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Columnista - 22 octubre, 2019

Lecciones de la planificación urbana de Valledupar

Valledupar tuvo un crecimiento poblacional significativo en la segunda mitad del siglo XX: pasó de aproximadamente 30.000 habitantes en 1951 a más de 150.000 en 1973. Este crecimiento significó importantes retos de planificación urbana a una ciudad que era pequeña y con poco cubrimiento de servicios públicos. Valledupar enfrentó con éxito este desafío hasta llegar […]

Valledupar tuvo un crecimiento poblacional significativo en la segunda mitad del siglo XX: pasó de aproximadamente 30.000 habitantes en 1951 a más de 150.000 en 1973. Este crecimiento significó importantes retos de planificación urbana a una ciudad que era pequeña y con poco cubrimiento de servicios públicos.

Valledupar enfrentó con éxito este desafío hasta llegar a ser señalada como la “sorpresa Caribe” en los 1990. A pesar que se ha debilitado en las últimas décadas, el proceso entrega lecciones de planificación urbana para los hacederos de la política pública.

Un primer elemento a destacar es la visión de largo plazo en la planificación urbana. El primer plan fue aprobado por el Concejo Municipal en 1963, que buscaba atender las necesidades de la creciente población. En 1969, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) realizó el Plan Piloto de Desarrollo Urbano que incluyó el primer plan vial y una zonificación y usos del suelo.

En los años siguientes, la planificación siguió los marcos legales nacionales en la materia. En 1982 se aprobó el Plan Integral de Desarrollo Urbano de Valledupar (PIDUV), el cual fue un referente nacional. En 1990, se realizó el Plan de Desarrollo de Valledupar siglo XXI, donde se establecieron otros ejercicios específicos: plan centro, plan de arborización y plan vial.

Finalmente, en 2000, siguiendo lo establecido en la Ley de Desarrollo Territorial de 1997, se aprobó el Plan de Ordenamiento Territorial 2000-2007.

Un segundo elemento en el éxito de la planificación urbana de Valledupar fue la fortaleza de las instituciones locales. Por ejemplo, la empresa de servicios públicos realizó y ejecutó adecuadamente varios planes maestros de acueducto y alcantarillado. Además, la capacidad de la administración local se vio reflejada en un mayor recaudo tributario, la creación del fondo municipal de valorización y la profesionalización de la planta de empleados.

El tercer factor clave para el éxito vallenato fue la continuidad de las políticas de planificación. Las distintas administraciones continuaban la ejecución de los planes establecidos, inclusive cuando los alcaldes eran de diferentes corrientes políticas. Un reflejo de esto es el hecho de que la arquitecta Aurora Pachón, que llevó a cabo el PIDUV en 1982, se mantuvo como asesora del municipio por 20 años.

Finalmente, hay que destacar la participación ciudadana en este proceso. Por ejemplo, uno de los programas relevantes fue el de auto pavimentación de calles. Bajo este esquema, se logró la pavimentación de gran parte de las vías del municipio en los 1990. También, la participación ciudadana se reflejaba en el pago oportuno de los servicios y la contribución por valorización. Estas fueron fuentes clave para la ejecución de varias obras de infraestructura en la ciudad.

Columnista
22 octubre, 2019

Lecciones de la planificación urbana de Valledupar

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Bonet Morón

Valledupar tuvo un crecimiento poblacional significativo en la segunda mitad del siglo XX: pasó de aproximadamente 30.000 habitantes en 1951 a más de 150.000 en 1973. Este crecimiento significó importantes retos de planificación urbana a una ciudad que era pequeña y con poco cubrimiento de servicios públicos. Valledupar enfrentó con éxito este desafío hasta llegar […]


Valledupar tuvo un crecimiento poblacional significativo en la segunda mitad del siglo XX: pasó de aproximadamente 30.000 habitantes en 1951 a más de 150.000 en 1973. Este crecimiento significó importantes retos de planificación urbana a una ciudad que era pequeña y con poco cubrimiento de servicios públicos.

Valledupar enfrentó con éxito este desafío hasta llegar a ser señalada como la “sorpresa Caribe” en los 1990. A pesar que se ha debilitado en las últimas décadas, el proceso entrega lecciones de planificación urbana para los hacederos de la política pública.

Un primer elemento a destacar es la visión de largo plazo en la planificación urbana. El primer plan fue aprobado por el Concejo Municipal en 1963, que buscaba atender las necesidades de la creciente población. En 1969, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) realizó el Plan Piloto de Desarrollo Urbano que incluyó el primer plan vial y una zonificación y usos del suelo.

En los años siguientes, la planificación siguió los marcos legales nacionales en la materia. En 1982 se aprobó el Plan Integral de Desarrollo Urbano de Valledupar (PIDUV), el cual fue un referente nacional. En 1990, se realizó el Plan de Desarrollo de Valledupar siglo XXI, donde se establecieron otros ejercicios específicos: plan centro, plan de arborización y plan vial.

Finalmente, en 2000, siguiendo lo establecido en la Ley de Desarrollo Territorial de 1997, se aprobó el Plan de Ordenamiento Territorial 2000-2007.

Un segundo elemento en el éxito de la planificación urbana de Valledupar fue la fortaleza de las instituciones locales. Por ejemplo, la empresa de servicios públicos realizó y ejecutó adecuadamente varios planes maestros de acueducto y alcantarillado. Además, la capacidad de la administración local se vio reflejada en un mayor recaudo tributario, la creación del fondo municipal de valorización y la profesionalización de la planta de empleados.

El tercer factor clave para el éxito vallenato fue la continuidad de las políticas de planificación. Las distintas administraciones continuaban la ejecución de los planes establecidos, inclusive cuando los alcaldes eran de diferentes corrientes políticas. Un reflejo de esto es el hecho de que la arquitecta Aurora Pachón, que llevó a cabo el PIDUV en 1982, se mantuvo como asesora del municipio por 20 años.

Finalmente, hay que destacar la participación ciudadana en este proceso. Por ejemplo, uno de los programas relevantes fue el de auto pavimentación de calles. Bajo este esquema, se logró la pavimentación de gran parte de las vías del municipio en los 1990. También, la participación ciudadana se reflejaba en el pago oportuno de los servicios y la contribución por valorización. Estas fueron fuentes clave para la ejecución de varias obras de infraestructura en la ciudad.