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Seis años de trabajo y solo tiene 12

/Joaquín Ramírez Así como Pedro, en Valledupar se observan a muchos niños laborando en diferentes partes de la ciudad sin control por parte de las autoridades.

Sus manos son tan ágiles como sus pies. Mientras con una recibe propina, con la otra hace señal de espera al conductor de un vehículo que se estaciona sobre la carrera 7ª, entre calles 18 y 19. Se dirige hacia donde el hombre del volante, lo recibe con una grata sonrisa y un golpe amistoso, al parecer, es uno de sus clientes antiguos.

Este moreno de ojos negros, mirada saltona y de contextura gruesa, gira su cabeza y corre al observar que uno de los carros retrocede, de inmediato hace la señal de pare hacia los automóviles que transitan por el lugar para que su usuario logre salir sin inconvenientes del sector de La Galería Popular de Valledupar. Luego se acerca a la ventana del conductor, estira su mano y recibe unas cuantas monedas.

Sin mirar cuánto es la suma de todo, el perspicaz cuidador de carros se las lleva al bolsillo derecho de su cómoda bermuda estilo camuflaje, que no entona muy bien con su camisilla estampada y sus chanclas negras un poco trajinadas, pero lo hacen ver cómodo, sobre todo a esa hora: 12:05 minutos del día, donde el ardiente sol lo hace sudar, pero a él no le parece importar, o sí, pero no puede hacer nada más que trabajar, dice que lo hace con gusto y se le nota.

Esta persona, que en esta ocasión llamaremos Pedro* no le niega a sus vecinos del sector los favores, dice que ellos le han aportado en su crecimiento, le dan comida y ropa ante su sencillez y cariño, ese que ofrece a todo el mundo, hasta aquellos ‘vivos’ conductores que se van sin pagar, no dice nada, solo alza sus hombros de manera simultánea como un gesto de que no hay problema, pero si los vuelve a ver los recibe con ese enérgico ánimo y con palabras como: ¡Hey, ve que me debes!

Y aunque, al parecer, Pedro, de poca estatura, no esté haciendo nada malo con su actividad, su edad es un factor de impedimento, tiene 12 años y desde los 6 realiza este tipo de labores. El Código de la Infancia y Adolescencia (Ley 1098 de 2006) establece, en su artículo 20, que los niños, niñas y adolescentes serán protegidos contra el trabajo, que por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo es probable que pueda afectar la salud, la integridad y la inseguridad o impedir el derecho a la educación.

Pedro no estudia, dice que llegó a 3° de primaria. “Mi mamá quiere que estudie y yo quiero ir a la escuela, pero el otro año, porque aún recolecto dinero para comprarle ropa a mi hermanita menor (de 5 años)”, dijo en medio de una sonrisa desbordada y una mirada profunda que lo hacían ver radiante pese a sus cuatro horas trabajando.

Diariamente llega a ese sitio a las 8:00 de la mañana y retorna a su humilde vivienda ubicada en el sector de Pescaito, conocido como zona roja de la capital del Cesar, a las 7:00 de la noche. Se moviliza en bicicleta de otro de los amigos y compañeros de trabajo menores de edad.

En medio de su ajetreada labor llegó hasta donde estábamos (junto con el colega de reportería gráfica), le preguntamos sobre su familia y respondió: “Mi papá vive en Bogotá, es paisa y comerciante, desde allá me manda plata, dice que si me pasa algo él se muere. Mi mamá trabaja en casa de familia y mi hermano trabaja lo mismo que yo, tiene 15 años, él fuma (marihuana) y yo lo amenazo con decirle a mi mamá, eso no me gusta”.

El menor con autoridad de hombre de casa, diariamente gana entre 30 y 40 mil pesos, se los da a su mamá o si no los guarda en una de sus dos alcancías que dice que no abrirá hasta diciembre para los detalles de la casa y regalos para sus hermanos.

Pedro quiere ser policía, muy cerca de sus pies ha visto morir amigos en el sector de El Pescaito y aunque a su mamá no le gusta que él trabaje, dice: “Yo lo hago porque me gusta, nadie me obliga, quiero un mejor futuro para mi familia”.

Sin embargo, Pedro no es consciente de lo que dice, según el artículo 7 del Código de Infancia y Adolescencia establece que los niños, niñas y adolescentes deben tener una protección integral en el reconocimientos como sujetos de derechos, la garantía y el cumplimiento de los mismos, la prevención de su amenaza o vulneración y la seguridad de su restablecimiento inmediato en desarrollo del principio del interés superior.

No obstante, en Valledupar se siguen observando a menores trabajando, pese a la Oficina de Gestión Social indicara a este medio, según publicación de informe del 4 de junio de 2015, que el Municipio tenía una reducción en esta eventualidad.

El jefe de la oficina, Edilberto Cudriz, manifestó que en el 2012 el porcentaje de trabajo infantil era de un 10.4 %, cifra que se redujo en 2013 en un 5,5 %, y se esperaba el reporte del Departamento Nacional de Planeación, DNP, que indicará la reducción en este 2015.

Pedro trabaja a pocos metros de un CAI de Policía, sin embargo, nadie le dice nada por lo que hace pese a ser esto ilegal.

Por Merlin Duarte García/El Pilón
merlin.duarte@elpilon.com.co

 

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