Parodiando el título de la famosa novela mexicana protagonizada entre otros por Verónica Castro, Rogelio Guerra y Mariana Villarreal, hoy nos ocuparemos de dejar sin piso el mito popular que considera que llevar a los económicamente favorecidos a los altos cargos públicos, se constituye en prenda de garantía de una gestión honesta y transparente, y no siempre es así, pues han sido muchos los casos de corrupción que contrastan con esta afirmación.
Veamos: El exgobernador Lucas Segundo Gnecco, ha sido condenado por la Corte Suprema de Justicia, por el delito de interés indebido en la celebración de contratos, previsto en el Artículo 409 del Código Penal, en cuyo texto se expresa: “El servidor público que se interese en provecho propio o de un tercero, en cualquier clase de contrato u operación en que deba intervenir por razón de su cargo o de sus funciones incurrirá…”.
El conocido empresario Carlos Mattos Barrero, fue condenado por delitos contra la administración pública, y actualmente se encuentra recluido en la cárcel de mediana y alta seguridad en Cómbita (Boyacá). Por último, mencionemos al flamante Director de la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía Luis Gustavo Moreno, extraditado a los EE.UU. y quien después de pagar su condena en el país del norte, llega a Colombia donde también recibió una condena de 10 años por delitos contra la administración pública. Lo irónico del caso, es que como funcionario de la Fiscalía se paseaba por todo el país dando conferencias de ética y moral pública.
Podríamos seguir citando ejemplos, pero no es posible por lo limitado del espacio. No obstante, consideramos que bastan estos tres ejemplos para desmantelar el mito de que personas acaudaladas son inmunes a los actos de corrupción, o que la corrupción solo está en el sector público, o que el grado de corrupción tiene que ver con lo local o lo regional, y de paso convengamos en que el germen de la corrupción en Colombia ha inoculado todas las esferas sociales al punto que los funcionarios y empresarios probos e impolutos son “bichos raros” que todavía quedan adornando el paisaje.
La evasión de impuestos ha sido otro tema recurrente en Colombia, y las normas que se expiden, para combatir el fenómeno, resultan ser un saludo a la bandera, pues no conocemos ningún empresario que haya sido condenado por este delito, muy a pesar de haber sido denunciados en escándalos como: Panamá papers y Pandora papers.
La nota de cierre: “Con profundo pesar recibimos la noticia del fallecimiento del galeno Enrique Elías Castro Palmera, un ejemplo de moral, rectitud y decencia. A su esposa, hijos, nietos y relacionados, nuestras sinceras condolencias.
Por Darío Arregocés Baute
darioarregoces@hotmail.com