Que alguien compró al árbitro español, para que Brasil avanzara en la disputa del campeonato mundial de fútbol, es una temeridad tendenciosa que puede provocar otras suspicacias y, en consecuencia, cualquiera podría aducir, por ejemplo, que al director técnico, José Pékerman, lo sobornaron y por ende cambió la alineación con jugadores cómplices, en vista de que Víctor Ibarbo y Freddy Guarín no aportaron nada en este partido tan crucial, tampoco el jovencito Juan Fernando Quintero.
En modo alguno pretendo se ignore la parcialidad del árbitro, Carlos Velasco Carballo, a quien de antemano, la dirigencia de la FIFA le conoce su inclinación a favor de los equipos locales en la liga española, más aún si tienen prestigio. Sin embargo, no se debe desconocer que los anfitriones siempre cuentan con mayor acompañamiento de hinchas en las graderías de los estadios, cuyo alboroto a menudo influye en las decisiones arbitrales.
Lo cierto es que la gran actuación de Colombia asustó a los cuatro poderosos que también pasaron a los cuartos de final, que son los que de veras mandan en la FIFA. Conscientes de que no les bastaba el árbitro elegido para sacar a Colombia del certamen futbolero, decidieron recurrir al matoneo, por organigrama previo le correspondió sacarla a la selección anfitriona, que pese a su mediocridad eliminó a sus rivales con ‘patadonas’, simulaciones y otras artimañas con la anuencia arbitral y de Luiz Felipe Scolari, su técnico.
Nuestra selección perdió con Brasil, me atrevo a decir porque al técnico José Pékerman le faltó inteligencia y determinación para enfrentar a la selección brasileña, ya que todo el mundo sabía no brindaría espectáculo sino matoneo, como suelen proceder los grandotes (léase poderosos) torpes con los chicos destacados. Las atajadas espectaculares del arquero David Ospina nos salvó de más goles.
En el partido entre Brasil y Alemania, por la influencia de ambos adversarios no es posible escoger árbitros timoratos, la victoria la logra el mejor con arbitraje idóneo. En efecto, el vencedor fue más hábil en la conducción del balón, el abultado resultado 7 a 1 lo demuestra, aquí no caben conjeturas maliciosas y los dirigentes de la federación brasileña de fútbol quedan tranquilos porque perder con los teutones con goleada es menos humillante que los eliminara Colombia, que aunque fuera la selección revelación no tiene títulos.
El árbitro designado para el encuentro de la última semifinal entre Argentina y Holanda es el turco Cuneyt Cakir, en realidad no es sello de garantía para Holanda, porque no gustó mucho cuando pitó el partido entre Brasil y Méjico. En fin, querido lector ya se sabe quién disputará la final con Alemania el próximo domingo.