Por Jesús David Díaz Almendrales
Una de las características del último mes del año, en el aspecto abstracto y físico, consiste en la alegría atrayente de los festejos y, en relación con lo material, en las decoraciones coloridas que embellecen lugares y espacios que conmemoran la esperada época decembrina, causante de sentimientos encontrados de alegría para unos y tristeza para otros. Las luces no son omitidas en este mes, utilizadas como símbolo de esperanza para un mejor vivir y, asimismo, de recuerdos en muchos aspectos de la vida.
En Aguachica, Cesar, no solo se prenderán las coloridas luces alusivas a este tiempo del mes decembrino: con ellas se encienden rumores y comentarios debido al millonario costo de estas en espacios públicos de la ciudad.
Según información virtual, lo designado para este tema supera los mil millones de pesos ($1.000.000.000), distribuidos en diferentes sectores de la ciudad. Frente a esto, los comentarios en Facebook no se han reservado por parte de la ciudadanía, que ha demostrado inconformismo ante la desmesurada inversión.
Enunciados como “Por eso Aguachica no avanza, por un terrible nido de corrupción que hay aquí”, “Qué se sorprende si eso era el legado”, “Corrupción 100 %”, “Eso es negocio de la mandataria y centrales”, entre otros, denotan el dolor e inconformismo que hay en la gente, quienes esperan retos y resultados de parte de la mandataria y su equipo de gobierno cuyo fin sea transformar a Aguachica, Cesar, en una ciudad que llene el corazón de sus habitantes de emoción, como lo dice la letra de su himno.
Este superlativo gasto de fin de año se verá reflejado en los recibos de energía que llegarán a finales de diciembre o comienzos de enero de 2026, afectando los bolsillos de una población esperanzada en oportunidades laborales y en el mejoramiento de la calidad de vida para combatir la pobreza y la desigualdad actual, vista y vivida en el territorio aguachiquense.
De este modo se está clausurando el año 2025 en Aguachica, bajo la administración “El legado continúa”. La Navidad no es solo una fiesta eclesial y social; a su vez es la aproximación al recibimiento de un nuevo año donde el costo de vida incrementa en todos los aspectos, como alimentación, vestido, salud, transporte, servicios, etc.
Algo cierto de esto es que el tiempo navideño pasa, los adornos y las luces se recogen, los recibos de servicios públicos no se quedan en espera y el pueblo sigue en la lucha ante la dura supervivencia real.
Se deduce que la Navidad se hace costosa debido a costumbres como la compra de ropa, juguetes, decoraciones, luces, bebidas, etc., y a esto se le suma el pago de unas luces ubicadas en la calle, acompañadas de adornos antiguos que han sido reutilizados en otras partes por la empresa encargada de su instalación, en fin, de años anteriores.





