Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 21 abril, 2025

Mi encuentro con Elvia Milena Sanjuán en una tarde sandiegana

En épocas de la administración de Hernando Molina como gobernador del departamento, 2004 – 2007; siendo secretario de Gobierno Jader Fonseca Jalk, me encontré con Elvia Milena Sanjuán Dávila, compartimos por allí, espacios laborales y aprendí a conocer sus excelsas condiciones: aptitudes y actitudes de una mujer extraordinaria.

Boton Wpp

En épocas de la administración de Hernando Molina como gobernador del departamento, 2004 – 2007; siendo secretario de Gobierno Jader Fonseca Jalk, me encontré con Elvia Milena Sanjuán Dávila, compartimos por allí, espacios laborales y aprendí a conocer sus excelsas condiciones: aptitudes y actitudes de una mujer extraordinaria.

Elvia Milena es una mujer luchadora, una mujer que no se amedranta, que, desde su posición de mujer de provincia, no niega sus raíces, y enarbola con orgullo las banderas de sus padres.

Nació un 25 de abril de 1982, en los preludios del Festival Vallenato, por eso la conjunción de este folclor bello, de acordeón y canto, complementado con esa condición cultural que emerge en San Diego como una fuente inagotable de poesía y literatura pura, que le llenan el corazón de amor y cultura para la gente de su pueblo.

Es mamá de Jorge Camilo, un bello niño; abogada y política, para mí, más social y servidora; solo que la política la atrapó en ese cuerpo bello y ahora bien moldeado con el ciclismo, deporte que practica por las carreteras de su tierra. 

Su pujanza le ha llevado a marcar la historia política y social de su pueblo y su departamento, escribiendo su nombre como la primera mujer elegida por elección popular, como alcaldesa de San Diego de las Flores y gobernadora del departamento del Cesar. 

“He tenido la oportunidad de cantar con ella a pulmón herido la canción “Mis condiciones” de Gustavo Gutiérrez, de soñar y trabajar juntos por el San Diego que queremos, de viajar, bailar, y aprender, sobre todo aprender”. 

“De ella aprendí lo que significa la lealtad, en las buenas y las no tan buenas. La he visto llorar, reír, y soñar. La he visto en primera fila aplaudiendo mis obras, la he oído declamar poesía, pero sobre todo admiro verla dar un discurso en plaza pública, eso sí que es un deleite”. 

“Que honor ser su paisano, que fortuna ser su compañero de trabajo, pero ser su amigo es un regalo de la vida. Hoy por hoy solo me interesa una cosa: ayudarle, desde mi trabajo, a que su legado sea recordado por siempre por las cosas buenas que tiene para con los demás y que, a la vuelta de unos años, nos volvamos a sentar en el kiosco de alguna casa San Diegana y decir: lo logramos Elvia Milena”. Esto lo dice con los ojos aguados de amor por una amiga, Luis Mario Jiménez, un señor actor. 

Esto que dice Luis Mario, lo ratifiqué el Jueves Santo, cuando nos recibió en la sala de su casa en San Diego, con una sonrisa amplia, con una tasa de café y agradecida con ‘Diona’,  Ana D. Mejía Dangond, paisana y eterna amiga de su padre fallecido y de su mamá; con nosotros llegaron William Morales, esposo de Ana D; de Codazzi desde la Fundación Árboles Azules, festival ‘Clemencia Tariffa’: Mayra Muñoz  y su esposo William y las bebitas Génesis y Sophia; Nidio Quiroz y Álvaro Guerra; allí evidenciamos su dulzura maternal, al cargar a Génesis, una de las dos mellitas. Rebosantes de amor. 

Abrirnos su corazón y su casa, hablan de esa sencillez y humildad que pocos mandatarios tienen. Gracias Elvia Milena, la vida te tiene para grandes cosas. “El tiempo lo dirá”. 

Escribir sobre la esencia de una mujer extraordinaria es una delicia y siento que me quedo corto.   Sólo Eso. 

Por: Eduardo Santos Ortega Vergara.

Columnista
21 abril, 2025

Mi encuentro con Elvia Milena Sanjuán en una tarde sandiegana

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

En épocas de la administración de Hernando Molina como gobernador del departamento, 2004 – 2007; siendo secretario de Gobierno Jader Fonseca Jalk, me encontré con Elvia Milena Sanjuán Dávila, compartimos por allí, espacios laborales y aprendí a conocer sus excelsas condiciones: aptitudes y actitudes de una mujer extraordinaria.


En épocas de la administración de Hernando Molina como gobernador del departamento, 2004 – 2007; siendo secretario de Gobierno Jader Fonseca Jalk, me encontré con Elvia Milena Sanjuán Dávila, compartimos por allí, espacios laborales y aprendí a conocer sus excelsas condiciones: aptitudes y actitudes de una mujer extraordinaria.

Elvia Milena es una mujer luchadora, una mujer que no se amedranta, que, desde su posición de mujer de provincia, no niega sus raíces, y enarbola con orgullo las banderas de sus padres.

Nació un 25 de abril de 1982, en los preludios del Festival Vallenato, por eso la conjunción de este folclor bello, de acordeón y canto, complementado con esa condición cultural que emerge en San Diego como una fuente inagotable de poesía y literatura pura, que le llenan el corazón de amor y cultura para la gente de su pueblo.

Es mamá de Jorge Camilo, un bello niño; abogada y política, para mí, más social y servidora; solo que la política la atrapó en ese cuerpo bello y ahora bien moldeado con el ciclismo, deporte que practica por las carreteras de su tierra. 

Su pujanza le ha llevado a marcar la historia política y social de su pueblo y su departamento, escribiendo su nombre como la primera mujer elegida por elección popular, como alcaldesa de San Diego de las Flores y gobernadora del departamento del Cesar. 

“He tenido la oportunidad de cantar con ella a pulmón herido la canción “Mis condiciones” de Gustavo Gutiérrez, de soñar y trabajar juntos por el San Diego que queremos, de viajar, bailar, y aprender, sobre todo aprender”. 

“De ella aprendí lo que significa la lealtad, en las buenas y las no tan buenas. La he visto llorar, reír, y soñar. La he visto en primera fila aplaudiendo mis obras, la he oído declamar poesía, pero sobre todo admiro verla dar un discurso en plaza pública, eso sí que es un deleite”. 

“Que honor ser su paisano, que fortuna ser su compañero de trabajo, pero ser su amigo es un regalo de la vida. Hoy por hoy solo me interesa una cosa: ayudarle, desde mi trabajo, a que su legado sea recordado por siempre por las cosas buenas que tiene para con los demás y que, a la vuelta de unos años, nos volvamos a sentar en el kiosco de alguna casa San Diegana y decir: lo logramos Elvia Milena”. Esto lo dice con los ojos aguados de amor por una amiga, Luis Mario Jiménez, un señor actor. 

Esto que dice Luis Mario, lo ratifiqué el Jueves Santo, cuando nos recibió en la sala de su casa en San Diego, con una sonrisa amplia, con una tasa de café y agradecida con ‘Diona’,  Ana D. Mejía Dangond, paisana y eterna amiga de su padre fallecido y de su mamá; con nosotros llegaron William Morales, esposo de Ana D; de Codazzi desde la Fundación Árboles Azules, festival ‘Clemencia Tariffa’: Mayra Muñoz  y su esposo William y las bebitas Génesis y Sophia; Nidio Quiroz y Álvaro Guerra; allí evidenciamos su dulzura maternal, al cargar a Génesis, una de las dos mellitas. Rebosantes de amor. 

Abrirnos su corazón y su casa, hablan de esa sencillez y humildad que pocos mandatarios tienen. Gracias Elvia Milena, la vida te tiene para grandes cosas. “El tiempo lo dirá”. 

Escribir sobre la esencia de una mujer extraordinaria es una delicia y siento que me quedo corto.   Sólo Eso. 

Por: Eduardo Santos Ortega Vergara.