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Psico-neuro-inmuno-endocrinología

Si en alguna ocasión ha sentido que su trabajo y la sobrecarga emocional de la vida diaria han deteriorado su estado de salud, de ánimo, y su vida se ha tornado en un conjunto de signos y síntomas que no se alivian con ningún tipo de medicación, le invito a que se regale cinco minutos para analizar esta columna.

Nuestro organismo se compone de una red infinita de vías de comunicación altamente complejas, muy estudiadas, pero invisibles al ojo humano, al mejor estilo de los túneles subterráneos de series de televisión como ‘Stranger Things’ en Netflix o redes criminales complejas y secretas como ‘Narcos’ o ‘CSI’ en AXN.

El hecho es que nuestro cuerpo está constituido por minúsculos mensajeros llamados neurotransmisores, neuromediadores, neuromoduladores, interleuquinas, hormonas y péptidos, cuya función consiste en transportar señales a través de complejos sistemas de comunicación dentro de nuestro organismo. Dicha estructura se puede organizar en subsistemas como el psíquico-neurológico, inmunológico y endocrinológico. Sin embargo, múltiples estudios han concluido que cada componente de este complejo sistema tiene la capacidad de actuar sobre sí mismo (auto modulación) o bien, relacionarse con otro de estos subsistemas. Así, ningún mensajero es propio de un único sistema, sino que todos trabajan como “vehículos de información” del complejo sistema psico-neuro-inmuno-endocrinológico.

Estos estudios han dado origen a la Psiconeuroinmunoendocrinologia, interdisciplina de la medicina originada a finales del siglo XIX e inicio del siglo XX, la cual considera al ser humano como un individuo íntegro, con una conexión irrevocable entre la mente y el cuerpo, en donde las emociones y los factores externos se transforman en sustancias químicas que influyen en el sistema inmunológico y en los mecanismo de curación del cuerpo.

Para concluir y dejar a un lado tanto tecnicismo y terminología compleja, solo resta recomendarles que en estas fechas de festividades, dejar a un lado la carga del trabajo, el estrés, resolver los problemas, practicar el perdón, promover el amor, dedicar tiempo a la familia y a los hijos, comer saludable (en lo posible) y hacer ejercicio. Permítase renovar energías, reparar relaciones, iniciar el nuevo año con la mente y el cuerpo renovado, pues al fin y al cabo cuerpo, salud, emociones y entorno se encuentran relacionados.

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Ivan Castro Lopez: