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Columnista - 1 septiembre, 2018

Opinión, verdad y responsabilidad

Oh confusión, oh caos… esa podría ser la frase que resumiría la idea que podría formarse un forastero que acabara de llegar a Colombia. Este es un país en caos, a punto de desintegrarse, un estado inviable…, una nación invivible, mejor dicho. Y lo digo luego de revisar algunas de las columnas de opinión de […]

Oh confusión, oh caos… esa podría ser la frase que resumiría la idea que podría formarse un forastero que acabara de llegar a Colombia. Este es un país en caos, a punto de desintegrarse, un estado inviable…, una nación invivible, mejor dicho. Y lo digo luego de revisar algunas de las columnas de opinión de los principales diarios del país.

Sin duda, Colombia es un país que afronta muchos problemas, sobre ellos escribimos a diario quienes comentamos la realidad nacional en los periódicos y revistas, pero de allí a afirmar que este país se está acabando hay un gran trecho. Algunos de esos problemas económicos y sociales son comunes a toda América Latina; miremos la situación de Brasil, de Argentina, de México, para no mencionar el infierno de Venezuela. Eso es otra cosa.

Pero, Colombia es un país que adelanta un proceso de paz que le dará otra cara y la llevará a otros escenarios; tiene una democracia, imperfecta sí, como la quieran calificar, pero democracia al fin y al cabo. Hay un nuevo gobierno, un nuevo presidente que está iniciando y tratando de hacer las cosas bien. Lo mínimo que se puede pedir es que lo dejen iniciar su gestión.

Nuestro país ha tenido una tradición de buenos columnistas de prensa. Personas de diversas profesiones: abogados, ingenieros, economistas, médicos, periodistas, escritores, etc, que, desde distintas escuelas filosóficas y políticas, buscan orientar a la opinión. Hoy también tenemos muchos, y muy buenos. Pero también los hay que escriben una serie de sandeces, sin ninguna argumentación sólida, incurriendo en afirmaciones irresponsables.

“La prensa debe ser libre, pero responsable”, dijo el Presidente Rafael Núñez y así quedó en la Constitución de 1886 y ese mismo principio se trasladó a la Constitución de 1991. Pero, con esto de la Internet y las redes sociales, que a veces no comunican sino que desinforman, lo que hay es una “torre de babel”, donde muchos creen que pueden decir lo que se les venga en gana y punto.

No señores. Por muy libre que sea la opinión, lo mínimo que la gente espera es que esos comentaristas de prensa, de radio o televisión, investiguen, se informen bien, se documenten sobre lo que van a escribir, a la hora de hablar de la política, la economía nacional, o cualquier otro tema. Nuestro deber es orientar a la opinión, no tergiversarla, no manipular; expresar una opinión, reconociendo que podemos estar en el error, que los otros pueden tener la razón, fomentando el pluralismo y evitando el sectarismo, el pensamiento único.

Y a los amables lectores, señoras y señores, hay que leer, eso está muy bien, toda lectura es buena, en principio; pero en cuanto a las columnas de prensa y los comentarios de opinión, hay que revisar y escoger y no creer en cualquiera, no “comerle cuento” a cualquiera, como se dice popularmente. Insisto, nuestro deber es construir una opinión informada y formada.

Investigar, verificar y consultar antes de escribir. Y a los lectores, reitero, escoger bien a quienes leen. Hay muchos bufones y sofistas escribiendo por ahí. Y eso tampoco es bueno.

Por: Carlos Maestre Maya.*Magister en Economía. Docente de la U. Externado de Colombia.

Columnista
1 septiembre, 2018

Opinión, verdad y responsabilidad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Alberto Maestre

Oh confusión, oh caos… esa podría ser la frase que resumiría la idea que podría formarse un forastero que acabara de llegar a Colombia. Este es un país en caos, a punto de desintegrarse, un estado inviable…, una nación invivible, mejor dicho. Y lo digo luego de revisar algunas de las columnas de opinión de […]


Oh confusión, oh caos… esa podría ser la frase que resumiría la idea que podría formarse un forastero que acabara de llegar a Colombia. Este es un país en caos, a punto de desintegrarse, un estado inviable…, una nación invivible, mejor dicho. Y lo digo luego de revisar algunas de las columnas de opinión de los principales diarios del país.

Sin duda, Colombia es un país que afronta muchos problemas, sobre ellos escribimos a diario quienes comentamos la realidad nacional en los periódicos y revistas, pero de allí a afirmar que este país se está acabando hay un gran trecho. Algunos de esos problemas económicos y sociales son comunes a toda América Latina; miremos la situación de Brasil, de Argentina, de México, para no mencionar el infierno de Venezuela. Eso es otra cosa.

Pero, Colombia es un país que adelanta un proceso de paz que le dará otra cara y la llevará a otros escenarios; tiene una democracia, imperfecta sí, como la quieran calificar, pero democracia al fin y al cabo. Hay un nuevo gobierno, un nuevo presidente que está iniciando y tratando de hacer las cosas bien. Lo mínimo que se puede pedir es que lo dejen iniciar su gestión.

Nuestro país ha tenido una tradición de buenos columnistas de prensa. Personas de diversas profesiones: abogados, ingenieros, economistas, médicos, periodistas, escritores, etc, que, desde distintas escuelas filosóficas y políticas, buscan orientar a la opinión. Hoy también tenemos muchos, y muy buenos. Pero también los hay que escriben una serie de sandeces, sin ninguna argumentación sólida, incurriendo en afirmaciones irresponsables.

“La prensa debe ser libre, pero responsable”, dijo el Presidente Rafael Núñez y así quedó en la Constitución de 1886 y ese mismo principio se trasladó a la Constitución de 1991. Pero, con esto de la Internet y las redes sociales, que a veces no comunican sino que desinforman, lo que hay es una “torre de babel”, donde muchos creen que pueden decir lo que se les venga en gana y punto.

No señores. Por muy libre que sea la opinión, lo mínimo que la gente espera es que esos comentaristas de prensa, de radio o televisión, investiguen, se informen bien, se documenten sobre lo que van a escribir, a la hora de hablar de la política, la economía nacional, o cualquier otro tema. Nuestro deber es orientar a la opinión, no tergiversarla, no manipular; expresar una opinión, reconociendo que podemos estar en el error, que los otros pueden tener la razón, fomentando el pluralismo y evitando el sectarismo, el pensamiento único.

Y a los amables lectores, señoras y señores, hay que leer, eso está muy bien, toda lectura es buena, en principio; pero en cuanto a las columnas de prensa y los comentarios de opinión, hay que revisar y escoger y no creer en cualquiera, no “comerle cuento” a cualquiera, como se dice popularmente. Insisto, nuestro deber es construir una opinión informada y formada.

Investigar, verificar y consultar antes de escribir. Y a los lectores, reitero, escoger bien a quienes leen. Hay muchos bufones y sofistas escribiendo por ahí. Y eso tampoco es bueno.

Por: Carlos Maestre Maya.*Magister en Economía. Docente de la U. Externado de Colombia.