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Columnista - 5 mayo, 2016

R-8 un talento que merece otro lugar

Pasó el Festival Vallenato, exitoso y ordenado. Valledupar mostró su cara amable a los miles de visitantes. Pero muchos taxistas se excedieron y a eso hay que ponerle tatequieto rápido. También se demostró que cuando se controla drásticamente el mototaxismo la ciudad es otra. Los escenarios y eventos estuvieron llenos y los hubo para todos […]

Pasó el Festival Vallenato, exitoso y ordenado. Valledupar mostró su cara amable a los miles de visitantes. Pero muchos taxistas se excedieron y a eso hay que ponerle tatequieto rápido. También se demostró que cuando se controla drásticamente el mototaxismo la ciudad es otra.

Los escenarios y eventos estuvieron llenos y los hubo para todos los gustos y sabores. Entre estos escenarios, me gustó la noche de bohemia que se realizó con los compositores en Rio Luna. Desde luego, ese tipo de espectáculo tiene una afición ideal y mayores de 35 años. Ese espectáculo no es para jóvenes que nada más escuchan el firi firi y les fascina el brincoleo de los artistas de la nueva ola, pero de verdadera cultura de la música vallenata como tal, junto con su semántica, lírica y metáforas brillantes muy poca.

En esa noche de bohemia se presentaron Alvaro Cabas con una buena interpretación de sus composiciones que hacen parte de la pura cepa del vallenato. Fernando Meneses y su romanticismo que hizo famoso al Binomio de Oro. Gustavo Gutiérrez, ya muy conocido por sus presentaciones, pero que ya se debe revisar, se le notó el cansancio, lo mismo que Aurelio Núñez llegó afónico, producto del exceso de trabajo. Adolfo Pacheco hizo su habitual presentación y así sucesivamente fueron apareciendo Roberto Calderón y ‘El Pitufo’ Valbuena. Estuve hasta el amanecer cuando llegó ‘El Chiche’ Maestre, que por la hora y el ajetreo armó un mosaico de sus canciones.

Para los asistentes, especialmente para los foráneos, el acordeonero y compositor Rolando Ochoa –R8-, como se le conoce en el medio de los jóvenes, hizo la mejor presentación de la noche. Llegó puntual, con humildad, paciencia y sin afán puso a cantar y bailar a todos los asistentes, tocando magistralmente su acordeón y cantando las composiciones del extraordinario Calixto Ochoa, su padre, y de paso recordando los sucesos que permitieron esas composiciones.

Pero R8 es un joven talentoso que no tiene por qué andar bajo la sombra de otros artistas que prácticamente no le aportan nada, es él el que hace los aportes musicales. El cantante nueva-olero es el que le está haciendo perder la esencia a la música tradicional vallenata. Porque para ser cantante de la nueva ola hay que tener un acordeonero que tenga firi firi y pitadera, pero R8 está lejos de eso. Es más, ya el cantante se dedica a devolver los saludos prepagos a la lata y a brincar como loco en una tarima, mientras el acordeonero se pierde en el malabarismo y gritería del cantante. Algunos ya quieren imitar a Carlos Vives, pero están muy lejos, porque el samario guarda mucho respeto por el auténtico vallenato. Rolando Ochoa se merece otro mejor lugar, tiene talento y casta.

El comercio musical es el que está destruyendo la esencia de la música vallenata, por eso es que la Unesco trata de conservarla. La música vallenata tiene dos elementos esenciales: la interpretación cadenciosa y armónica con el acordeón que abre cada verso de la canción y la entonación precisa en versos claros con sentido y coherencia. Hoy eso ya no se oye y casi todas las canciones comienzan iguales. Aquí si cabe el dicho que dice “todo pasado fue mejor” y lo mejor en música vallenata es la vieja. Dejo constancia, no conozco a R8 ni él me conoce.

Columnista
5 mayo, 2016

R-8 un talento que merece otro lugar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gonzalo E. Quiroz Martínez

Pasó el Festival Vallenato, exitoso y ordenado. Valledupar mostró su cara amable a los miles de visitantes. Pero muchos taxistas se excedieron y a eso hay que ponerle tatequieto rápido. También se demostró que cuando se controla drásticamente el mototaxismo la ciudad es otra. Los escenarios y eventos estuvieron llenos y los hubo para todos […]


Pasó el Festival Vallenato, exitoso y ordenado. Valledupar mostró su cara amable a los miles de visitantes. Pero muchos taxistas se excedieron y a eso hay que ponerle tatequieto rápido. También se demostró que cuando se controla drásticamente el mototaxismo la ciudad es otra.

Los escenarios y eventos estuvieron llenos y los hubo para todos los gustos y sabores. Entre estos escenarios, me gustó la noche de bohemia que se realizó con los compositores en Rio Luna. Desde luego, ese tipo de espectáculo tiene una afición ideal y mayores de 35 años. Ese espectáculo no es para jóvenes que nada más escuchan el firi firi y les fascina el brincoleo de los artistas de la nueva ola, pero de verdadera cultura de la música vallenata como tal, junto con su semántica, lírica y metáforas brillantes muy poca.

En esa noche de bohemia se presentaron Alvaro Cabas con una buena interpretación de sus composiciones que hacen parte de la pura cepa del vallenato. Fernando Meneses y su romanticismo que hizo famoso al Binomio de Oro. Gustavo Gutiérrez, ya muy conocido por sus presentaciones, pero que ya se debe revisar, se le notó el cansancio, lo mismo que Aurelio Núñez llegó afónico, producto del exceso de trabajo. Adolfo Pacheco hizo su habitual presentación y así sucesivamente fueron apareciendo Roberto Calderón y ‘El Pitufo’ Valbuena. Estuve hasta el amanecer cuando llegó ‘El Chiche’ Maestre, que por la hora y el ajetreo armó un mosaico de sus canciones.

Para los asistentes, especialmente para los foráneos, el acordeonero y compositor Rolando Ochoa –R8-, como se le conoce en el medio de los jóvenes, hizo la mejor presentación de la noche. Llegó puntual, con humildad, paciencia y sin afán puso a cantar y bailar a todos los asistentes, tocando magistralmente su acordeón y cantando las composiciones del extraordinario Calixto Ochoa, su padre, y de paso recordando los sucesos que permitieron esas composiciones.

Pero R8 es un joven talentoso que no tiene por qué andar bajo la sombra de otros artistas que prácticamente no le aportan nada, es él el que hace los aportes musicales. El cantante nueva-olero es el que le está haciendo perder la esencia a la música tradicional vallenata. Porque para ser cantante de la nueva ola hay que tener un acordeonero que tenga firi firi y pitadera, pero R8 está lejos de eso. Es más, ya el cantante se dedica a devolver los saludos prepagos a la lata y a brincar como loco en una tarima, mientras el acordeonero se pierde en el malabarismo y gritería del cantante. Algunos ya quieren imitar a Carlos Vives, pero están muy lejos, porque el samario guarda mucho respeto por el auténtico vallenato. Rolando Ochoa se merece otro mejor lugar, tiene talento y casta.

El comercio musical es el que está destruyendo la esencia de la música vallenata, por eso es que la Unesco trata de conservarla. La música vallenata tiene dos elementos esenciales: la interpretación cadenciosa y armónica con el acordeón que abre cada verso de la canción y la entonación precisa en versos claros con sentido y coherencia. Hoy eso ya no se oye y casi todas las canciones comienzan iguales. Aquí si cabe el dicho que dice “todo pasado fue mejor” y lo mejor en música vallenata es la vieja. Dejo constancia, no conozco a R8 ni él me conoce.