COLUMNA

La juventud que decidió creer en Valledupar

El 19 de octubre no fue un día cualquiera. Fue el día en que una nueva generación de vallenatos decidió escribir su propio capítulo en la historia de nuestro municipio. Ese día, los jóvenes dijimos con voz firme y el corazón en alto: “¡Queremos participar, queremos servir, queremos transformar!”.

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El 19 de octubre no fue un día cualquiera. Fue el día en que una nueva generación de vallenatos decidió escribir su propio capítulo en la historia de nuestro municipio. Ese día, los jóvenes dijimos con voz firme y el corazón en alto: “¡Queremos participar, queremos servir, queremos transformar!”.

Con tan solo 16 años y cursando grado 11 en el Colegio Santa Fe, logramos más de 1.000 votos cargados de esperanza y convicción. Hoy tengo el honor de haber sido elegida consejera de juventudes por el Centro Democrático, un logro que trasciende lo personal, porque no se trata solo de mí, sino de una causa colectiva nacida de la fe, el trabajo constante y el amor profundo por Valledupar.

Esta campaña se forjó sin grandes recursos, pero con grandes sueños. Caminamos barrios, visitamos corregimientos, instituciones educativas y parques. Tocamos puertas, de las cuales algunas se cerraron, pero ninguna pudo detener lo que ya estaba escrito. Porque como dice la Escritura: “Cuando Dios abre una puerta, nadie puede cerrarla” (Apocalipsis 3:8). Y así fue. Aunque intentaron cerrarnos el paso, la fe, la constancia y el respaldo del pueblo joven abrieron el camino hacia la victoria.

Desde el principio entendimos que esto no se trataba de promesas vacías, sino de escuchar con el corazón. Escuchamos al joven que busca oportunidades, al que sueña con emprender, al que quiere ser escuchado y no solo contado. Creímos que servir también es liderar, que liderar también es amar, y que amar nuestra tierra es el primer paso para transformarla.

Decía Simón Bolívar que “las naciones marchan hacia el término de su grandeza al mismo paso que avanza su educación”. Y hoy puedo decir con orgullo que esta campaña fue también una escuela de liderazgo, de civismo y de fe en lo posible. Porque la política no tiene que ser sucia ni lejana; puede ser limpia, cercana, honesta y profundamente humana.

Agradezco con el alma a Dios, mi guía y mi fuerza en cada paso. A mi familia y mi iglesia, mi refugio y motor. A mis amigos y voluntarios, que no se rindieron ante las dificultades. A la doctora Claudia Margarita Zuleta, por creer en la juventud vallenata y acompañarnos sin condiciones, demostrando que el liderazgo se ejerce sirviendo. A mis compañeros de lista, con quienes compartí jornadas de sol, cansancio y risas. Y a José Sánchez, nuestro coordinador departamental de juventudes, que desde el día uno se puso la camiseta con entrega y pasión. Cada voto, cada conversación y cada paso en esta campaña fue una semilla de esperanza.

Hoy comienza una nueva etapa: la de la unidad, el diálogo y la acción. Porque la juventud vallenata no necesita divisiones, necesita oportunidades, participación y resultados reales.

Este triunfo no lleva un solo nombre, lleva muchos rostros. Es de los jóvenes que estudian, trabajan, emprenden y sueñan con un municipio distinto. Es de quienes no se resignan, de quienes se levantan, de quienes creen que los buenos también ganan.

Nos cerraron puertas, pero Dios abrió caminos. Dudaron de nosotros, pero respondimos con resultados. Intentaron apagarnos, pero encendimos una llama que ya nadie podrá apagar.

Como dijo Gabriel García Márquez, “la juventud no tiene edad”; tiene fuego, tiene propósito y tiene causa. Hoy esa causa tiene nombre: Valledupar. Y este compromiso tiene una promesa: servir con el alma, construir con el corazón y liderar con amor.

¡Somos una nueva generación dispuesta a servir, a unir y a transformar Valledupar!

Isabel Sánchez Quiroz.

Consejera municipal de juventudes 2026-2030.

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