Al finalizar el primer semestre del año, son palpables los tragos amargos y sinsabores que ha dejado esta catástrofe mundial llamada pandemia a causa del covid-19. Uno de los temas más controversiales ha sido en relación al manejo de los recursos públicos, tanto así que circuló en redes sociales algunos memes para caracterizar estos hechos. Me llamó la atención especialmente éste: “Se creía que en cuarentena los pobres saldrían a robar a los ricos y fueron los ricos, quienes robaron a los pobres”.
Me refiero entonces, a esa frase “robar” como coloquialmente se le conoce al hecho de apropiarse de los bienes ajenos. El problema no radica en querer acrecentar nuestro patrimonio, sino, en el por qué a costas de lo público.
Muy bien aplicarían estos refranes: “Lo que no nos cuesta, hagámoslo fiesta; ladrones roban millones y son grandes señores”.Ante esto, surgen varios interrogantes: ¿por qué resulta tentador para grandes dignatarios el erario?Ah, es que lo público no tiene doliente, como se suele escuchar y lo que a muchos les han hecho creer.
Es una realidad que quien ostenta un cargo público o de elección popular muchas veces termina inmerso en cuestionamientos de carácter legal, ya que abusan sin clemencia de sus facultades, haciendo uso indebido, apropiándose, y malversando los recursos del Estado.
Maquiavélica la posición de algunos mandatarios durante la contingencia; En distintas regiones y ciudades como Córdoba, Chocó, Cesar, Malambo, Cartago, Tolima, Arauca, entre otros, lograron captar por sí mismos o por medio de otros los dineros sagrados del Estado a través de jugosos contratos, alterando los precios de los mercados, adquiriéndolos en mal estado, a más bajo precio, expidieron números de cédulas con beneficiarios falsos donde resultaron favorecidas personas que no lo necesitaban, como es el caso de la alcaldesa de Luruaco, así como la sobrefacturación de precios por cremación y servicios funerarios; fueron éstos algunos hechos que quedaron al descubierto.
El Contralor de la República, en conjunto con la Procuraduría y la Fiscalía General de la Nación, de manera oportuna investigaron sobre los desvíos de los dineros con fines ajenos a la atención de la pandemia, los funcionarios hallados responsable han sido sancionados y en el mejor de los casos retirados de su cargo, en un acto plausible ante tanto abuso desmedido. Los entes de control a nivel nacional seguirán con la lupa a través de sus delegados a fin de que no se malverse el patrimonio destinado a la contingencia ni se propaguen más actos de corrupción.
El covid-19 ha demostrado que la clase vulnerable siempre es la más afectada, sin embargo, este virus puso y sigue poniendo en riesgo la vida de cualquier ser humano; sin importar su nivel social, educativo, de ingresos, origen o el lugar donde habita. Por ahora mientras transcurre a paso lento la reactivación de la economía el empleo y cotidianidad, nuestro mayor desafío será revestirnos de fe manteniendo las medidas preventivas dadas por el Ministerio de Salud y las autoridades competentes, y poder salir de la peor crisis de salud de las últimas décadas, mirando un nuevo sol y respirando aires nuevos con la venia del altísimo.