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Columnista - 7 marzo, 2018

Los supremacistas masculinos

Como si los extremos ya no fueran lo suficientemente malos, en especial, cuando se trata de todo aquello que genera en el ser humano la intención de degradar al mismo; han resurgido en algunas partes del mundo corrientes masculinas que ven a la mujer como un ser inferior, por la que expresan odio y la […]

Como si los extremos ya no fueran lo suficientemente malos, en especial, cuando se trata de todo aquello que genera en el ser humano la intención de degradar al mismo; han resurgido en algunas partes del mundo corrientes masculinas que ven a la mujer como un ser inferior, por la que expresan odio y la rebajan a ser meramente un objeto sexual y un animal reproductor.

“Los supremacistas masculinos”, tituló recientemente un medio de comunicación, “la masculinidad tóxica”, señaló otro. Como se quieran llamar o como los quieran denominar, quien vea a las féminas como una “plaga” o es un desquiciado mental o un verdadero animal.

Sin embargo, la masculinidad mal ejercida ni es nuevo en el mundo, ni ajeno en partes de éste, como en nuestra ciudad Valledupar. Cuantas veces quienes nacimos o vivimos en esta parte del país, hemos visto que nuestros hombres se comportan como unos verdaderos “hombres monos” e incluso es avalado por la sociedad, que pareciera que no ha avanzado lo suficiente en este tema en 468 años.

Debatir si existe o no la supremacía masculina es un absurdo, esos temas en términos de civilización ya deberían estar superados. Homo “hombre”, sapiens “sabio”, somos todos, tanto hombres como mujeres. Pero si desde niños no los saben educar, pues cuando grandes no sabrán ejercer su masculinidad. Por lo que, paradójicamente, el rol de la mujer en el hogar es fundamental, al tener éstas el rol de la crianza.

Así mismo, en las aulas de clase se debe insistir en algo tan sencillo como que los niños deben respetar a las niñas. En éstas, además de inculcar conocimiento se debe formar, sin relegar o dejar de lado la importancia del hogar, al ser éste la primera escuela, en donde el ejemplo y la palabra construyen sociedad.

Si como sociedad vallenata miramos nuestros antecedentes, encontraremos que lo que se destaca de manera negativa en otras parte del mundo, tristemente aquí también sucede y eso de la masculinidad mal llevada o mal ejercida, en términos de machismo, acá todavía se percibe. Seguramente, no al nivel de tratar a las mujeres como plaga, pero sí, a no vernos muchas veces en términos de igualdad.

Es por ello, que se debe entender que varón, es quien entiende que su hombría también se construye en términos de respeto a la mujer; la hombría al máximo involucra un liderazgo que se ejerce en igualdad y en el cuidado de la mujer en una sociedad. Finalmente, entender, que Homo sapiens somos todos, es decir, todos y todas.

Columnista
7 marzo, 2018

Los supremacistas masculinos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Josefina Castro Gonzalez

Como si los extremos ya no fueran lo suficientemente malos, en especial, cuando se trata de todo aquello que genera en el ser humano la intención de degradar al mismo; han resurgido en algunas partes del mundo corrientes masculinas que ven a la mujer como un ser inferior, por la que expresan odio y la […]


Como si los extremos ya no fueran lo suficientemente malos, en especial, cuando se trata de todo aquello que genera en el ser humano la intención de degradar al mismo; han resurgido en algunas partes del mundo corrientes masculinas que ven a la mujer como un ser inferior, por la que expresan odio y la rebajan a ser meramente un objeto sexual y un animal reproductor.

“Los supremacistas masculinos”, tituló recientemente un medio de comunicación, “la masculinidad tóxica”, señaló otro. Como se quieran llamar o como los quieran denominar, quien vea a las féminas como una “plaga” o es un desquiciado mental o un verdadero animal.

Sin embargo, la masculinidad mal ejercida ni es nuevo en el mundo, ni ajeno en partes de éste, como en nuestra ciudad Valledupar. Cuantas veces quienes nacimos o vivimos en esta parte del país, hemos visto que nuestros hombres se comportan como unos verdaderos “hombres monos” e incluso es avalado por la sociedad, que pareciera que no ha avanzado lo suficiente en este tema en 468 años.

Debatir si existe o no la supremacía masculina es un absurdo, esos temas en términos de civilización ya deberían estar superados. Homo “hombre”, sapiens “sabio”, somos todos, tanto hombres como mujeres. Pero si desde niños no los saben educar, pues cuando grandes no sabrán ejercer su masculinidad. Por lo que, paradójicamente, el rol de la mujer en el hogar es fundamental, al tener éstas el rol de la crianza.

Así mismo, en las aulas de clase se debe insistir en algo tan sencillo como que los niños deben respetar a las niñas. En éstas, además de inculcar conocimiento se debe formar, sin relegar o dejar de lado la importancia del hogar, al ser éste la primera escuela, en donde el ejemplo y la palabra construyen sociedad.

Si como sociedad vallenata miramos nuestros antecedentes, encontraremos que lo que se destaca de manera negativa en otras parte del mundo, tristemente aquí también sucede y eso de la masculinidad mal llevada o mal ejercida, en términos de machismo, acá todavía se percibe. Seguramente, no al nivel de tratar a las mujeres como plaga, pero sí, a no vernos muchas veces en términos de igualdad.

Es por ello, que se debe entender que varón, es quien entiende que su hombría también se construye en términos de respeto a la mujer; la hombría al máximo involucra un liderazgo que se ejerce en igualdad y en el cuidado de la mujer en una sociedad. Finalmente, entender, que Homo sapiens somos todos, es decir, todos y todas.