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Columnista - 10 enero, 2021

Que en el 2021, Dios nos libre de la malísima trinidad

Quiero empezar el año dirigiéndome a todos los ciudadanos, cumpliendo con el deber moral y político que tengo ante el pueblo del Cesar en mi condición de diputada declarada en oposición al gobierno departamental. Quiero en especial hablarle a los desempleados, especialmente jóvenes y mujeres, que son el rostro de las altas cifras del desempleo […]

Quiero empezar el año dirigiéndome a todos los ciudadanos, cumpliendo con el deber moral y político que tengo ante el pueblo del Cesar en mi condición de diputada declarada en oposición al gobierno departamental.

Quiero en especial hablarle a los desempleados, especialmente jóvenes y mujeres, que son el rostro de las altas cifras del desempleo de nuestro departamento; a los ciudadanos que quisieron y no pudieron conseguir oportunidad de acceso a la educación pública de calidad; le hablo a los miles de cesarenses habitantes de la zona rural para quienes se convierte en un gran desafío acceder a bienes y servicios públicos y se encuentran condenados al rezago y a la pobreza; a los gremios productivos que se enfrentan a la inseguridad que significa no contar con un territorio competitivo; a las madres y padres, que sufren la consecuencia de que sus hijos no tengan acceso a atención integral desde la primera infancia; a las víctimas de la violencia, de la discriminación, del abandono, y entre todas ellas también, a las víctimas de la corrupción, que al final de cuentas, somos todos.

Esta manifestación es un nuevo intento por evidenciar la realidad del lamentable escenario social y económico que se vive en nuestro territorio, y es también un nuevo llamado a la reacción a la ciudadanía que ha permitido la entronización de un liderazgo mediocre que arrastra al Cesar,  que irrespeta las instituciones, que vulnera nuestros derechos y que se apropia de nuestros recursos.

Lejos de hacer conjeturas o dar rienda suelta a opiniones sin fundamento, daré sustento a este manifiesto político, trayendo a análisis algunas cifras o indicadores de resultado, provenientes de fuentes oficiales y develadas con acierto en el reciente informe producido por Cesore ‘Para que nadie se quede atrás en el Departamento del Cesar’, que da cuenta de la gran deuda social de la cual son acreedores los cesarenses.

En Colombia, la probabilidad de que un joven acceda a la educación superior o universitaria es del 52,01 %. Hoy, un joven cesarense tiene en promedio solamente una posibilidad de 34,7 % de encontrar un cupo en la universidad. Lo anterior quiere decir que cerca del 70 % de los jóvenes de nuestro departamento se quedarán sin la posibilidad de transformar su realidad de vida a partir de la educación.

Varias son las causas de esta dificultad, pero necesario es mencionar que el 88,4 % de los estudiantes del Cesar terminan el bachillerato en instituciones educativas públicas, las cuales, según el Icfes, 8 de cada 10 están clasificadas con resultado deficiente según las pruebas Saber 11.  

De no poder acceder a la educación superior, la búsqueda de una alternativa laboral es imperativa. Pero lamentablemente la gran mayoría de estos jóvenes irán a engrosar las filas de desempleados que ubican al Cesar entre los cinco departamentos con mayor tasa de desempleo del país (15,9 %). 

SALUD Y NBI

La vergonzosa crisis de la red de hospitales públicos del Cesar da cuenta de la falta de pertinencia de las inversiones en este sector, que ha recibido el 12 % de los recursos de las regalías. Esa es una muy importante cifra, si se tiene en cuenta que entre 2012 y 2020, era del mandato Monsalvo Gnecco, el Sistema General de Regalías ha dejado más de 2,7 billones de pesos a los cesarenses.

Hospitales de Valledupar, Tamalameque, La Gloria, Chiriguaná, Pelaya, entre otros, se encuentran sumidos en la más profunda crisis financiera de su historia, con una red de transporte asistencial que funciona sin control; escasos, y mal dotados puestos de salud rurales; inexistencia de un plan de modernización hospitalaria; una seria debilidad institucional y la gran deuda del departamento con esa red pública, son solo algunos de los grandes males que aquejan el sector y que impiden que la población pueda acceder a servicios de salud de calidad.

Solo 7 de los 25 municipios del departamento del Cesar tienen un indicador de bajo riesgo en el consumo de agua potable. 17 municipios del Cesar no cuentan con agua potable y nueve de ellos, dentro de los cuales se encuentran algunos del eje minero (Bosconia, Chiriguaná, Astrea, El Paso, Manaure, Gonzales, Pailitas, Becerril, Gamarra) consumen agua que representa alto riesgo o son inviables sanitariamente para el consumo humano.

Con estos resultados, el departamento del Cesar, con todo y su riqueza natural, creativa, y minero energética, duplica el promedio nacional de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). El NBI de sus cabeceras municipales es el doble del promedio nacional. Como agravante, la población rural duplica los niveles de pobreza de la zona urbana: 36,4 % rural frente al 18,5 % urbano.  

Estos y otros asuntos estructuralmente relevantes como la indiscutible deficiencia del fisco del Cesar, que lo hace depender casi que absolutamente de los recursos de regalías;  el futuro finito de las regalías por cuenta del indiscutible declive del carbón como fuente para la generación de energía en el mundo; el deterioro de nuestros ecosistemas; la vergonzosa y triste ubicación de la Universidad Popular del Cesar en los últimos lugares del ranking nacional de calidad, deben ser y serán los asuntos que comprometan nuestro actuar en la Asamblea departamental durante este año 2021.

Esta manifestación es un llamado a la acción, que el 2021 no sea un año más por sumar al reinado del clan felón, sin que le apostemos como sociedad a promover las transformaciones que nuestro territorio necesita. La clase política que gobierna y ha gobernado al Cesar, no dará el primer paso para que estas transformaciones se den. En la próxima campaña al Congreso de la República veremos cómo para permanecer en el congreso o para llegar a él, a muchos no les importará acomodarse de segundones del clan antes que desafiarlos.

El primer paso debe provenir de una manifestación social, pacífica, por supuesto; ninguna forma de violencia es aceptable. Esa manifestación deberá representarse a través de una sociedad activa y digna, que hace y reclama control al poder. Clamo por ella y por movimientos estudiantiles y juveniles, por movimientos sociales y gremiales, por movimientos sindicales o de mujeres que hagan sentir su voz para debatir, cuestionar o proponer en los asuntos de interés público.

Clamo por una alternativa política seria y responsable, que sea capaz de enfrentar el escenario político sin pensar que la única alternativa de triunfo demanda la genuflexión al triunvirato del mal. Clamo por ayuda y acompañamiento a este propósito de dos diputados de la oposición que entendemos que representamos a miles de ciudadanos, pero que sin su acompañamiento diario podremos caer en el bajo impacto de nuestras proposiciones.

Para este 2021 ratifico mi compromiso con el Cesar, deseo para mis conciudadanos un bienaventurado año y clamo que por el bien del Cesar, Dios nos libre de la malísima trinidad.

Columnista
10 enero, 2021

Que en el 2021, Dios nos libre de la malísima trinidad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Claudia Margarita Zuleta Murgas

Quiero empezar el año dirigiéndome a todos los ciudadanos, cumpliendo con el deber moral y político que tengo ante el pueblo del Cesar en mi condición de diputada declarada en oposición al gobierno departamental. Quiero en especial hablarle a los desempleados, especialmente jóvenes y mujeres, que son el rostro de las altas cifras del desempleo […]


Quiero empezar el año dirigiéndome a todos los ciudadanos, cumpliendo con el deber moral y político que tengo ante el pueblo del Cesar en mi condición de diputada declarada en oposición al gobierno departamental.

Quiero en especial hablarle a los desempleados, especialmente jóvenes y mujeres, que son el rostro de las altas cifras del desempleo de nuestro departamento; a los ciudadanos que quisieron y no pudieron conseguir oportunidad de acceso a la educación pública de calidad; le hablo a los miles de cesarenses habitantes de la zona rural para quienes se convierte en un gran desafío acceder a bienes y servicios públicos y se encuentran condenados al rezago y a la pobreza; a los gremios productivos que se enfrentan a la inseguridad que significa no contar con un territorio competitivo; a las madres y padres, que sufren la consecuencia de que sus hijos no tengan acceso a atención integral desde la primera infancia; a las víctimas de la violencia, de la discriminación, del abandono, y entre todas ellas también, a las víctimas de la corrupción, que al final de cuentas, somos todos.

Esta manifestación es un nuevo intento por evidenciar la realidad del lamentable escenario social y económico que se vive en nuestro territorio, y es también un nuevo llamado a la reacción a la ciudadanía que ha permitido la entronización de un liderazgo mediocre que arrastra al Cesar,  que irrespeta las instituciones, que vulnera nuestros derechos y que se apropia de nuestros recursos.

Lejos de hacer conjeturas o dar rienda suelta a opiniones sin fundamento, daré sustento a este manifiesto político, trayendo a análisis algunas cifras o indicadores de resultado, provenientes de fuentes oficiales y develadas con acierto en el reciente informe producido por Cesore ‘Para que nadie se quede atrás en el Departamento del Cesar’, que da cuenta de la gran deuda social de la cual son acreedores los cesarenses.

En Colombia, la probabilidad de que un joven acceda a la educación superior o universitaria es del 52,01 %. Hoy, un joven cesarense tiene en promedio solamente una posibilidad de 34,7 % de encontrar un cupo en la universidad. Lo anterior quiere decir que cerca del 70 % de los jóvenes de nuestro departamento se quedarán sin la posibilidad de transformar su realidad de vida a partir de la educación.

Varias son las causas de esta dificultad, pero necesario es mencionar que el 88,4 % de los estudiantes del Cesar terminan el bachillerato en instituciones educativas públicas, las cuales, según el Icfes, 8 de cada 10 están clasificadas con resultado deficiente según las pruebas Saber 11.  

De no poder acceder a la educación superior, la búsqueda de una alternativa laboral es imperativa. Pero lamentablemente la gran mayoría de estos jóvenes irán a engrosar las filas de desempleados que ubican al Cesar entre los cinco departamentos con mayor tasa de desempleo del país (15,9 %). 

SALUD Y NBI

La vergonzosa crisis de la red de hospitales públicos del Cesar da cuenta de la falta de pertinencia de las inversiones en este sector, que ha recibido el 12 % de los recursos de las regalías. Esa es una muy importante cifra, si se tiene en cuenta que entre 2012 y 2020, era del mandato Monsalvo Gnecco, el Sistema General de Regalías ha dejado más de 2,7 billones de pesos a los cesarenses.

Hospitales de Valledupar, Tamalameque, La Gloria, Chiriguaná, Pelaya, entre otros, se encuentran sumidos en la más profunda crisis financiera de su historia, con una red de transporte asistencial que funciona sin control; escasos, y mal dotados puestos de salud rurales; inexistencia de un plan de modernización hospitalaria; una seria debilidad institucional y la gran deuda del departamento con esa red pública, son solo algunos de los grandes males que aquejan el sector y que impiden que la población pueda acceder a servicios de salud de calidad.

Solo 7 de los 25 municipios del departamento del Cesar tienen un indicador de bajo riesgo en el consumo de agua potable. 17 municipios del Cesar no cuentan con agua potable y nueve de ellos, dentro de los cuales se encuentran algunos del eje minero (Bosconia, Chiriguaná, Astrea, El Paso, Manaure, Gonzales, Pailitas, Becerril, Gamarra) consumen agua que representa alto riesgo o son inviables sanitariamente para el consumo humano.

Con estos resultados, el departamento del Cesar, con todo y su riqueza natural, creativa, y minero energética, duplica el promedio nacional de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). El NBI de sus cabeceras municipales es el doble del promedio nacional. Como agravante, la población rural duplica los niveles de pobreza de la zona urbana: 36,4 % rural frente al 18,5 % urbano.  

Estos y otros asuntos estructuralmente relevantes como la indiscutible deficiencia del fisco del Cesar, que lo hace depender casi que absolutamente de los recursos de regalías;  el futuro finito de las regalías por cuenta del indiscutible declive del carbón como fuente para la generación de energía en el mundo; el deterioro de nuestros ecosistemas; la vergonzosa y triste ubicación de la Universidad Popular del Cesar en los últimos lugares del ranking nacional de calidad, deben ser y serán los asuntos que comprometan nuestro actuar en la Asamblea departamental durante este año 2021.

Esta manifestación es un llamado a la acción, que el 2021 no sea un año más por sumar al reinado del clan felón, sin que le apostemos como sociedad a promover las transformaciones que nuestro territorio necesita. La clase política que gobierna y ha gobernado al Cesar, no dará el primer paso para que estas transformaciones se den. En la próxima campaña al Congreso de la República veremos cómo para permanecer en el congreso o para llegar a él, a muchos no les importará acomodarse de segundones del clan antes que desafiarlos.

El primer paso debe provenir de una manifestación social, pacífica, por supuesto; ninguna forma de violencia es aceptable. Esa manifestación deberá representarse a través de una sociedad activa y digna, que hace y reclama control al poder. Clamo por ella y por movimientos estudiantiles y juveniles, por movimientos sociales y gremiales, por movimientos sindicales o de mujeres que hagan sentir su voz para debatir, cuestionar o proponer en los asuntos de interés público.

Clamo por una alternativa política seria y responsable, que sea capaz de enfrentar el escenario político sin pensar que la única alternativa de triunfo demanda la genuflexión al triunvirato del mal. Clamo por ayuda y acompañamiento a este propósito de dos diputados de la oposición que entendemos que representamos a miles de ciudadanos, pero que sin su acompañamiento diario podremos caer en el bajo impacto de nuestras proposiciones.

Para este 2021 ratifico mi compromiso con el Cesar, deseo para mis conciudadanos un bienaventurado año y clamo que por el bien del Cesar, Dios nos libre de la malísima trinidad.