Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 14 junio, 2013

Que me reporten

Las bondades y beneficios que nos brinda el maravilloso teléfono celular comunicándonos con todos, con todas, en cualquier parte y a toda hora, tiene también su parte falseada y negativa, que ha venido acabando con nuestra intimidad y tranquilidad.

Por: Julio C. Oñate M.

Las bondades y beneficios que nos brinda el maravilloso teléfono celular comunicándonos con todos, con todas, en cualquier parte y a toda hora, tiene también su parte falseada y negativa, que ha venido acabando con nuestra intimidad y tranquilidad, ya que no existe un recoveco o escondijo sobre la faz de la tierra donde no nos localicen los latosos, cansones y uno que otro quebrao tirándonos un varillazo y peor aún el enjambre de vendedores que día y noche ofertan los mas insólitos productos, hasta la más traumática y detestable persecución de los que cobran por teléfono, cuando hemos tenido el infortunio de comprar algo a crédito o afiliarnos a alguno de los servicios que hoy nos ofrece la asombrosa tecnología.

En un principio los cobradores lo hacían en horarios de oficina y en tono amable,  nos recordaban el atraso en alguna factura, pero no se, en que mala hora quizás escucharon el disco “La Contra” de Leandro Diaz que advierte: “al pícaro de provincia, le conozco la jugada cóbrele de mañanita, pa que vea como le paga”, y en estos momentos este sistema de cobranzas es lo mas arbitrario e irrespetuoso a que nos han sometido una verdadera jauría de gente altanera y amenazante, hombres y mujeres, que desde las seis de la mañana comienzan a amedrentarnos echándonos a perder el rato.

Normalmente me considero y me consideran un buen pagador, a veces lo hago un poco atrasado, pero pago. Se que me critican por mis muchos defectos pero no por pícaro; por eso me molesta en extremo que preciso a la hora de la siesta, que siempre he practicado sin prescripción del psiquiatra, tenga que escuchar la extorsiva cantaleta que de manera tortuosa repiten varias veces.

Si por alguna circunstancia no contesto el teléfono, los muy bellacos llaman a mi esposa y han tenido hasta la desfachatez de marcar al número del vecino y preguntarle si yo ando de viaje o estoy incapacitado. La verdad es que cada vez son más insolentes y atrevidos.

Recientemente me llamó la cobradora de una compañía a quien compre un filtro para la cocina y me disparo de una vez: Señor Oñate, tiene una cuota vencida y si se le acumulan dos lo vamos a reportar a Datacredito, de inmediato y jubiloso le respondí: Señorita si eso es exactamente lo que yo quiero: Que me reporten! pa ´que no me vuelvan a fiá y así no tené que seguirle aguantando tanta jeringa a cobradoras tan impertinentes, detestables y arbitrarias como usted, y le advierto, si no me reportan los demando yo a ustedes por extorsión.

 

Columnista
14 junio, 2013

Que me reporten

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

Las bondades y beneficios que nos brinda el maravilloso teléfono celular comunicándonos con todos, con todas, en cualquier parte y a toda hora, tiene también su parte falseada y negativa, que ha venido acabando con nuestra intimidad y tranquilidad.


Por: Julio C. Oñate M.

Las bondades y beneficios que nos brinda el maravilloso teléfono celular comunicándonos con todos, con todas, en cualquier parte y a toda hora, tiene también su parte falseada y negativa, que ha venido acabando con nuestra intimidad y tranquilidad, ya que no existe un recoveco o escondijo sobre la faz de la tierra donde no nos localicen los latosos, cansones y uno que otro quebrao tirándonos un varillazo y peor aún el enjambre de vendedores que día y noche ofertan los mas insólitos productos, hasta la más traumática y detestable persecución de los que cobran por teléfono, cuando hemos tenido el infortunio de comprar algo a crédito o afiliarnos a alguno de los servicios que hoy nos ofrece la asombrosa tecnología.

En un principio los cobradores lo hacían en horarios de oficina y en tono amable,  nos recordaban el atraso en alguna factura, pero no se, en que mala hora quizás escucharon el disco “La Contra” de Leandro Diaz que advierte: “al pícaro de provincia, le conozco la jugada cóbrele de mañanita, pa que vea como le paga”, y en estos momentos este sistema de cobranzas es lo mas arbitrario e irrespetuoso a que nos han sometido una verdadera jauría de gente altanera y amenazante, hombres y mujeres, que desde las seis de la mañana comienzan a amedrentarnos echándonos a perder el rato.

Normalmente me considero y me consideran un buen pagador, a veces lo hago un poco atrasado, pero pago. Se que me critican por mis muchos defectos pero no por pícaro; por eso me molesta en extremo que preciso a la hora de la siesta, que siempre he practicado sin prescripción del psiquiatra, tenga que escuchar la extorsiva cantaleta que de manera tortuosa repiten varias veces.

Si por alguna circunstancia no contesto el teléfono, los muy bellacos llaman a mi esposa y han tenido hasta la desfachatez de marcar al número del vecino y preguntarle si yo ando de viaje o estoy incapacitado. La verdad es que cada vez son más insolentes y atrevidos.

Recientemente me llamó la cobradora de una compañía a quien compre un filtro para la cocina y me disparo de una vez: Señor Oñate, tiene una cuota vencida y si se le acumulan dos lo vamos a reportar a Datacredito, de inmediato y jubiloso le respondí: Señorita si eso es exactamente lo que yo quiero: Que me reporten! pa ´que no me vuelvan a fiá y así no tené que seguirle aguantando tanta jeringa a cobradoras tan impertinentes, detestables y arbitrarias como usted, y le advierto, si no me reportan los demando yo a ustedes por extorsión.