Hoy, con todo lo que he leído y escuchado, hago un nuevo análisis sobre la pandemia de covid-19, producida por el Sars-Cov-2. Porque, personalmente, ya creo que es inexcusable seguir con la polémica sobre si este nuevo coronavirus es artificial, también considero injustificable no deponer los intereses políticos, económicos y demás veleidades que perturban la corresponsabilidad social, a la obligación de todos por combatir unidos los estragos de tan infausta pandemia.
Debemos concientizarnos de que el objetivo principal en este aciago momento es garantizar la seguridad de toda la gente; es decir, proteger la salud y la vida de la humanidad. Y la mejor forma de conservar estas prioridades vitales es el cuidado personal, universalmente, conocido como autocuidado, desafortunadamente, una minoría indisciplinada pone en riesgo de contagio a toda la población.
Teniendo en cuenta que no existe tratamiento específico para curar la covid-19 y tampoco vacuna para prevenirla, lo razonable debe ser la práctica adecuada del autocuidado, lo cual incluye el buen lavado bucal, de las manos, uso de mascarilla cubriendo boca y nariz, distanciamiento mínimo de 2 metros entre personas y demás medidas de aseo personal que conllevan a la protección general de la comunidad.
Por la insostenibilidad de tanta cuarentena, respaldo el editorial de EL PILÓN: “Gobernador, el que sea y como sea apropiado, apersónese de la salud”, reforzado ayer por el columnista José M Aponte M. Porque en verdad, la pandemia de covid-19 no permite gastos innecesarios, la prioridad debe ser la protección de la salud de todos y que los pobres no padezcan hambre, por lo tanto, la mayoría de los recursos deben dirigirse para evitar estas dolorosas situaciones.
No se sabe cuánto tiempo durará la pandemia. Ojalá surja pronto la vacuna efectiva que prevenga la mortal enfermedad, lo cierto es que muchos científicos de varios países están trabajando afanosamente para materializarla; sin embargo, es muy difícil obtenerla, y mucho más en este coronavirus tan mutable, pues los científicos son muy rigurosos en esto de la elaboración de vacunas, en vista de que cualquier imperfección puede ser más fatal que la misma enfermedad. No obstante, están trabajando con celeridad y pareciera que al final de este año estarían listas 100 millones de vacunas para su aplicación, pero esto es una cantidad insuficiente ante los 10 mil millones de personas que pueblan al planeta Tierra. Mientras lo anterior sea realidad, es mucha la gente que morirá, más que todo por la indisciplina de aquellos que no ponen en práctica las medidas de protección personal ni obedecen las normas gubernamentales respecto a la bioseguridad y tampoco obedecen a las autoridades.
Aunque en nuestro país, el número de contagiados diarios siga creciendo, la cuarentena obligatoria que ha sido muy larga debería terminar el primero de agosto, de aquí en adelante todos debemos ser responsables, ya que transgredir los protocolos de bioseguridad aumenta la posibilidad de contagio.
Mi sugerencia final es que evitemos la diseminación del coronavirus y esto sólo se consigue guardando un buen comportamiento en las labores que nos corresponde cotidianamente, para lograr el sustento personal y familiar, cuando se tiene esta última obligación.