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Columnista - 4 septiembre, 2015

Meritocracia y democracia

Qué bueno que a través del Congreso de la República, para bien del Estado, en futuras elecciones se implementara un mecanismo de control de meritocracia que evaluara previamente a los aspirantes con un riguroso examen, vigilado por algún organismo internacional para así asegurar transparencia y después de esa prueba, tomar la decisión de aceptarlos, o […]

Qué bueno que a través del Congreso de la República, para bien del Estado, en futuras elecciones se implementara un mecanismo de control de meritocracia que evaluara previamente a los aspirantes con un riguroso examen, vigilado por algún organismo internacional para así asegurar transparencia y después de esa prueba, tomar la decisión de aceptarlos, o no, a sus aspiraciones para cualquiera de los cargos por elección popular y así tener seguridad que personas capacitadas, y con pocos recursos, ocupen dichos cargos y mostrar una actitud más democrática y participativa como lo señala nuestra C N en su primer articulado. Que los servidores públicos electos que no den la talla, que no cumplan con sus programas de gobierno por negligencia directa de ellos, deberían quedar inhabilitados para futuras aspiraciones a elecciones populares, como es sabido la figura de la revocatoria no funcionó en nuestro país.

Así como en el sector privado, las empresas son exigentes con el perfil de las personas que ocuparan sus cargos, en el sector público con más razón. En una alcaldía por ejemplo, el alcalde equivale al gerente de una gran empresa del estado que manejará grandes recursos, por tal razón debe tener una hoja de vida intachable y por supuesto la capacidad suficiente para desempeñar ese cargo tan importante para el buen desarrollo jurídico-político del país, pero con el sistema actual la corrupción jamás se acabará eso hace parte del andamiaje político, es muy sencillo, cualquiera lo entendería: Cuanto vale una campaña y de salir electo cuanto sería el sueldo total en el tiempo a desempeñar su cargo, hay una gran desproporción , la pérdida económica sería muy grande, si son estrictamente honestos.

Gastar todo ese tiempo e invertir grandes cantidades de dinero, tan solo por servirle al país, no tiene sentido. Qué bueno que el voto sea obligatorio y que al ciudadano con su comprobante se le entregue un incentivo el día siguiente de las elecciones, teniendo en cuenta que las personas de bajo recursos dejan de trabajar ese día por esta razón, así se podría contener un poco la compra y venta del voto, al fin de cuentas el dinero siempre saldrá del Estado, de alguna de la dos maneras.

Julio Rojas Buendía

Columnista
4 septiembre, 2015

Meritocracia y democracia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
El Pilón

Qué bueno que a través del Congreso de la República, para bien del Estado, en futuras elecciones se implementara un mecanismo de control de meritocracia que evaluara previamente a los aspirantes con un riguroso examen, vigilado por algún organismo internacional para así asegurar transparencia y después de esa prueba, tomar la decisión de aceptarlos, o […]


Qué bueno que a través del Congreso de la República, para bien del Estado, en futuras elecciones se implementara un mecanismo de control de meritocracia que evaluara previamente a los aspirantes con un riguroso examen, vigilado por algún organismo internacional para así asegurar transparencia y después de esa prueba, tomar la decisión de aceptarlos, o no, a sus aspiraciones para cualquiera de los cargos por elección popular y así tener seguridad que personas capacitadas, y con pocos recursos, ocupen dichos cargos y mostrar una actitud más democrática y participativa como lo señala nuestra C N en su primer articulado. Que los servidores públicos electos que no den la talla, que no cumplan con sus programas de gobierno por negligencia directa de ellos, deberían quedar inhabilitados para futuras aspiraciones a elecciones populares, como es sabido la figura de la revocatoria no funcionó en nuestro país.

Así como en el sector privado, las empresas son exigentes con el perfil de las personas que ocuparan sus cargos, en el sector público con más razón. En una alcaldía por ejemplo, el alcalde equivale al gerente de una gran empresa del estado que manejará grandes recursos, por tal razón debe tener una hoja de vida intachable y por supuesto la capacidad suficiente para desempeñar ese cargo tan importante para el buen desarrollo jurídico-político del país, pero con el sistema actual la corrupción jamás se acabará eso hace parte del andamiaje político, es muy sencillo, cualquiera lo entendería: Cuanto vale una campaña y de salir electo cuanto sería el sueldo total en el tiempo a desempeñar su cargo, hay una gran desproporción , la pérdida económica sería muy grande, si son estrictamente honestos.

Gastar todo ese tiempo e invertir grandes cantidades de dinero, tan solo por servirle al país, no tiene sentido. Qué bueno que el voto sea obligatorio y que al ciudadano con su comprobante se le entregue un incentivo el día siguiente de las elecciones, teniendo en cuenta que las personas de bajo recursos dejan de trabajar ese día por esta razón, así se podría contener un poco la compra y venta del voto, al fin de cuentas el dinero siempre saldrá del Estado, de alguna de la dos maneras.

Julio Rojas Buendía