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Columnista - 7 abril, 2025

¿Por qué atraemos situaciones que no queremos?

Con los años cambiamos de gustos, de forma de ser y sentir, empezamos a replantearnos las metas y cuestionar las decisiones que hemos tomado; llega un momento en la vida, que nos preguntamos cómo llegué hasta aquí, y cómo no logré en su tiempo, ver la vida, de la forma en que logro verla ahora.

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Con los años cambiamos de gustos, de forma de ser y sentir, empezamos a replantearnos las metas y cuestionar las decisiones que hemos tomado; llega un momento en la vida, que nos preguntamos cómo llegué hasta aquí, y cómo no logré en su tiempo, ver la vida, de la forma en que logro verla ahora.

Al nacer, papá y mamá nos enseñan bajo la lupa de sus miedos, inseguridades, vacíos, prejuicios, y falsas expectativas; crecemos siguiendo los pasos de unos adultos aprendiendo a vivir, pero para cuando ellos ya logren comprender un poco sobre cómo funciona el mundo, estamos lo suficientemente dañados y fragmentados, sin la capacidad de comprender, que lo aprendido, no nos ayudará a vivir.

¿Qué nos ayudará a vivir? Los errores, los problemas y todos los inconvenientes que surgen de aquellos falsos aprendizajes, fruto de la vida improvisada de aquellos que nos dieron la vida. Los padres son un modelo de vida, no importa si el comportamiento es bueno o malo, de acuerdo a nuestro nivel de consciencia lo imitaremos o lo repudiaremos, y en ambas situaciones, recibiremos una lección. Cuando imitamos un comportamiento nocivo de alguno de nuestros padres, sin haberlo cuestionado, sin reflexionar sobre el sentir de nuestra verdadera esencia y personalidad, el día en que nos veamos rodeados o envueltos en las mismas situaciones familiares, que no queríamos precisamente repetir, comprenderemos lo ocurrido. 

El peor caso resulta cuando desde pequeños miramos o vivimos una situación tan desagradable, que decidimos trazar como objetivo militar, algo que impactó fuertemente nuestra emoción, al punto de pensar, que dicha situación siempre estará alejada de nuestras vidas, pero al pasar los años, sin haber podido reaccionar a tiempo, nos encontramos viviendo esa situación que queríamos evitar. ¿Por qué?

Tengo dos motivos, uno en mi mente, y otro en mi corazón. El motivo en mi mente me lleva a creer que atraemos aquello en lo que nos fijamos, por eso no podemos distraernos con cosas que no queremos en nuestras vidas, la mente atrae deseos, miedos, todo aquello en lo que piense, es un imán que atrae y una bola de cristal que materializa todo aquello que imagina, sin importar si lo pensamos para atraerlo o alejarlo; la mente no discrimina, es como un pozo de los deseos, que una vez un pensamiento llega allí, cobra vida. 

El motivo en mi corazón es Dios, que nos invita a amar a nuestro prójimo sin juzgar, a no tirar la primera piedra si no estamos libres de pecado, y esto se debe, a que cada quien hace lo que puede con las herramientas que tiene. Curiosamente cuando ya somos nosotros quienes vivimos la situación, nos volvemos compasivos con dichas personas o situaciones que no queríamos, empezamos a entender, a ser sensibles, a ser más prudentes, amables, tolerantes y conscientes de todo aquello que ocurre o cuanto nos rodea.

No importa si es tu mente la que atrae, o tu corazón quien necesita ser más noble y comprender las situaciones que afectan la vida de los demás, siendo más compasivos con todo el mundo, y manteniendo una mente siempre alegre y positiva, lograremos atraer las personas y situaciones correctas, para alcanzar cada uno de nuestros sueños.

María Angélica Vega Aroca 

Psicóloga 

Columnista
7 abril, 2025

¿Por qué atraemos situaciones que no queremos?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Angélica Vega

Con los años cambiamos de gustos, de forma de ser y sentir, empezamos a replantearnos las metas y cuestionar las decisiones que hemos tomado; llega un momento en la vida, que nos preguntamos cómo llegué hasta aquí, y cómo no logré en su tiempo, ver la vida, de la forma en que logro verla ahora.


Con los años cambiamos de gustos, de forma de ser y sentir, empezamos a replantearnos las metas y cuestionar las decisiones que hemos tomado; llega un momento en la vida, que nos preguntamos cómo llegué hasta aquí, y cómo no logré en su tiempo, ver la vida, de la forma en que logro verla ahora.

Al nacer, papá y mamá nos enseñan bajo la lupa de sus miedos, inseguridades, vacíos, prejuicios, y falsas expectativas; crecemos siguiendo los pasos de unos adultos aprendiendo a vivir, pero para cuando ellos ya logren comprender un poco sobre cómo funciona el mundo, estamos lo suficientemente dañados y fragmentados, sin la capacidad de comprender, que lo aprendido, no nos ayudará a vivir.

¿Qué nos ayudará a vivir? Los errores, los problemas y todos los inconvenientes que surgen de aquellos falsos aprendizajes, fruto de la vida improvisada de aquellos que nos dieron la vida. Los padres son un modelo de vida, no importa si el comportamiento es bueno o malo, de acuerdo a nuestro nivel de consciencia lo imitaremos o lo repudiaremos, y en ambas situaciones, recibiremos una lección. Cuando imitamos un comportamiento nocivo de alguno de nuestros padres, sin haberlo cuestionado, sin reflexionar sobre el sentir de nuestra verdadera esencia y personalidad, el día en que nos veamos rodeados o envueltos en las mismas situaciones familiares, que no queríamos precisamente repetir, comprenderemos lo ocurrido. 

El peor caso resulta cuando desde pequeños miramos o vivimos una situación tan desagradable, que decidimos trazar como objetivo militar, algo que impactó fuertemente nuestra emoción, al punto de pensar, que dicha situación siempre estará alejada de nuestras vidas, pero al pasar los años, sin haber podido reaccionar a tiempo, nos encontramos viviendo esa situación que queríamos evitar. ¿Por qué?

Tengo dos motivos, uno en mi mente, y otro en mi corazón. El motivo en mi mente me lleva a creer que atraemos aquello en lo que nos fijamos, por eso no podemos distraernos con cosas que no queremos en nuestras vidas, la mente atrae deseos, miedos, todo aquello en lo que piense, es un imán que atrae y una bola de cristal que materializa todo aquello que imagina, sin importar si lo pensamos para atraerlo o alejarlo; la mente no discrimina, es como un pozo de los deseos, que una vez un pensamiento llega allí, cobra vida. 

El motivo en mi corazón es Dios, que nos invita a amar a nuestro prójimo sin juzgar, a no tirar la primera piedra si no estamos libres de pecado, y esto se debe, a que cada quien hace lo que puede con las herramientas que tiene. Curiosamente cuando ya somos nosotros quienes vivimos la situación, nos volvemos compasivos con dichas personas o situaciones que no queríamos, empezamos a entender, a ser sensibles, a ser más prudentes, amables, tolerantes y conscientes de todo aquello que ocurre o cuanto nos rodea.

No importa si es tu mente la que atrae, o tu corazón quien necesita ser más noble y comprender las situaciones que afectan la vida de los demás, siendo más compasivos con todo el mundo, y manteniendo una mente siempre alegre y positiva, lograremos atraer las personas y situaciones correctas, para alcanzar cada uno de nuestros sueños.

María Angélica Vega Aroca 

Psicóloga