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¡Petro los tiene mascando en seco!

Por Miguel Aroca Yepes.

Cuando el éxtasis de una pasión o amor pleno se desdobla, caemos en la fijación de problemas y nos convertimos en personas negativas, quejumbrosas, todo es queja y asumimos el papel de viejo gruñón, que expresa enfado o desagrado, excusas para no ver avances, cuando hay motivos para crecer y fluir con las circunstancias, que por muy difíciles que sean, siempre las hay reconfortantes.

Ahora la fijación gira en torno al decrecimiento económico, asignatura en la que tiene las mejores notas y doctorado el presidente Petro, asesorado, además, por Mariana Mazzucato, la mejor economista del mundo, cuya visión es de Estado y capitalismo progresivo, con capacidad de planificar, transformar y solucionar los grandes problemas heredados de un Neoliberalismo ya fracasado.

Los tiene mascando en seco el presidente Petro, economista de la Universidad Externado de Colombia, especialista en Administración Pública de la ESAP, magister en economía de la Universidad Javeriana, experto en Medio Ambiente y Desarrollo Poblacional de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y doctorado en Nuevas Tendencias en Administración de Empresas de la Universidad de Salamanca (España).

En los saberes del conocimiento se lista en orden de importancia el sentido común y la lógica que emplearon gobernantes como ‘Pepe’ Castro, Manuel Germán Cuello y Lucas Gnecco; le sigue la ‘doxa legítima’, saberes con dinámicas de inteligencia; conocimientos técnicos y científicos, conforme metateóricos, este último estudia las propiedades de la teoría científica. 

Todos hacen parte del cuerpo cognitivo de la humanidad a partir del cual se comprende, interpreta o explica la realidad, acota Edgar Morin, sociólogo y filósofo francés.

Pero el mal radica en la exponencial desinformación, caldo de cultivo en una nación permeada por la ignorancia, ceguera del conocimiento, que saben explotar a la perfección los magnates de la comunicación social (dueños de los medios), que igual ejercen hegemonía en lo político y empresarial.

Muestran un decrecimiento económico con visos de estanflación, que es cuando se estanca la economía y crece la inflación, fenómeno que es mundial por los coletazos de la pandemia del COVID 19, los insondables desajustes del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles y precios internacionales del petróleo, sumada a las confrontaciones bélicas entre países, porque como lo predica el papa Francisco: “toda guerra es una derrota y todo se gana con paz”. 

Más allá de las estadísticas del Dane, al presidente Petro le toca cerrar brechas, lo que tiene su costo político, y remar en contra de las reformas para que se mantenga el negocio de particulares con dineros públicos, como es el caso de las EPS, o echar atrás la emergencia económica, social y ecológica de La Guajira, mezquindad jurídica que se abraza con la catástrofe ambiental y mortalidad infantil por carencia de agua potable, contaminación del carbón y desnutrición del pueblo wayúu, aunque el Chocó no se queda atrás en esa larga procesión de infelicidad que parte de la miseria y llega a la muerte, como lo describe el escritor colombiano José Eustasio Rivera, en su novela ‘La vorágine’,  obra de denuncia social sobre la violencia y la situación de explotación que se vivió en la selva amazónica como consecuencia de la fiebre del caucho entre finales del siglo 19 e inicios del siglo 20.

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