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Columnista - 10 septiembre, 2019

Patacón Pisao, 34 años de sabor… emprendimiento, arte y amor

Hace un tiempo quise brindarle un sencillo homenaje a una gran mujer y a través de una nota que me publicó El Pilón, reconocí el trabajo que Edith Mendoza Sarmiento desarrolla como mujer de trabajo. Hace treinta y cuatro años, un cinco de septiembre del año 1984. La Mona se dedicó a trabajar, a pesar […]

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Hace un tiempo quise brindarle un sencillo homenaje a una gran mujer y a través de una nota que me publicó El Pilón, reconocí el trabajo que Edith Mendoza Sarmiento desarrolla como mujer de trabajo. Hace treinta y cuatro años, un cinco de septiembre del año 1984.

La Mona se dedicó a trabajar, a pesar del escepticismo de algunas personas que no daban un peso por la naciente esperanza de una mujer emprendedora. En toda la calle 16, pleno centro bancario, entre las carreras octava y la novena de Valledupar; justo allí en donde queda un reconocido banco, inició el restaurante Patacón Pisao.

Allí estuvo hasta el 15 de enero de 1988. La mona tuvo que buscar otro espacio y se mudó a un local más amplio en el mismo sector pero sobre la carrera octava. Nada detuvo a esta mujer en su intento de ver consolidado su esfuerzo, a esas alturas ya era reconocida y su acogida crecía. Treinta y cuatro años de sabor, un sabor que se mantiene contra viento y marea.

Mucha gente comenzó a llegar, de todos los sectores, condición social y profesiones: músicos, pintores, políticos, clientes foráneos y locales; se comenzó a degustar el sabor criollo que la Mona brinda con el gusto y la pasión de quien hace las cosas con amor. Se dedicó a hacer crecer su trabajo y a convertir en un hombre de bien a Guillermo Andrés, “El Mono”, su hijo.

Lo educó y con esfuerzo lo llevó a ser un gran profesional. Mientras eso sucedía, ella se trazaba otra meta, ser bachiller. Los dos lograron su propósito, hoy “El Mono” perfecciona su profesión y trabaja en Londres, Inglaterra; fruto de su trabajo y con la idea de devolverle un poco de ese gran esfuerzo a su motivo de amor, Guillermo Andrés es el responsable que Edith Mendoza Sarmiento, “La Mona”, tenga hoy la mejor galería de arte, hostal y restaurante que pueda haber en toda la región caribe.

Con sus ahorros, y fruto de su trabajo le compró el hostal Buenos Aires, a su mamá; ubicado en la carrera séptima con calle 14, los escépticos de aquel cinco de septiembre de 1985, seguían incrédulos, no podían creer que esa casa del centro histórico de Valledupar fuera de La Mona. Siguen sin creerlo, pero es verdad, es de ella. Allí, con el excelente trabajo de un curador de arte, hay colgados más de trecientos cuadros de grandes y reconocidos artísticas locales y nacionales.

Álvaro Martínez, Celso Castro, Kajuma, Marrugo, Joner Rojano, Walter Arland, El Turry, Moya y muchos más, alguno de ellos siguen siendo los clientes del sabor que ella misma labra hace rato. De aquél entonces y hasta hoy, hay clientes fieles que siguen visitando a Patacón Pisao, hostal Buenos Aires, en donde encuentran un sabor delicioso, cultivado desde hace 34 años por una mano prodigiosa que con disciplina siembra emprendimiento, arte y amor por el sabor culinario, pero más allá también por el don de servicio, calidez y la gracia de ser humano especial que le caracteriza.

Bien mona, felices 34 año de sabor.

Sólo Eso.

Columnista
10 septiembre, 2019

Patacón Pisao, 34 años de sabor… emprendimiento, arte y amor

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Hace un tiempo quise brindarle un sencillo homenaje a una gran mujer y a través de una nota que me publicó El Pilón, reconocí el trabajo que Edith Mendoza Sarmiento desarrolla como mujer de trabajo. Hace treinta y cuatro años, un cinco de septiembre del año 1984. La Mona se dedicó a trabajar, a pesar […]


Hace un tiempo quise brindarle un sencillo homenaje a una gran mujer y a través de una nota que me publicó El Pilón, reconocí el trabajo que Edith Mendoza Sarmiento desarrolla como mujer de trabajo. Hace treinta y cuatro años, un cinco de septiembre del año 1984.

La Mona se dedicó a trabajar, a pesar del escepticismo de algunas personas que no daban un peso por la naciente esperanza de una mujer emprendedora. En toda la calle 16, pleno centro bancario, entre las carreras octava y la novena de Valledupar; justo allí en donde queda un reconocido banco, inició el restaurante Patacón Pisao.

Allí estuvo hasta el 15 de enero de 1988. La mona tuvo que buscar otro espacio y se mudó a un local más amplio en el mismo sector pero sobre la carrera octava. Nada detuvo a esta mujer en su intento de ver consolidado su esfuerzo, a esas alturas ya era reconocida y su acogida crecía. Treinta y cuatro años de sabor, un sabor que se mantiene contra viento y marea.

Mucha gente comenzó a llegar, de todos los sectores, condición social y profesiones: músicos, pintores, políticos, clientes foráneos y locales; se comenzó a degustar el sabor criollo que la Mona brinda con el gusto y la pasión de quien hace las cosas con amor. Se dedicó a hacer crecer su trabajo y a convertir en un hombre de bien a Guillermo Andrés, “El Mono”, su hijo.

Lo educó y con esfuerzo lo llevó a ser un gran profesional. Mientras eso sucedía, ella se trazaba otra meta, ser bachiller. Los dos lograron su propósito, hoy “El Mono” perfecciona su profesión y trabaja en Londres, Inglaterra; fruto de su trabajo y con la idea de devolverle un poco de ese gran esfuerzo a su motivo de amor, Guillermo Andrés es el responsable que Edith Mendoza Sarmiento, “La Mona”, tenga hoy la mejor galería de arte, hostal y restaurante que pueda haber en toda la región caribe.

Con sus ahorros, y fruto de su trabajo le compró el hostal Buenos Aires, a su mamá; ubicado en la carrera séptima con calle 14, los escépticos de aquel cinco de septiembre de 1985, seguían incrédulos, no podían creer que esa casa del centro histórico de Valledupar fuera de La Mona. Siguen sin creerlo, pero es verdad, es de ella. Allí, con el excelente trabajo de un curador de arte, hay colgados más de trecientos cuadros de grandes y reconocidos artísticas locales y nacionales.

Álvaro Martínez, Celso Castro, Kajuma, Marrugo, Joner Rojano, Walter Arland, El Turry, Moya y muchos más, alguno de ellos siguen siendo los clientes del sabor que ella misma labra hace rato. De aquél entonces y hasta hoy, hay clientes fieles que siguen visitando a Patacón Pisao, hostal Buenos Aires, en donde encuentran un sabor delicioso, cultivado desde hace 34 años por una mano prodigiosa que con disciplina siembra emprendimiento, arte y amor por el sabor culinario, pero más allá también por el don de servicio, calidez y la gracia de ser humano especial que le caracteriza.

Bien mona, felices 34 año de sabor.

Sólo Eso.