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Columnista - 10 noviembre, 2019

Rita Fernández Padilla

Rita Fernández Padilla llega desde Santa Marta, cantando muestra sus cartas que nos causan maravilla. Intensamente aquí brilla el edén de su poesía: senderos de epifanía de cristalina fragancia y un espejo de su infancia en el mar de sinfonía. II Llega con su acordeón en una noche de abril, con su estampa juvenil nos […]

        I

Rita Fernández Padilla
llega desde Santa Marta,
cantando muestra sus cartas
que nos causan maravilla.
Intensamente aquí brilla
el edén de su poesía:
senderos de epifanía
de cristalina fragancia
y un espejo de su infancia
en el mar de sinfonía.
II
Llega con su acordeón
en una noche de abril,
con su estampa juvenil
nos conquista el corazón.
Su romántica canción
de amor era una plegaria,
florecieron trinitarias
en todo Valledupar,
como una diosa del mar
vino la Universitaria.

            III

Con su dulce concertina
y su voz en esplendores,
las acuarelas de amores
son romanzas peregrinas.
Un romance en la colina
con sus canciones sentidas
borra las sombras perdidas,
y nos dona en su cantar
el Himno a Valledupar
que la gente nunca olvida.
IV
Rita es la primera mujer
que es de Sayco presidente,
una elección excelente
de honores en rosicler.
La pureza de su ser
es cenit en primavera,
un destello de quimera
se dibuja en su mirada:
el azul de La Nevada
y la luna patillalera.

Columnista
10 noviembre, 2019

Rita Fernández Padilla

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Rita Fernández Padilla llega desde Santa Marta, cantando muestra sus cartas que nos causan maravilla. Intensamente aquí brilla el edén de su poesía: senderos de epifanía de cristalina fragancia y un espejo de su infancia en el mar de sinfonía. II Llega con su acordeón en una noche de abril, con su estampa juvenil nos […]


        I

Rita Fernández Padilla
llega desde Santa Marta,
cantando muestra sus cartas
que nos causan maravilla.
Intensamente aquí brilla
el edén de su poesía:
senderos de epifanía
de cristalina fragancia
y un espejo de su infancia
en el mar de sinfonía.
II
Llega con su acordeón
en una noche de abril,
con su estampa juvenil
nos conquista el corazón.
Su romántica canción
de amor era una plegaria,
florecieron trinitarias
en todo Valledupar,
como una diosa del mar
vino la Universitaria.

            III

Con su dulce concertina
y su voz en esplendores,
las acuarelas de amores
son romanzas peregrinas.
Un romance en la colina
con sus canciones sentidas
borra las sombras perdidas,
y nos dona en su cantar
el Himno a Valledupar
que la gente nunca olvida.
IV
Rita es la primera mujer
que es de Sayco presidente,
una elección excelente
de honores en rosicler.
La pureza de su ser
es cenit en primavera,
un destello de quimera
se dibuja en su mirada:
el azul de La Nevada
y la luna patillalera.