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Editorial - 17 diciembre, 2018

Ruta nublada en el Cesar

Pese a la reciente inauguración de la variante Pueblo Nuevo, que conecta al municipio de Bosconia, Cesar, con El Difícil, Magdalena, habilitando 35 kilómetros de doble calzada, no se puede tratar de tapar el sol con una mano. El proyecto de la Ruta del Sol, la obra de infraestructura vial más importante del país, está […]

Pese a la reciente inauguración de la variante Pueblo Nuevo, que conecta al municipio de Bosconia, Cesar, con El Difícil, Magdalena, habilitando 35 kilómetros de doble calzada, no se puede tratar de tapar el sol con una mano. El proyecto de la Ruta del Sol, la obra de infraestructura vial más importante del país, está rezagado con tramos inconclusos y miles de millones despilfarrados con el escándalo de corrupción más grande en la historia del país, por cuenta de la multinacional Odebrecht.

Los sectores dos y tres de la Ruta del Sol, con 426 kilómetros en el Cesar, que conectan al interior país con el Caribe colombiano, hoy son una colcha de retazos por cuenta del desarrollo intermitente de las obras que se pierden en medio de la maleza; solo en pequeños tramos se cuenta con la autopista que se planteó en el proyecto que fue planeado hace más de 30 años y su panorama todavía está nublado.

Hay gran preocupación por el bajo nivel de ejecución, suspensión y deterioro de las obras viales y civiles en el sector tres, donde está la mayoría de maquinaria paralizada, pero el cobro en los peajes sí se mantiene. En esta zona el impacto económico alcanzó a desestabilizar las finanzas de pobladores de municipios como Bosconia, donde los proveedores de bienes y servicios afrontan una crisis económica por el incumplimiento en los pagos por parte de la concesión, aunque ese aspecto se ha ido superando paulatinamente.

Por todo lo anterior, consideramos muy conveniente que en días pasados los nuevos congresistas del Cesar (José Alfredo Gnecco, Didier Lobo, Eloy Quintero, Eliécer Salazar, Alfredo Cuello y Cristian Moreno) y el gobernador Francisco Ovalle Angarita se unieran en una sola voz para solicitar al Ministerio de Transporte y a la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, una solución para que se concluyan las obras de la Ruta del Sol en los dos tramos localizados en territorio cesarense.

Nos unimos a ese requerimiento a la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, y al presidente de la ANI, Louis Francois Kleyn López, porque como los congresistas consideramos que deben mejorarse las precarias condiciones en la vía para que haya más seguridad para los usuarios, por cuanto se continúa presentando un número significativo de accidentes en este sector, con pérdidas irreparables de vidas.

Como si no fueran suficientes problemas, tampoco cesa la resistencia de las comunidades que viven de las ventas ambulantes en la carretera, que desaparecerán con la construcción de las variantes en las diferentes poblaciones. Así las cosas, debe organizarse una agenda entre dirigencia política y comunidad para incluir en ella al Gobierno y exigir que se cumpla con el anhelo de recortar los largos trayectos terrestres con una infraestructura vial moderna.

Mientras siga eclipsada la Ruta del Sol, el panorama no será claro para el desarrollo económico que impulsan los gremios del transporte, agropecuario y turismo.

Editorial
17 diciembre, 2018

Ruta nublada en el Cesar

Pese a la reciente inauguración de la variante Pueblo Nuevo, que conecta al municipio de Bosconia, Cesar, con El Difícil, Magdalena, habilitando 35 kilómetros de doble calzada, no se puede tratar de tapar el sol con una mano. El proyecto de la Ruta del Sol, la obra de infraestructura vial más importante del país, está […]


Pese a la reciente inauguración de la variante Pueblo Nuevo, que conecta al municipio de Bosconia, Cesar, con El Difícil, Magdalena, habilitando 35 kilómetros de doble calzada, no se puede tratar de tapar el sol con una mano. El proyecto de la Ruta del Sol, la obra de infraestructura vial más importante del país, está rezagado con tramos inconclusos y miles de millones despilfarrados con el escándalo de corrupción más grande en la historia del país, por cuenta de la multinacional Odebrecht.

Los sectores dos y tres de la Ruta del Sol, con 426 kilómetros en el Cesar, que conectan al interior país con el Caribe colombiano, hoy son una colcha de retazos por cuenta del desarrollo intermitente de las obras que se pierden en medio de la maleza; solo en pequeños tramos se cuenta con la autopista que se planteó en el proyecto que fue planeado hace más de 30 años y su panorama todavía está nublado.

Hay gran preocupación por el bajo nivel de ejecución, suspensión y deterioro de las obras viales y civiles en el sector tres, donde está la mayoría de maquinaria paralizada, pero el cobro en los peajes sí se mantiene. En esta zona el impacto económico alcanzó a desestabilizar las finanzas de pobladores de municipios como Bosconia, donde los proveedores de bienes y servicios afrontan una crisis económica por el incumplimiento en los pagos por parte de la concesión, aunque ese aspecto se ha ido superando paulatinamente.

Por todo lo anterior, consideramos muy conveniente que en días pasados los nuevos congresistas del Cesar (José Alfredo Gnecco, Didier Lobo, Eloy Quintero, Eliécer Salazar, Alfredo Cuello y Cristian Moreno) y el gobernador Francisco Ovalle Angarita se unieran en una sola voz para solicitar al Ministerio de Transporte y a la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, una solución para que se concluyan las obras de la Ruta del Sol en los dos tramos localizados en territorio cesarense.

Nos unimos a ese requerimiento a la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, y al presidente de la ANI, Louis Francois Kleyn López, porque como los congresistas consideramos que deben mejorarse las precarias condiciones en la vía para que haya más seguridad para los usuarios, por cuanto se continúa presentando un número significativo de accidentes en este sector, con pérdidas irreparables de vidas.

Como si no fueran suficientes problemas, tampoco cesa la resistencia de las comunidades que viven de las ventas ambulantes en la carretera, que desaparecerán con la construcción de las variantes en las diferentes poblaciones. Así las cosas, debe organizarse una agenda entre dirigencia política y comunidad para incluir en ella al Gobierno y exigir que se cumpla con el anhelo de recortar los largos trayectos terrestres con una infraestructura vial moderna.

Mientras siga eclipsada la Ruta del Sol, el panorama no será claro para el desarrollo económico que impulsan los gremios del transporte, agropecuario y turismo.