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¿Por qué escribo?

Me gusta escribir porque la escritura es un buen medio para decir la verdad, pero la verdad bien dicha, con altura y respeto, a sabiendas de que a mucha gente incomoda pero que al final terminan agradeciéndola. ¡No hay como la verdad a tiempo! 

¡Lo escrito, escrito está y ni el tiempo lo borra, pero hay que saberlo escribir con el objeto de no hacer daño, sino, lograr beneficios! 

Cuando lanzas la piedra y escondes la mano mientes, y mentir es propio del mediocre, del incapaz, del que solo usa como misión la destrucción y no la formación de un buen criterio, en el cual siempre estará basado la realidad. 

Hay diferentes formas de escribir, cuando se escribe encubierto por pasiones anormales nada sale bien y solo te entiende el perverso; pero cuando escribes acompañado de la razón, la verdad impera por todas partes y cualquier concepto que expreses, la mente más obtusa lo capta dentro de la luz del entendimiento. 

Lo que hoy llamamos prensa amarilla son escritos y narraciones sin valor alguno, porque no están realizados sino en la base de la falacia, envidia, pasiones incontrolables por el odio sin marcas, que atacan al importante dentro de las normas del bien o a la importancia de un hecho sobre cualquier campo, político, social, económico y en cualquier ambiente, solo con el objeto de destruir. ¡Esa es su tarea! 

Manejar la verdad no es fácil, pero es manejable y para ello existen muchas fórmulas para expresarla; la verdad a medias no llena y genera dudas; la verdad sin respeto causa discordias; la verdad sin altura da la sensación de debilidad, pero cuando se expresa en forma de consejos y con la verdadera intención de curar y ayudar en la cura, es escuchada bajo el escudo de la serenidad, la confianza y el sometimiento. 

Qué bueno sería que la prensa hablada y escrita acatara las normas profesionales del respeto, del orden, sin tocar la libertad del individuo, manejando la verdad verdadera; estoy seguro que la intención de los gobernantes, dirigentes, líderes de turno y de todos los que pretenden el dominio público, echarían su prepotencia y ambiciones incontrolables al suelo. 

Por eso escribo, ahora, en que el mundo requiere de la calma y uso de la razón con razón. Siento que es bueno escribir, pero escribir bajo el parámetro de la verdad bien expresada, que es lo que requiere la vida cotidiana, para deponer el odio y trabajar bajo el concurso de todos, que es lo que necesita en estos momentos la humanidad. 

¡Ojo, que la sombra del odio está metida en todas partes como un mal terrible que nos condenara por siempre! 

Cuidado con lo que expresamos sin criterio, el mundo está manejado por locos y se crea entonces la posibilidad de una nueva guerra mundial, si es que no estamos en ella. 

¡Ojo con los obnubilados por el poder, el dinero y la ignorancia, están que oprimen el botón de la bomba que acabaría con todo!

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Fausto Cotes: