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Columnista - 14 abril, 2018

¿Qué le espera al próximo gobierno? (II)

En el artículo anterior comentaba que Colombia vive un proceso preelectoral muy polarizado, en materia de discursos y controversias. Pero, a la vez, tranquilo, si tenemos en cuenta que es la primera elección presidencial – en cincuenta años- sin el conflicto con las Farc, que era significativo y le representaba al país un gran esfuerzo […]

En el artículo anterior comentaba que Colombia vive un proceso preelectoral muy polarizado, en materia de discursos y controversias. Pero, a la vez, tranquilo, si tenemos en cuenta que es la primera elección presidencial – en cincuenta años- sin el conflicto con las Farc, que era significativo y le representaba al país un gran esfuerzo en recursos económicos, dedicación y sacrificio.

Y afirmaba que, a pesar de la tranquilidad en la coyuntura económica, hay nubarrones como los relacionados con el tema fiscal y pensional, entre otros frentes de la economía. Pero, adicionalmente, en el mediano plazo, otros de los retos del país, y en buena parte del próximo gobierno, son la inseguridad ciudadana, el narcotráfico, y la migración de venezolanos a Colombia. Como ya la estamos viviendo en Valledupar. Cada uno de estos temas requiere estrategias de fondo, recursos económicos y gente idónea.

Un tema que no da espera es la famosa y muy diagnosticada situación del sector salud. La Ley 100 fue un avance, se creció en cobertura, pero se ha deteriorado la atención oportuna en urgencias y otras áreas. Hay quienes dicen que el problema no es de plata, sino de carácter administrativo y mano dura frente a la corrupción y la posición oligopólica de algunos grupos. Hay intereses creados frente a este sector desde el mismo Congreso de la República.

Otro asunto de política social, pero también asociado al tema económico es el futuro de la educación, en general. Las políticas de los gobiernos de Uribe (I y II) y la de Santos (II), permitieron aumentar la cobertura, identificaron el problema de la calidad, pero hay asuntos pendientes en los temas de pertinencia con la economía y el futuro del país.

Volviendo al tema económico, a mediano plazo hay otros retos como la diversificación de su oferta exportable. Hay consenso en que nuestro futuro no puede ser el petróleo y el carbón; no solo por las razones ambientales por todos reconocidas, sino por la sencilla razón de que en petróleo tenemos apenas reservas probadas para siete u ocho años y en carbón por los cambios de los países industriales que cada vez menos usan menos ese mineral.

El país urge una nueva y efectiva política de reconversión industrial como lo ha sostenido y explicado la Asociación Nacional de Industriales en varias publicaciones. En materia de agricultura y ganadería pasa algo similar. Más allá de un gobierno u otro, no hemos podido estructurar una política agropecuaria de largo aliento que recupere la tasa de inversión del sector, que ayude a saldar la deuda social con el sector rural y nos permita una mayor seguridad alimentaria, utilizar nuestras tierras y recurso humano rural y aumentar sustancialmente nuestras exportaciones, como lo hicieron con éxito Argentina y Brasil. La superación del conflicto con las Farc es una oportunidad de oro en este sentido.

Se quedan entre el tintero otros temas, la lucha contra la corrupción, la reforma política, etc; pero, por hoy se nos acabó el espacio. El próximo gobierno y el nuevo Congreso, no tendrán luna de miel.

Columnista
14 abril, 2018

¿Qué le espera al próximo gobierno? (II)

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Alberto Maestre

En el artículo anterior comentaba que Colombia vive un proceso preelectoral muy polarizado, en materia de discursos y controversias. Pero, a la vez, tranquilo, si tenemos en cuenta que es la primera elección presidencial – en cincuenta años- sin el conflicto con las Farc, que era significativo y le representaba al país un gran esfuerzo […]


En el artículo anterior comentaba que Colombia vive un proceso preelectoral muy polarizado, en materia de discursos y controversias. Pero, a la vez, tranquilo, si tenemos en cuenta que es la primera elección presidencial – en cincuenta años- sin el conflicto con las Farc, que era significativo y le representaba al país un gran esfuerzo en recursos económicos, dedicación y sacrificio.

Y afirmaba que, a pesar de la tranquilidad en la coyuntura económica, hay nubarrones como los relacionados con el tema fiscal y pensional, entre otros frentes de la economía. Pero, adicionalmente, en el mediano plazo, otros de los retos del país, y en buena parte del próximo gobierno, son la inseguridad ciudadana, el narcotráfico, y la migración de venezolanos a Colombia. Como ya la estamos viviendo en Valledupar. Cada uno de estos temas requiere estrategias de fondo, recursos económicos y gente idónea.

Un tema que no da espera es la famosa y muy diagnosticada situación del sector salud. La Ley 100 fue un avance, se creció en cobertura, pero se ha deteriorado la atención oportuna en urgencias y otras áreas. Hay quienes dicen que el problema no es de plata, sino de carácter administrativo y mano dura frente a la corrupción y la posición oligopólica de algunos grupos. Hay intereses creados frente a este sector desde el mismo Congreso de la República.

Otro asunto de política social, pero también asociado al tema económico es el futuro de la educación, en general. Las políticas de los gobiernos de Uribe (I y II) y la de Santos (II), permitieron aumentar la cobertura, identificaron el problema de la calidad, pero hay asuntos pendientes en los temas de pertinencia con la economía y el futuro del país.

Volviendo al tema económico, a mediano plazo hay otros retos como la diversificación de su oferta exportable. Hay consenso en que nuestro futuro no puede ser el petróleo y el carbón; no solo por las razones ambientales por todos reconocidas, sino por la sencilla razón de que en petróleo tenemos apenas reservas probadas para siete u ocho años y en carbón por los cambios de los países industriales que cada vez menos usan menos ese mineral.

El país urge una nueva y efectiva política de reconversión industrial como lo ha sostenido y explicado la Asociación Nacional de Industriales en varias publicaciones. En materia de agricultura y ganadería pasa algo similar. Más allá de un gobierno u otro, no hemos podido estructurar una política agropecuaria de largo aliento que recupere la tasa de inversión del sector, que ayude a saldar la deuda social con el sector rural y nos permita una mayor seguridad alimentaria, utilizar nuestras tierras y recurso humano rural y aumentar sustancialmente nuestras exportaciones, como lo hicieron con éxito Argentina y Brasil. La superación del conflicto con las Farc es una oportunidad de oro en este sentido.

Se quedan entre el tintero otros temas, la lucha contra la corrupción, la reforma política, etc; pero, por hoy se nos acabó el espacio. El próximo gobierno y el nuevo Congreso, no tendrán luna de miel.