Siempre pretendemos encontrar a los número uno, en los famosos, o al menos eso creemos, distinguimos a esos grandes personajes como los numero uno: deportistas, cantantes, líderes políticos que gobiernan el mundo; los grandes capitalistas y empresarios pudientes que atesoran millones de dólares y tienen a disposición centenares de personas y lujos con qué vivir […]
Siempre pretendemos encontrar a los número uno, en los famosos, o al menos eso creemos, distinguimos a esos grandes personajes como los numero uno: deportistas, cantantes, líderes políticos que gobiernan el mundo; los grandes capitalistas y empresarios pudientes que atesoran millones de dólares y tienen a disposición centenares de personas y lujos con qué vivir hasta tres vidas seguidas, sin pensar en alguna necesidad. Es lo que evidenciamos de manera permanente.
Pero el análisis de un personaje que encontré en un mensaje de un gran amigo, desde la ciudad bonita, el jurista Cesar Luna, me puso a pensar qué tan cierto es su contenido: “Un número uno te lo puedes encontrar en un restaurante, y es un camarero. Y es un número uno, que no se le escapa una mesa, que a la segunda vez que vas ya sabe lo que vas a tomar; que cuando quieres la segunda bebida, ya te la está trayendo… ese tío lo quiere hacer todo bien; como hay gente que le da todo igual, personajes que son más ‘vaguete’; pero también está la gente que se esfuerza. Si te esfuerzas todo el rato, lo normal es que te salgan las cosas mucho mejor que al de al lado.
Un número uno tiene una actitud ante la vida y una visión del mundo que requiere mucho esfuerzo, pero que necesita hacerlo bien para estar bien consigo mismo; seguramente no tiene ninguna necesidad de hacer lo que hace, pero lo hace, por eso es número uno”.
Aquí traigo las palabras de mi amigo, que dice: “El que quiera ser exitoso que piense que debe estar de rodillas ante Dios, para poder estar de pie ante los hombres. La mayoría de los asuntos de la vida proceden de la ubicación del hombre. ¿Cuál es el lugar que me corresponde? Todo viene del padre, de las luces, todo es de él. El hombre necesita de Dios, no al revés.
Para ser número uno debes estar ubicado en la mejor posición, es decir, en la mejor actitud y aquí me ubico en el planteamiento que siempre atesoro con mis alumnos de la universidad, para ser el mejor, es decir el número uno, debes ser extraordinario.
Agrégale algo extra a lo que ordinariamente haces, un poquito más de tiempo, un poco más de esfuerzo, un poco más de fe, creer en tus capacidades y abordarlas de la mejor manera. Sé generoso con tus compañeros; si eres jefe confía y delega de la mejor manera, si eres subordinado, aporta, bríndate un poco más”.
Los grandes emporios comienzan colocando una primera piedra, luego es tu capacidad de crecimiento lo que hace que todo fluya. “El principio de la sabiduría es el temor a Dios, los insensatos deprecian la sabiduría y la disciplina”. Proverbio 1:7
Hay que manejar la disciplina, la capacidad de aprender y la integralidad como un ser humano de principios y valores. Te invito a ser ‘Extraordinario’ en todo lo que hagas, aunque parezca difícil solo tienes que esforzarte un poco y pensar más en los que puedas ayudar y no en quién te puede ayudar.
La ñapita: a Valledupar se lo está llevando el ‘guere guere’. Señor alcalde, hay que ser extraordinarios para acabar la inseguridad. Póngase las pilas. Sólo Eso.
Siempre pretendemos encontrar a los número uno, en los famosos, o al menos eso creemos, distinguimos a esos grandes personajes como los numero uno: deportistas, cantantes, líderes políticos que gobiernan el mundo; los grandes capitalistas y empresarios pudientes que atesoran millones de dólares y tienen a disposición centenares de personas y lujos con qué vivir […]
Siempre pretendemos encontrar a los número uno, en los famosos, o al menos eso creemos, distinguimos a esos grandes personajes como los numero uno: deportistas, cantantes, líderes políticos que gobiernan el mundo; los grandes capitalistas y empresarios pudientes que atesoran millones de dólares y tienen a disposición centenares de personas y lujos con qué vivir hasta tres vidas seguidas, sin pensar en alguna necesidad. Es lo que evidenciamos de manera permanente.
Pero el análisis de un personaje que encontré en un mensaje de un gran amigo, desde la ciudad bonita, el jurista Cesar Luna, me puso a pensar qué tan cierto es su contenido: “Un número uno te lo puedes encontrar en un restaurante, y es un camarero. Y es un número uno, que no se le escapa una mesa, que a la segunda vez que vas ya sabe lo que vas a tomar; que cuando quieres la segunda bebida, ya te la está trayendo… ese tío lo quiere hacer todo bien; como hay gente que le da todo igual, personajes que son más ‘vaguete’; pero también está la gente que se esfuerza. Si te esfuerzas todo el rato, lo normal es que te salgan las cosas mucho mejor que al de al lado.
Un número uno tiene una actitud ante la vida y una visión del mundo que requiere mucho esfuerzo, pero que necesita hacerlo bien para estar bien consigo mismo; seguramente no tiene ninguna necesidad de hacer lo que hace, pero lo hace, por eso es número uno”.
Aquí traigo las palabras de mi amigo, que dice: “El que quiera ser exitoso que piense que debe estar de rodillas ante Dios, para poder estar de pie ante los hombres. La mayoría de los asuntos de la vida proceden de la ubicación del hombre. ¿Cuál es el lugar que me corresponde? Todo viene del padre, de las luces, todo es de él. El hombre necesita de Dios, no al revés.
Para ser número uno debes estar ubicado en la mejor posición, es decir, en la mejor actitud y aquí me ubico en el planteamiento que siempre atesoro con mis alumnos de la universidad, para ser el mejor, es decir el número uno, debes ser extraordinario.
Agrégale algo extra a lo que ordinariamente haces, un poquito más de tiempo, un poco más de esfuerzo, un poco más de fe, creer en tus capacidades y abordarlas de la mejor manera. Sé generoso con tus compañeros; si eres jefe confía y delega de la mejor manera, si eres subordinado, aporta, bríndate un poco más”.
Los grandes emporios comienzan colocando una primera piedra, luego es tu capacidad de crecimiento lo que hace que todo fluya. “El principio de la sabiduría es el temor a Dios, los insensatos deprecian la sabiduría y la disciplina”. Proverbio 1:7
Hay que manejar la disciplina, la capacidad de aprender y la integralidad como un ser humano de principios y valores. Te invito a ser ‘Extraordinario’ en todo lo que hagas, aunque parezca difícil solo tienes que esforzarte un poco y pensar más en los que puedas ayudar y no en quién te puede ayudar.
La ñapita: a Valledupar se lo está llevando el ‘guere guere’. Señor alcalde, hay que ser extraordinarios para acabar la inseguridad. Póngase las pilas. Sólo Eso.