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Editorial - 13 octubre, 2018

Se aproxima la hora de la verdad

En un país cargado de víctimas y victimarios, como el nuestro, la verdad es tan subjetiva como las causas del conflicto armado que nos ha azotado a la largo de la historia. Sin embargo, la verdad es siempre necesaria como auténtico camino hacia la justicia completa y hace parte de la reparación que reclaman las […]

En un país cargado de víctimas y victimarios, como el nuestro, la verdad es tan subjetiva como las causas del conflicto armado que nos ha azotado a la largo de la historia. Sin embargo, la verdad es siempre necesaria como auténtico camino hacia la justicia completa y hace parte de la reparación que reclaman las víctimas.

Aunque hay muchos criminales condenados, encerrados en las prisiones, no necesariamente hay verdad sobre los hechos que cometieron. Paradójicamente, hay otros casos con verdad sobre los crímenes, pero no hay justicia por parte de las entidades del Estado y este problema se concibe como impunidad.

Entonces, ¿de qué sirve la verdad si no hay justicia y la justicia si no hay verdad? Es un interrogante en el que a partir del próximo mes empezará a trabajar la Comisión de la Verdad con 10 sedes en todo el país, de las cuales habrá una en Valledupar. Recordemos que la Comisión de la Verdad es una institución de rango institucional, extrajudicial e independiente del gobierno, creada en virtud del acuerdo del gobierno colombiano con las Farc.

Es institución que tiene tres años de trabajo, a partir del 28 de noviembre, y al culminar ese plazo tendrá un informe final en el que esperamos se cuente la verdad que no salido a la luz en los estrados judiciales ordinarios, ni en los de Justicia y Paz (ley 975 de 2015) con los paramilitares. El mando de la Comisión de la Verdad es identificar y comprender los hechos de violencia más graves cometidos en el contexto del conflicto armado interno, los impactos devastadores de la guerra, los factores que facilitaron el origen y la persistencia del conflicto, y por su supuesto identificar y comprender el surgimiento de procesos ejemplares de resistencia y fortalecimiento del tejido social.

Es importante que la gente sepa que la Comisión no juzga ni impone penas. Sin embargo, trabajará de manera coordinada con la JEP y con la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, como parte del Sistema Integral de Verdad, Justicia y Reparación.

La puesta en marcha de esta institución es una buena noticia para departamentos como el Cesar, donde hay más de 400 mil víctimas, tanto de la violencia guerrillera, como paramilitar y de las mismas fuerzas armadas del Estado. Es una buena noticia para Valledupar, donde el conflicto tiene particularidades como haber sido la cuna de grandes actores antagónicos del conflicto, como Simón Trinidad y Jorge 40.

Esperamos que esta sea la mejor herramienta para dejarles a las nuevas generaciones información precisa de lo que pasó en la guerra y encontrar explicaciones a la complejidad de la misma para aprender otra maneja de resolver las diferencias políticas, sin herirse ni matarse.

Editorial
13 octubre, 2018

Se aproxima la hora de la verdad

En un país cargado de víctimas y victimarios, como el nuestro, la verdad es tan subjetiva como las causas del conflicto armado que nos ha azotado a la largo de la historia. Sin embargo, la verdad es siempre necesaria como auténtico camino hacia la justicia completa y hace parte de la reparación que reclaman las […]


En un país cargado de víctimas y victimarios, como el nuestro, la verdad es tan subjetiva como las causas del conflicto armado que nos ha azotado a la largo de la historia. Sin embargo, la verdad es siempre necesaria como auténtico camino hacia la justicia completa y hace parte de la reparación que reclaman las víctimas.

Aunque hay muchos criminales condenados, encerrados en las prisiones, no necesariamente hay verdad sobre los hechos que cometieron. Paradójicamente, hay otros casos con verdad sobre los crímenes, pero no hay justicia por parte de las entidades del Estado y este problema se concibe como impunidad.

Entonces, ¿de qué sirve la verdad si no hay justicia y la justicia si no hay verdad? Es un interrogante en el que a partir del próximo mes empezará a trabajar la Comisión de la Verdad con 10 sedes en todo el país, de las cuales habrá una en Valledupar. Recordemos que la Comisión de la Verdad es una institución de rango institucional, extrajudicial e independiente del gobierno, creada en virtud del acuerdo del gobierno colombiano con las Farc.

Es institución que tiene tres años de trabajo, a partir del 28 de noviembre, y al culminar ese plazo tendrá un informe final en el que esperamos se cuente la verdad que no salido a la luz en los estrados judiciales ordinarios, ni en los de Justicia y Paz (ley 975 de 2015) con los paramilitares. El mando de la Comisión de la Verdad es identificar y comprender los hechos de violencia más graves cometidos en el contexto del conflicto armado interno, los impactos devastadores de la guerra, los factores que facilitaron el origen y la persistencia del conflicto, y por su supuesto identificar y comprender el surgimiento de procesos ejemplares de resistencia y fortalecimiento del tejido social.

Es importante que la gente sepa que la Comisión no juzga ni impone penas. Sin embargo, trabajará de manera coordinada con la JEP y con la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, como parte del Sistema Integral de Verdad, Justicia y Reparación.

La puesta en marcha de esta institución es una buena noticia para departamentos como el Cesar, donde hay más de 400 mil víctimas, tanto de la violencia guerrillera, como paramilitar y de las mismas fuerzas armadas del Estado. Es una buena noticia para Valledupar, donde el conflicto tiene particularidades como haber sido la cuna de grandes actores antagónicos del conflicto, como Simón Trinidad y Jorge 40.

Esperamos que esta sea la mejor herramienta para dejarles a las nuevas generaciones información precisa de lo que pasó en la guerra y encontrar explicaciones a la complejidad de la misma para aprender otra maneja de resolver las diferencias políticas, sin herirse ni matarse.