La directora del ICBF, Cristina Plazas, declaró en la radio que el motivo por el cual pedí su renuncia, la semana pasada, es que el instituto por ella dirigido no ha firmado contratos en los últimos meses con la Fundación Lucerito, de la que soy cofundadora.
Es cierto que hace once años fui una de las 120 personas agrupadas para crear esta entidad sin ánimo de lucro, con el objetivo de auxiliar a niños y jóvenes víctimas de violencia sexual, pero desde hace más de diez años no hago parte de su junta directiva, ni tengo vínculo alguno con la entidad. Sin embargo, he seguido los pasos de Lucerito y, con complacencia, he sido testigo de cómo durante todos estos años, la fundación ha cumplido a cabalidad con su finalidad, apoyando la recuperación de 5.890 menores. Por ello, me indignó enterarme de que, en diciembre pasado, 150 menores, que estaban siendo atendidos por la institución, en el Quindío, quedaron sin ninguna protección o apoyo por parte del ICBF.
La desatención a estos niños vulnerables, y no la adjudicación alguna de contratos a la Fundación Lucerito, es lo que he reprochado públicamente a Cristina Plazas.
Plazas olvidó mencionar que esta muestra de negligencia no es la razón principal por la que he pedido su renuncia. Valga la pena hacer un veloz repaso de los motivos que he expuesto, desde hace meses, en columnas de opinión y en audiencias y debates de control político:
1. Cristina Plazas ha faltado a su función de rendir cuentas ante el Congreso.
2. Bajo la dirección de Plazas, se han incumplido los acuerdos gubernamentales pactados con las madres comunitarias, relacionados con contratos, salarios y prestaciones sociales.
3. Han sido múltiples las investigaciones existentes contra el ICBF de Plazas y contra los adjudicatarios del mismo, por reiteraciones en prevaricato, peculado, interés indebido en la celebración de contratos y celebración de contratos sin formalidades.
4. Plazas no ha establecido una política pública eficaz, de alertas tempranas o de prevención, en cuanto a salud sexual y reproductiva de menores.
5. Plazas no ha puesto en operación los mecanismos necesarios para evitar el maltrato infantil y el abuso sexual a menores, cuya estadística ha aumentado preocupantemente durante su administración.
6. A causa de una mala implementación de procedimientos por parte del ICBF, las adopciones, en los últimos cinco años, se han reducido en un 62%.
7. El ICBF de Cristina Plazas no está brindando a nuestros niños condiciones que garanticen su derecho a la alimentación. La grave situación de inseguridad alimentaria está causando frecuentes escándalos de muertes por desnutrición en La Guajira. Esta situación se repite en Chocó, Guainía, Vaupés, Vichada, Santander y Huila, entre otros departamentos.
8. Plazas incumplió con su deber de tener lista, para el 2014, la encuesta quinquenal de Situación Nutricional, la ENSIN, insumo básico para verificar avances y proponer acciones en seguridad alimentaria en el país.
Cristina Plazas no puede desviar la atención de la opinión pública, ni buscar crear escándalos o mantos de dudas donde no puede haberlos. Lo único cierto es que la dirección del ICBF le quedó grande y que esto ha afectado a los cientos de miles de menores y familias que deberían recibir atención integral de esa entidad.
Reto a Cristina Plazas a que declare, bajo la gravedad del juramento, si he pedido contratos o puestos en el ICBF.
Que respete y que responda con logros y con argumentos, no con mentiras.