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Columnista - 12 septiembre, 2016

Plebiscito Sí y candidaturas presidenciales, también

La comprensión de los acuerdos pactados en La Habana que se deben refrendar mediante el plebiscito, difícilmente están al alcance de personas que sean bachilleres, mucho menos para campesinos, desplazados, analfabetas e inclusive profesionales. De hecho ganará el “Sí”. Pero para comprender en profundidad no basta decir Sí o No. Se requieren conocimientos profundos entre, […]

La comprensión de los acuerdos pactados en La Habana que se deben refrendar mediante el plebiscito, difícilmente están al alcance de personas que sean bachilleres, mucho menos para campesinos, desplazados, analfabetas e inclusive profesionales. De hecho ganará el “Sí”. Pero para comprender en profundidad no basta decir Sí o No. Se requieren conocimientos profundos entre, otros de carácter jurídico, económico, político y de derecho internacional, por citar algunos. Por ello, si se quiere un voto de conciencia, se tiene que interiorizar más allá de lo afirmativo o de lo negativo.

Tradicionalmente Colombia tiene unos indicadores muy bajos de lectura como tal, peor aún, en lectura comprensiva y crítica. Por lo tanto, que los futuros votantes del plebiscito se vayan a leer las 297 páginas que tiene el acuerdo de lo “negociado” en la Habana, es una utopía. El hecho es que la mayoría de los que votarán el plebiscito del 2 de octubre, no se han leído ni leerán el acuerdo.

Muchos parlamentarios, ministros y otros están haciendo como los estudiantes copiones, a esos que no les gusta leer, desde luego mucho menos escribir, y bajan los resúmenes de las obras literarias y después dicen que se leyeron la obra. Así mismo, andan muchos partidarios del “Sí” y del “No” recitando el resumen de 31 páginas que sacó la revista Semana. Pero es que hay una gran diferencia entre un documento de 297 páginas a otro de 31 páginas. Por lo tanto, están recitando el mismo coro: votar por el “Sí” quiere decir que ya no habrá más guerra y ahora viene un remanso de paz y progreso para el país y los que quieren el “No” son enemigos de la paz y que quieren que la guerra continúe.

Pero la camorra que se ha armado al interior del gobierno Santos, para que los acuerdos de La Habana sean aprobados abrumadoramente en el plebiscito del 2 de octubre, está haciendo trizas a muchos militantes de los partidos que cogobiernan y que están saboreando la mermelada económica y burocrática. Sobretodo, que tienen un profundo interés en ganar una fuerte opción presidencial. Por un lado, el presidente Santos de origen liberal que llegó a la presidencia mediante un sancocho de alianzas partidistas, busca al expresidente liberal César Gaviria para que le mueva las masas por el “Sí”, pero utilizando un lenguaje beligerante que en nada encarna a un lenguaje pacificador. Además, el presidente Santos tiene un vicepresidente como Germán Vargas Lleras, quien tiene partido político y agenda propia, y también hace parte de las estadísticas de las víctimas de las Farc.

El Partido Liberal aspira a volver tener la presidencia de la república y el candidato que puede sostener en el posconflicto los acuerdos de La Habana sin modificarlos es Humberto De la Calle Lombana, de eso no hay dudas. Pero la candidatura presidencial de Germán Vargas Lleras es inevitable, y aunque el presidente Santos, le exigió en público a su vicepresidente Vargas Lleras que se pronunciara y saliera hacer campaña por el Sí, éste de tajo le dijo que si para no contrariarlo, pero le abrió un boquete de dudas con respecto a la famosa Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). De paso el partido Cambio Radical, del cual es jefe Germán Vargas Lleras, se le abre a César Gaviria y prohíbe hasta que los partidarios de Cambio Radical asistan a reuniones por el “Sí” programadas o presididas por el expresidente César Gaviria Trujillo. Lo que se traduce en una peligrosa pedagogía para la paz entre los adeptos al gobierno Santos.

Ahora también, se le suma la ruptura del partido conservador entre los actuales parlamentarios y el expresidente Andrés Pastrana. Porque la posición radical del “No” del Centro Democrático con el expresidente Uribe, no amerita mayores comentarios. Lo que se vislumbra es una campaña presidencial complicada y los acuerdos de La Habana en el posconflicto tendrán un camino espinoso, aun ganando el “Sí”.

Columnista
12 septiembre, 2016

Plebiscito Sí y candidaturas presidenciales, también

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gonzalo E. Quiroz Martínez

La comprensión de los acuerdos pactados en La Habana que se deben refrendar mediante el plebiscito, difícilmente están al alcance de personas que sean bachilleres, mucho menos para campesinos, desplazados, analfabetas e inclusive profesionales. De hecho ganará el “Sí”. Pero para comprender en profundidad no basta decir Sí o No. Se requieren conocimientos profundos entre, […]


La comprensión de los acuerdos pactados en La Habana que se deben refrendar mediante el plebiscito, difícilmente están al alcance de personas que sean bachilleres, mucho menos para campesinos, desplazados, analfabetas e inclusive profesionales. De hecho ganará el “Sí”. Pero para comprender en profundidad no basta decir Sí o No. Se requieren conocimientos profundos entre, otros de carácter jurídico, económico, político y de derecho internacional, por citar algunos. Por ello, si se quiere un voto de conciencia, se tiene que interiorizar más allá de lo afirmativo o de lo negativo.

Tradicionalmente Colombia tiene unos indicadores muy bajos de lectura como tal, peor aún, en lectura comprensiva y crítica. Por lo tanto, que los futuros votantes del plebiscito se vayan a leer las 297 páginas que tiene el acuerdo de lo “negociado” en la Habana, es una utopía. El hecho es que la mayoría de los que votarán el plebiscito del 2 de octubre, no se han leído ni leerán el acuerdo.

Muchos parlamentarios, ministros y otros están haciendo como los estudiantes copiones, a esos que no les gusta leer, desde luego mucho menos escribir, y bajan los resúmenes de las obras literarias y después dicen que se leyeron la obra. Así mismo, andan muchos partidarios del “Sí” y del “No” recitando el resumen de 31 páginas que sacó la revista Semana. Pero es que hay una gran diferencia entre un documento de 297 páginas a otro de 31 páginas. Por lo tanto, están recitando el mismo coro: votar por el “Sí” quiere decir que ya no habrá más guerra y ahora viene un remanso de paz y progreso para el país y los que quieren el “No” son enemigos de la paz y que quieren que la guerra continúe.

Pero la camorra que se ha armado al interior del gobierno Santos, para que los acuerdos de La Habana sean aprobados abrumadoramente en el plebiscito del 2 de octubre, está haciendo trizas a muchos militantes de los partidos que cogobiernan y que están saboreando la mermelada económica y burocrática. Sobretodo, que tienen un profundo interés en ganar una fuerte opción presidencial. Por un lado, el presidente Santos de origen liberal que llegó a la presidencia mediante un sancocho de alianzas partidistas, busca al expresidente liberal César Gaviria para que le mueva las masas por el “Sí”, pero utilizando un lenguaje beligerante que en nada encarna a un lenguaje pacificador. Además, el presidente Santos tiene un vicepresidente como Germán Vargas Lleras, quien tiene partido político y agenda propia, y también hace parte de las estadísticas de las víctimas de las Farc.

El Partido Liberal aspira a volver tener la presidencia de la república y el candidato que puede sostener en el posconflicto los acuerdos de La Habana sin modificarlos es Humberto De la Calle Lombana, de eso no hay dudas. Pero la candidatura presidencial de Germán Vargas Lleras es inevitable, y aunque el presidente Santos, le exigió en público a su vicepresidente Vargas Lleras que se pronunciara y saliera hacer campaña por el Sí, éste de tajo le dijo que si para no contrariarlo, pero le abrió un boquete de dudas con respecto a la famosa Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). De paso el partido Cambio Radical, del cual es jefe Germán Vargas Lleras, se le abre a César Gaviria y prohíbe hasta que los partidarios de Cambio Radical asistan a reuniones por el “Sí” programadas o presididas por el expresidente César Gaviria Trujillo. Lo que se traduce en una peligrosa pedagogía para la paz entre los adeptos al gobierno Santos.

Ahora también, se le suma la ruptura del partido conservador entre los actuales parlamentarios y el expresidente Andrés Pastrana. Porque la posición radical del “No” del Centro Democrático con el expresidente Uribe, no amerita mayores comentarios. Lo que se vislumbra es una campaña presidencial complicada y los acuerdos de La Habana en el posconflicto tendrán un camino espinoso, aun ganando el “Sí”.