Con la calma que lo caracteriza, Jursich compartió reflexiones junto al periodista Deivis Caro y la comunicadora Alix Castro.
El editor y escritor Mario Jursich participó en la tercera edición de la Feria del Libro de Valledupar, FELVA 2025, donde conversó sobre inteligencia artificial generativa y escritura. Con la calma que lo caracteriza, Jursich compartió reflexiones junto al periodista Deivis Caro y la comunicadora Alix Castro.
Para Jursich, la IA representa un cambio profundo, una transformación real. “Llevamos años escuchando que tal o cual invento iba a transformar el mundo, pero pocos lo han hecho como esta tecnología. Lo aceptemos o no, nada será igual tras su aparición”, afirmó.
En ese sentido, señaló que se establecerá una relación interdependiente entre el ser humano y la máquina, aunque esta última aún no alcanza la naturalidad del primero. “Las inteligencias artificiales generativas no logran ir más allá de lo correcto; no comprenden ironías ni coloquialismos. Por ejemplo, si alguien escribe ‘soy pechichón’, la IA lo corrige como ‘soy consentido’. Está programada en un español universal que no reconoce los regionalismos”, explicó.
Por eso, subrayó Jursich, en literatura la IA no puede reemplazar al escritor, quien posee la capacidad de imponer una imperfección dinámica frente a la perfección artificial, la cual no aporta la misma riqueza expresiva.
Sobre las profesiones que podrían desaparecer, Jursich pidió evitar una visión distópica, aunque reconoció que algunas, como la de conductor de taxi, se verán reducidas. “Hemos visto videos en YouTube donde los pilotos vuelan con las manos cruzadas y los pasajeros están tranquilos porque saben que hay alguien al mando. Pero llegará el momento en que ya no habrá conductor. En diez años, quizás, existan taxis, pero no muchos taxistas. Los vehículos serán automáticos”, comentó.
¿Y qué ocurrirá con la docencia? “La distopía dice que la IA eliminará la mitad de los empleos en el mundo. Pero creo que en realidad veremos una transformación. Hoy en día, si se ingresan bien los datos, ChatGPT puede elaborar una declaración de renta en un minuto. La idea de que solo los expertos tienen el control ha quedado atrás con esta tecnología. En universidades, colegios y hospitales veremos, cada vez más, la presencia de máquinas”, sostuvo.
Finalmente, agregó que este tipo de tecnologías no deberían regularse solo a nivel nacional, sino que requieren de una autorregulación ética individual. “No pensemos en la IA generativa como una herramienta para ahorrar tiempo, sino como una vía para lograr un pensamiento más preciso”.
Con la calma que lo caracteriza, Jursich compartió reflexiones junto al periodista Deivis Caro y la comunicadora Alix Castro.
El editor y escritor Mario Jursich participó en la tercera edición de la Feria del Libro de Valledupar, FELVA 2025, donde conversó sobre inteligencia artificial generativa y escritura. Con la calma que lo caracteriza, Jursich compartió reflexiones junto al periodista Deivis Caro y la comunicadora Alix Castro.
Para Jursich, la IA representa un cambio profundo, una transformación real. “Llevamos años escuchando que tal o cual invento iba a transformar el mundo, pero pocos lo han hecho como esta tecnología. Lo aceptemos o no, nada será igual tras su aparición”, afirmó.
En ese sentido, señaló que se establecerá una relación interdependiente entre el ser humano y la máquina, aunque esta última aún no alcanza la naturalidad del primero. “Las inteligencias artificiales generativas no logran ir más allá de lo correcto; no comprenden ironías ni coloquialismos. Por ejemplo, si alguien escribe ‘soy pechichón’, la IA lo corrige como ‘soy consentido’. Está programada en un español universal que no reconoce los regionalismos”, explicó.
Por eso, subrayó Jursich, en literatura la IA no puede reemplazar al escritor, quien posee la capacidad de imponer una imperfección dinámica frente a la perfección artificial, la cual no aporta la misma riqueza expresiva.
Sobre las profesiones que podrían desaparecer, Jursich pidió evitar una visión distópica, aunque reconoció que algunas, como la de conductor de taxi, se verán reducidas. “Hemos visto videos en YouTube donde los pilotos vuelan con las manos cruzadas y los pasajeros están tranquilos porque saben que hay alguien al mando. Pero llegará el momento en que ya no habrá conductor. En diez años, quizás, existan taxis, pero no muchos taxistas. Los vehículos serán automáticos”, comentó.
¿Y qué ocurrirá con la docencia? “La distopía dice que la IA eliminará la mitad de los empleos en el mundo. Pero creo que en realidad veremos una transformación. Hoy en día, si se ingresan bien los datos, ChatGPT puede elaborar una declaración de renta en un minuto. La idea de que solo los expertos tienen el control ha quedado atrás con esta tecnología. En universidades, colegios y hospitales veremos, cada vez más, la presencia de máquinas”, sostuvo.
Finalmente, agregó que este tipo de tecnologías no deberían regularse solo a nivel nacional, sino que requieren de una autorregulación ética individual. “No pensemos en la IA generativa como una herramienta para ahorrar tiempo, sino como una vía para lograr un pensamiento más preciso”.