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Editorial - 12 abril, 2014

Pasos gigantes de los campesinos del Cesar

Una lucha imperceptible para el resto de la sociedad cesarense, han dado los campesinos del departamento, especialmente los asentados en la Serranía de Perijá que pertenecen a las jurisdicciones de los municipios de Curumaní, Chiriguaná, Chimichagua y Pailitas, con el propósito de recuperar su vida agropecuaria, sus derechos y sus territorios que de alguna manera […]

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Una lucha imperceptible para el resto de la sociedad cesarense, han dado los campesinos del departamento, especialmente los asentados en la Serranía de Perijá que pertenecen a las jurisdicciones de los municipios de Curumaní, Chiriguaná, Chimichagua y Pailitas, con el propósito de recuperar su vida agropecuaria, sus derechos y sus territorios que de alguna manera fueron afectados por la violencia.

El trabajo que se ha hecho desde el Cesar ha sido fundamental para el resto del país. En el año 2010 se formuló e implementó la primera política pública territorial de víctimas en el país, que tuvo sus orígenes en el Cesar y a partir de ahí se creó el Plan Departamental de Retornos y la Mesa Departamental de Tierras, que permitió que entidades como el Programa de Patrimonio y Protección, hoy Unidad de Restitución de Tierras, la Oficina de Paz del Cesar, el Incoder y el PNUD desarrollarán una estrategia de acompañamiento a campesinos víctimas del centro del Cesar.

Esta es una historia que vale la pena recordar, porque la frágil memoria de la comunidad olvida los momentos claves. La restitución de los derechos fundamentales de los campesinos víctimas del conflicto, se fue dando poco a poco y el primer gran paso fue la elaboración de los estudios técnicos para sustraer una franja de reserva forestal, conformada por 74.900 hectáreas, y liderar un programa de titulación de las tierras de las víctimas. Este proceso comenzó con el acompañamiento del Ministerio de Ambiente, con el respaldo de un convenio entre el PNUD y el Incoder, entidad esta última que suscribió en el 2012 la Resolución para proteger el proceso de retorno, dar lineamientos para el ordenamiento territorial, ambiental y productivo de la franja de sustracción forestal y favorecer el proceso organizativo de las víctimas.

Después de cuatro años, con un nuevo convenio Incoder-PNUD que permite la implementación de la Resolución 1295, se ven resultados, que hoy resaltamos como medio de comunicación. Han logrado que 78 Juntas de Acción Comunal en los municipios mencionados se reorganicen y han creado ocho nodos subregionales y la Mesa Regional Campesina de Perijá, reactivaron la Mesa Departamental de Tierras, la cual ha jugado un papel fundamental. Además, se destaca la creación de alianzas con entidades nacionales (Unidad de Restitución de Tierras, Unidad de Víctimas, DPS, Incoder, Minambiente y Minagricultura), y el inicio de los primeros proyectos productivos y el logro más importante, la elaboración del Plan de Desarrollo para esa zona.

Hace tres días, más de 800 delegados campesinos se reunieron con representantes de las diferentes instituciones en el municipio de Pailitas para presentar y aprobar el Plan de Desarrollo de la Zona de Reserva Forestal, un paso importante en esta experiencia de construcción de paz y de desarrollo que camina en el Cesar. Es un proceso que deja una gran lección para el resto de la sociedad cesarense porque la paz en el Cesar pasa por el reconocimiento de las víctimas campesinas y el ordenamiento territorial y productivo y, sobretodo, la formalización y titulación de las tierras de comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinos.

Editorial
12 abril, 2014

Pasos gigantes de los campesinos del Cesar

Una lucha imperceptible para el resto de la sociedad cesarense, han dado los campesinos del departamento, especialmente los asentados en la Serranía de Perijá que pertenecen a las jurisdicciones de los municipios de Curumaní, Chiriguaná, Chimichagua y Pailitas, con el propósito de recuperar su vida agropecuaria, sus derechos y sus territorios que de alguna manera […]


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Una lucha imperceptible para el resto de la sociedad cesarense, han dado los campesinos del departamento, especialmente los asentados en la Serranía de Perijá que pertenecen a las jurisdicciones de los municipios de Curumaní, Chiriguaná, Chimichagua y Pailitas, con el propósito de recuperar su vida agropecuaria, sus derechos y sus territorios que de alguna manera fueron afectados por la violencia.

El trabajo que se ha hecho desde el Cesar ha sido fundamental para el resto del país. En el año 2010 se formuló e implementó la primera política pública territorial de víctimas en el país, que tuvo sus orígenes en el Cesar y a partir de ahí se creó el Plan Departamental de Retornos y la Mesa Departamental de Tierras, que permitió que entidades como el Programa de Patrimonio y Protección, hoy Unidad de Restitución de Tierras, la Oficina de Paz del Cesar, el Incoder y el PNUD desarrollarán una estrategia de acompañamiento a campesinos víctimas del centro del Cesar.

Esta es una historia que vale la pena recordar, porque la frágil memoria de la comunidad olvida los momentos claves. La restitución de los derechos fundamentales de los campesinos víctimas del conflicto, se fue dando poco a poco y el primer gran paso fue la elaboración de los estudios técnicos para sustraer una franja de reserva forestal, conformada por 74.900 hectáreas, y liderar un programa de titulación de las tierras de las víctimas. Este proceso comenzó con el acompañamiento del Ministerio de Ambiente, con el respaldo de un convenio entre el PNUD y el Incoder, entidad esta última que suscribió en el 2012 la Resolución para proteger el proceso de retorno, dar lineamientos para el ordenamiento territorial, ambiental y productivo de la franja de sustracción forestal y favorecer el proceso organizativo de las víctimas.

Después de cuatro años, con un nuevo convenio Incoder-PNUD que permite la implementación de la Resolución 1295, se ven resultados, que hoy resaltamos como medio de comunicación. Han logrado que 78 Juntas de Acción Comunal en los municipios mencionados se reorganicen y han creado ocho nodos subregionales y la Mesa Regional Campesina de Perijá, reactivaron la Mesa Departamental de Tierras, la cual ha jugado un papel fundamental. Además, se destaca la creación de alianzas con entidades nacionales (Unidad de Restitución de Tierras, Unidad de Víctimas, DPS, Incoder, Minambiente y Minagricultura), y el inicio de los primeros proyectos productivos y el logro más importante, la elaboración del Plan de Desarrollo para esa zona.

Hace tres días, más de 800 delegados campesinos se reunieron con representantes de las diferentes instituciones en el municipio de Pailitas para presentar y aprobar el Plan de Desarrollo de la Zona de Reserva Forestal, un paso importante en esta experiencia de construcción de paz y de desarrollo que camina en el Cesar. Es un proceso que deja una gran lección para el resto de la sociedad cesarense porque la paz en el Cesar pasa por el reconocimiento de las víctimas campesinas y el ordenamiento territorial y productivo y, sobretodo, la formalización y titulación de las tierras de comunidades afrodescendientes, indígenas y campesinos.