50 años, ahora en jóvenes que pueden darnos mejores ejemplos. Ya ni  se puede alquilar balcón en estos días de encierro. Inicia la novela. Príncipes a la vista.

P.D. Hernando Mendoza Sánchez, un señor periodista, escritor, editor, profesor, cineasta y amigo leal, noble y bueno. Nos abandonó. De luto el periodismo de provincia.

Columnista
30 abril, 2020

¿Seremos distintos? ¿Cambiaremos?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Edgardo Mendoza Guerra

Encontrarse hoy con los amigos, por llamadas y demás redes tecnológicas, nos recuerda al iniciar el mes de enero donde muchos prometen realizar cosas aplazadas por años, como tocar guitarra, hablar inglés, visitar ciertos lugares y personas, descargar el espíritu de gente toxica,  bajar los kilos decembrinos, incluso dejar ciertos vicios como fumar, el billar, […]


Encontrarse hoy con los amigos, por llamadas y demás redes tecnológicas, nos recuerda al iniciar el mes de enero donde muchos prometen realizar cosas aplazadas por años, como tocar guitarra, hablar inglés, visitar ciertos lugares y personas, descargar el espíritu de gente toxica,  bajar los kilos decembrinos, incluso dejar ciertos vicios como fumar, el billar, la costumbre de jugar  loterías y chances, o cancelar ciertos amores amargos, que solo dejan eso, amargura.

Un librito  consultado, Siete teorías de la sociedad de Tom Campbell, nos muestra como el pensamiento social, económico, jurídico, psicológico e histórico de grandes pensadores, nos ponen a pruebas en cada etapa de la humanidad.

Desde Aristóteles con su teoría del hombre, nos dice que es impensable llevar la vida humana fuera de la sociedad, los individuos no pueden vivir en asilamiento completo y permanente, los hombres unos a otros se necesitan para sobrevivir. Con Aristóteles, los estudiantes de derecho en  Historias de las ideas políticas, comprendimos las tres formas “buenas” de sociedad civil, monarquía, aristocracia y politeia, que más tarde amplió su significado, luego se refería a las tres “malas” formas de sociedad, tiranía, oligarquía y democracia.

Adam Smith siempre defendió las cuatro etapas del hombre para su desarrollo, caza, pastoreo, agricultura y comercio, con él inició el concepto de la Mano invisible, que actúa, pero nunca la vemos, la sentimos. Marx con sus teorías sobre feudalismo y capitalismo y luego con las estructuras sociales y el trabajo, logró por algunas décadas desarrollar  sistemas de gobiernos que hoy casi desaparecieron por completo, quedan algunos vestigios ideológicos, pero igual a punto de olvidarse. Entra Weber con su concepción sobre la organización tradicional burocrático-racional-social y aún  psicólogos y sociólogos actuales no logran ponerse de acuerdo.

Otros pensadores como Hobbes, el mismo de la frase que el hombre es un lobo para el hombre, coincide con Smith, Durkheim y Marx, en que la mayor parte de las explicaciones sociológicas, implican enunciados sociales. Analizan el ejemplo: si se observa que dos tipos de acontecimientos suceden regularmente en cierto orden temporal y proximidad espacial, entonces existe una necesidad natural de unirnos en conjunción y explicar cómo al existir una necesidad natural, necesita de actores naturales para su solución. Esa es más o menos la idea. En las actuales circunstancias no deberíamos actuar cada uno peleando por su trapo, cualquiera sea la idea que tengas de partido. Hay que sacar entonces, ese humanismo interior que al final es lo que nos diferencia de los  otros animales, la racionalidad. Pero el hombre es y será un animal político y  ahí inicia la batalla.

Basta mirar la capital del país, para encontrar puyas entre la alcaldesa Claudia y el presidente Duque y sus equipos. No terminan de explicar la curva del virus, cuando miran los porcentajes de popularidad que sus acciones causan. Que Duque estaba bajo el 30 % y Claudia superaba el 60 %, ahora ambos están por encima del 70 % en mediciones, sin saber si alguna empresa especialista en esos temas, hace igualmente su feria  de sobrecostos como alcaldes y gobernadores regionales.

En Valledupar, una sola pregunta en rueda de prensa, sacó los viejos trapos sucios e hirientes de hace casi 50 años, ahora en jóvenes que pueden darnos mejores ejemplos. Ya ni  se puede alquilar balcón en estos días de encierro. Inicia la novela. Príncipes a la vista.

P.D. Hernando Mendoza Sánchez, un señor periodista, escritor, editor, profesor, cineasta y amigo leal, noble y bueno. Nos abandonó. De luto el periodismo de provincia.