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Columnista - 14 junio, 2021

No más burocracia

Son tiempos de crisis a nivel social, político y económico. Estamos frente a la tasa de desempleo más alta de la historia reciente. Hay crisis en las calles: muertes, protestas, corrupción, inseguridad, saqueos, daños a bienes públicos y privados, familias y negocios quebrados, problemas sanitarios, pobreza monetaria, y un sinfín de situaciones que han complicado […]

Son tiempos de crisis a nivel social, político y económico. Estamos frente a la tasa de desempleo más alta de la historia reciente. Hay crisis en las calles: muertes, protestas, corrupción, inseguridad, saqueos, daños a bienes públicos y privados, familias y negocios quebrados, problemas sanitarios, pobreza monetaria, y un sinfín de situaciones que han complicado la existencia de este masacrado país.

La iniciativa privada ha tenido que resistir malas decisiones gubernamentales, elevados impuestos, bloqueos viales, saqueos, aumentos en los costos de producción, deudas y persecuciones de entidades depredadoras y burocráticas que viven de acosar el patrimonio ajeno sin beneficio alguno para los empresarios y trabajadores.

Muchos actores espantan y desincentivan la iniciativa privada en este país, el gobierno (nacional y territorial) se ha comportado como un parásito que no ha entendido la magnitud de esta crisis.  

Muchos de los que generan empleos están quebrados, mientras que el Estado permanece intacto, incluso con más burocracia y con ánimos de seguir creciendo mediante propuestas absurdas como la ridícula idea de ampliar las nóminas de instituciones públicas plagadas de politiquería en la peor crisis económica del siglo, propuesta que solo es concebida en la cabeza de una clase política rentista y despiadada que vive del trabajo de los demás.

Quebraron muchos particulares y empresas, sigue aumentando el desempleo y la pobreza, pero los políticos están ilesos en medio de la crisis con sus sueldos, contratos y beneficios extralegales intactos y acrecentados.

A diferencia del Estado, la iniciativa privada genera productividad y riqueza, y si no lo hace está destinada a desaparecer, ¿no me creen? Hagamos un análisis básico: una empresa privada que vende malos productos y servicios, que atiende mal y que humilla al cliente termina quebrando. En cambio, el Estado entre peor preste un servicio, mayor justificación encuentra para aumentar impuestos, burocracia y gastos inútiles que salen de los bolsillos de empresas y trabajadores sin recibir contraprestación alguna.

Lo anterior es así porque el Estado obtiene ingresos en forma coactiva y pasiva, esto es, persiguiendo con elevados impuestos e inútiles trámites a la iniciativa privada (todo esto sin necesidad de trabajar desde lo público para justificar el recaudo), mientras que el privado obtiene ingresos como consecuencia de su trabajo, sus inversiones y sus dividendos que reflejan la productividad de sus negocios y que tienen el impacto favorable de producir empleos y reactivar la economía.

Lo más estúpido que he escuchado en mis 25 años de vida ha sido la propuesta de un político que, en plena campaña, prometió generar 10.000 empleos en un municipio cesarense de sexta categoría sin inversión privada novedosa, al final de su mandato no pudo generar ni el 1 % de la cifra prometida.

La labor de los políticos no es generar empleo, la labor de la clase política es crear condiciones beneficiosas (tasas competitivas de impuestos, servicios públicos de calidad, infraestructura vial de buen nivel, seguridad, crédito accesible y barato, entre otros beneficios) para atraer inversión privada, es decir, que sea atractivo para el inversionista apostarle a la ciudad, montar negocios y generar puestos de trabajo.

El rumbo de la nueva Secretaría de Desarrollo Económico de Valledupar depende de un factor decisivo: atraer inversión privada que genere productividad y empleo. Si esta dependencia logra atraer inversión privada será exitosa, de lo contrario se convertirá en burocracia incapaz de contribuir en el desarrollo del mercado laboral y la economía de la ciudad.

Le deseo éxitos a quien asume esta inmensa responsabilidad que no contempla tintes medios: será éxito o fracaso, y sin iniciativa privada ya sabemos lo que pasa. [email protected].

Columnista
14 junio, 2021

No más burocracia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Ángel González Cruz

Son tiempos de crisis a nivel social, político y económico. Estamos frente a la tasa de desempleo más alta de la historia reciente. Hay crisis en las calles: muertes, protestas, corrupción, inseguridad, saqueos, daños a bienes públicos y privados, familias y negocios quebrados, problemas sanitarios, pobreza monetaria, y un sinfín de situaciones que han complicado […]


Son tiempos de crisis a nivel social, político y económico. Estamos frente a la tasa de desempleo más alta de la historia reciente. Hay crisis en las calles: muertes, protestas, corrupción, inseguridad, saqueos, daños a bienes públicos y privados, familias y negocios quebrados, problemas sanitarios, pobreza monetaria, y un sinfín de situaciones que han complicado la existencia de este masacrado país.

La iniciativa privada ha tenido que resistir malas decisiones gubernamentales, elevados impuestos, bloqueos viales, saqueos, aumentos en los costos de producción, deudas y persecuciones de entidades depredadoras y burocráticas que viven de acosar el patrimonio ajeno sin beneficio alguno para los empresarios y trabajadores.

Muchos actores espantan y desincentivan la iniciativa privada en este país, el gobierno (nacional y territorial) se ha comportado como un parásito que no ha entendido la magnitud de esta crisis.  

Muchos de los que generan empleos están quebrados, mientras que el Estado permanece intacto, incluso con más burocracia y con ánimos de seguir creciendo mediante propuestas absurdas como la ridícula idea de ampliar las nóminas de instituciones públicas plagadas de politiquería en la peor crisis económica del siglo, propuesta que solo es concebida en la cabeza de una clase política rentista y despiadada que vive del trabajo de los demás.

Quebraron muchos particulares y empresas, sigue aumentando el desempleo y la pobreza, pero los políticos están ilesos en medio de la crisis con sus sueldos, contratos y beneficios extralegales intactos y acrecentados.

A diferencia del Estado, la iniciativa privada genera productividad y riqueza, y si no lo hace está destinada a desaparecer, ¿no me creen? Hagamos un análisis básico: una empresa privada que vende malos productos y servicios, que atiende mal y que humilla al cliente termina quebrando. En cambio, el Estado entre peor preste un servicio, mayor justificación encuentra para aumentar impuestos, burocracia y gastos inútiles que salen de los bolsillos de empresas y trabajadores sin recibir contraprestación alguna.

Lo anterior es así porque el Estado obtiene ingresos en forma coactiva y pasiva, esto es, persiguiendo con elevados impuestos e inútiles trámites a la iniciativa privada (todo esto sin necesidad de trabajar desde lo público para justificar el recaudo), mientras que el privado obtiene ingresos como consecuencia de su trabajo, sus inversiones y sus dividendos que reflejan la productividad de sus negocios y que tienen el impacto favorable de producir empleos y reactivar la economía.

Lo más estúpido que he escuchado en mis 25 años de vida ha sido la propuesta de un político que, en plena campaña, prometió generar 10.000 empleos en un municipio cesarense de sexta categoría sin inversión privada novedosa, al final de su mandato no pudo generar ni el 1 % de la cifra prometida.

La labor de los políticos no es generar empleo, la labor de la clase política es crear condiciones beneficiosas (tasas competitivas de impuestos, servicios públicos de calidad, infraestructura vial de buen nivel, seguridad, crédito accesible y barato, entre otros beneficios) para atraer inversión privada, es decir, que sea atractivo para el inversionista apostarle a la ciudad, montar negocios y generar puestos de trabajo.

El rumbo de la nueva Secretaría de Desarrollo Económico de Valledupar depende de un factor decisivo: atraer inversión privada que genere productividad y empleo. Si esta dependencia logra atraer inversión privada será exitosa, de lo contrario se convertirá en burocracia incapaz de contribuir en el desarrollo del mercado laboral y la economía de la ciudad.

Le deseo éxitos a quien asume esta inmensa responsabilidad que no contempla tintes medios: será éxito o fracaso, y sin iniciativa privada ya sabemos lo que pasa. [email protected].