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Editorial - 14 enero, 2020

Problema con las motos: hay que madrugarle al tema

El problema es variado y complejo, y nos vamos a referir a él acudiendo a un asunto general: la incultura sobre ruedas, que deja consecuencias ampliamente documentadas: motociclistas muertos o ciudadanos víctimas de lesiones de todo tipo, y la muerte, que lamentablemente hemos registrado en ediciones pasadas.

El problema es variado y complejo, y nos vamos a referir a él acudiendo a un asunto general: la incultura sobre ruedas, que deja consecuencias ampliamente documentadas: motociclistas muertos o ciudadanos víctimas de lesiones de todo tipo, y la muerte, que lamentablemente hemos registrado en ediciones pasadas.

Nos preocupa, y ya lo hemos analizado antes, porque la conducta ciudadana al volante, para incluir a otros vehículos, no parece disminuir, y por el contrario cada día hay más víctimas, mientras los malabares en las motocicletas son el pan de cada día.

Una lamentable noticia nos llama la atención. Se trata de la muerte de un motociclista producto de un choque de dos motos en tránsito, en la vía que comunica a los corregimientos de Guacoche y Guacochito. Para los que no conocen la carretera, se trata de una vía secundaria con poco tráfico que no representa los peligros que se perciben en zonas urbanas de Valledupar.

Es notable que la muerte se haya producido, según las primeras hipótesis, por una invasión de carril. Pero independientemente del flujo vehicular en esa zona rural, prima en ese caso y en muchos otros la peligrosidad de manejar mal estos vehículos que por cierto son muy eficientes para el transporte.

Nos queremos adelantar, señores Alcaldía, Secretaría de Tránsito y Transporte, y Policía Nacional, a un fenómeno que merece freno contundente. Se trata del mal llamado ‘transporte escolar’ en motocicletas, a altas velocidades y con sobrecupo. Esto se ve en todos los colegios del municipio, principalmente los públicos.

Ya vienen los estudiantes y no hay transporte que brinde una cobertura del 100 %. Por supuesto hay casos de niños que podrían movilizarse a casa de otra manera, incluyendo la bicicleta o a pie, pero el mototaxista debe trabajar también, así que se conjugan varias necesidades y el resultado es un grave problema.

Este peligroso viaje se puede ver en un sector en el que confluyen, por ejemplo, los colegios Instpecam, Alfonso López y Casd Simón Bolívar. Allí se mezclan altas velocidades, sobrecupo y un gran flujo vehicular, glorietas, horas pico y carros de todo tipo.

El centro de nuestra preocupación, insistimos, es la irresponsabilidad de un enorme número de conductores de motocicletas, muchos al servicio del mototaxismo, padres inconscientes del peligro y autoridades ausentes.

Lo anunciamos desde ahora y haremos seguimiento. Esperamos haya eco en todos los sectores mencionados anteriormente y que estas líneas editoriales lleguen a incidir en decisiones que protejan la vida.

Y, finalmente, un capítulo especial merece una práctica en esa incultura en las motos de la que estamos hablando: ¡es increíble cómo ha crecido la peligrosísima práctica de chatear o manipular celulares mientras conducen la moto! ¡Alerta! Analizaremos este aspecto pronto.

Editorial
14 enero, 2020

Problema con las motos: hay que madrugarle al tema

El problema es variado y complejo, y nos vamos a referir a él acudiendo a un asunto general: la incultura sobre ruedas, que deja consecuencias ampliamente documentadas: motociclistas muertos o ciudadanos víctimas de lesiones de todo tipo, y la muerte, que lamentablemente hemos registrado en ediciones pasadas.


El problema es variado y complejo, y nos vamos a referir a él acudiendo a un asunto general: la incultura sobre ruedas, que deja consecuencias ampliamente documentadas: motociclistas muertos o ciudadanos víctimas de lesiones de todo tipo, y la muerte, que lamentablemente hemos registrado en ediciones pasadas.

Nos preocupa, y ya lo hemos analizado antes, porque la conducta ciudadana al volante, para incluir a otros vehículos, no parece disminuir, y por el contrario cada día hay más víctimas, mientras los malabares en las motocicletas son el pan de cada día.

Una lamentable noticia nos llama la atención. Se trata de la muerte de un motociclista producto de un choque de dos motos en tránsito, en la vía que comunica a los corregimientos de Guacoche y Guacochito. Para los que no conocen la carretera, se trata de una vía secundaria con poco tráfico que no representa los peligros que se perciben en zonas urbanas de Valledupar.

Es notable que la muerte se haya producido, según las primeras hipótesis, por una invasión de carril. Pero independientemente del flujo vehicular en esa zona rural, prima en ese caso y en muchos otros la peligrosidad de manejar mal estos vehículos que por cierto son muy eficientes para el transporte.

Nos queremos adelantar, señores Alcaldía, Secretaría de Tránsito y Transporte, y Policía Nacional, a un fenómeno que merece freno contundente. Se trata del mal llamado ‘transporte escolar’ en motocicletas, a altas velocidades y con sobrecupo. Esto se ve en todos los colegios del municipio, principalmente los públicos.

Ya vienen los estudiantes y no hay transporte que brinde una cobertura del 100 %. Por supuesto hay casos de niños que podrían movilizarse a casa de otra manera, incluyendo la bicicleta o a pie, pero el mototaxista debe trabajar también, así que se conjugan varias necesidades y el resultado es un grave problema.

Este peligroso viaje se puede ver en un sector en el que confluyen, por ejemplo, los colegios Instpecam, Alfonso López y Casd Simón Bolívar. Allí se mezclan altas velocidades, sobrecupo y un gran flujo vehicular, glorietas, horas pico y carros de todo tipo.

El centro de nuestra preocupación, insistimos, es la irresponsabilidad de un enorme número de conductores de motocicletas, muchos al servicio del mototaxismo, padres inconscientes del peligro y autoridades ausentes.

Lo anunciamos desde ahora y haremos seguimiento. Esperamos haya eco en todos los sectores mencionados anteriormente y que estas líneas editoriales lleguen a incidir en decisiones que protejan la vida.

Y, finalmente, un capítulo especial merece una práctica en esa incultura en las motos de la que estamos hablando: ¡es increíble cómo ha crecido la peligrosísima práctica de chatear o manipular celulares mientras conducen la moto! ¡Alerta! Analizaremos este aspecto pronto.