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Columnista - 18 julio, 2023

Lavirosis.com

Si hay algo importante en la vida de un ser humano es la salud, eso es por principio algo necesario para edificar con bases sólidas lo que viene cuando el tiempo avanza y el ocaso llegue.

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Si hay algo importante en la vida de un ser humano es la salud, eso es por principio algo necesario para edificar con bases sólidas lo que viene cuando el tiempo avanza y el ocaso llegue.

La humanidad se ha visto afectada, a través del tiempo, por contextos, casos duros, que debilitan su salud. 

Nadie puede olvidar el año 2020, lo que padeció el mundo con el nuevo Coronavirus (COVID-19) catalogado por la Organización Mundial de la Salud como una emergencia en salud pública de importancia internacional (ESPII). 

Se identificaron casos en todos los continentes y, el 6 de marzo de ese año nefasto se confirmó el primer caso en Colombia.

Mucha resiliencia hemos necesitado para superar ese episodio triste y enarbolar la bandera del sacrificio; la enjundia que hemos llevado con resignación, y la superación del dolor de muerte.

Muchos amigos, familiares y seres muy cercanos que nos marcaron con su ausencia, siguen recordándose con mucho dolor.

Lo más fuerte de ese episodio era que la gente moría y el liderazgo mundial estaba sometido, un silencio tétrico de impotencia dominaba el mundo.

Nadie sabía qué hacer, se inventaron unas vacunas, hoy siguen las controversias, y en este momento la duda de la efectividad de ese medicamento sigue en tela de juicio.

Lo cierto de todo, es que fue pasando el tiempo y con él, lo más crítico; la cantidad de muertos hoy son estadísticas. 

En el momento del encierro, fui duro con el tema del virus, hablando con el abogado Cesar Luna, amigo de Bucaramanga y el doctor Romero Churio, eminente galeno; manifestaba mi tesis de la maldad del hombre en el desarrollo de este virus, sigue la polémica.

Hoy, después de tres años, hay tanta virosis afectando la salud, vemos a la gente sustraída en su vitalidad, gripas fuertes que encaman hasta al más duro.

Muertes por infarto, y no solo a los sedentarios o faltos de compromiso con su salud. Muere un viejo obeso, muere un adulto dinámico deportista. Muere un joven de infarto y uno se asombra.

Cada día nos encontramos por ahí a amigos, que teníamos tiempo sin ver y la razón es la fuerte virosis. ‘Joda que vaina tan dura, nunca me había dado una gripa tan fuerte’

Ante estos virus, que dan tan duro, seguimos tratando con los mismos dolex, los fármacos parecieran no avanzar y como valor agregado, los inclementes climas juegan en el equipo del virus y allí; es como si jugara América de Cali con el real Madrid; guardadas las proporciones,  nos vemos a merced de la virosis.com

La OMS, los científicos, los médicos, se siguen escudando en el silencio. No hay vacunas, al menos una que tenga credibilidad, para contrarrestar la virosis que sigue matando.

No es con alcohol, ni lavándose las manos, ni usando tapabocas, con lo que sencillamente se combatirá un virus tan mortal. Ayuda, sí. ¿Pero, es la solución? 

Y las vacunas se suman a la lista de lo inoperante y generador además de secuelas que también matan, ¿y entonces? Seguimos hablando, a la espera de que se me pase ese feroz virus, quince días poseído.  Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara.

Columnista
18 julio, 2023

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Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Si hay algo importante en la vida de un ser humano es la salud, eso es por principio algo necesario para edificar con bases sólidas lo que viene cuando el tiempo avanza y el ocaso llegue.


Si hay algo importante en la vida de un ser humano es la salud, eso es por principio algo necesario para edificar con bases sólidas lo que viene cuando el tiempo avanza y el ocaso llegue.

La humanidad se ha visto afectada, a través del tiempo, por contextos, casos duros, que debilitan su salud. 

Nadie puede olvidar el año 2020, lo que padeció el mundo con el nuevo Coronavirus (COVID-19) catalogado por la Organización Mundial de la Salud como una emergencia en salud pública de importancia internacional (ESPII). 

Se identificaron casos en todos los continentes y, el 6 de marzo de ese año nefasto se confirmó el primer caso en Colombia.

Mucha resiliencia hemos necesitado para superar ese episodio triste y enarbolar la bandera del sacrificio; la enjundia que hemos llevado con resignación, y la superación del dolor de muerte.

Muchos amigos, familiares y seres muy cercanos que nos marcaron con su ausencia, siguen recordándose con mucho dolor.

Lo más fuerte de ese episodio era que la gente moría y el liderazgo mundial estaba sometido, un silencio tétrico de impotencia dominaba el mundo.

Nadie sabía qué hacer, se inventaron unas vacunas, hoy siguen las controversias, y en este momento la duda de la efectividad de ese medicamento sigue en tela de juicio.

Lo cierto de todo, es que fue pasando el tiempo y con él, lo más crítico; la cantidad de muertos hoy son estadísticas. 

En el momento del encierro, fui duro con el tema del virus, hablando con el abogado Cesar Luna, amigo de Bucaramanga y el doctor Romero Churio, eminente galeno; manifestaba mi tesis de la maldad del hombre en el desarrollo de este virus, sigue la polémica.

Hoy, después de tres años, hay tanta virosis afectando la salud, vemos a la gente sustraída en su vitalidad, gripas fuertes que encaman hasta al más duro.

Muertes por infarto, y no solo a los sedentarios o faltos de compromiso con su salud. Muere un viejo obeso, muere un adulto dinámico deportista. Muere un joven de infarto y uno se asombra.

Cada día nos encontramos por ahí a amigos, que teníamos tiempo sin ver y la razón es la fuerte virosis. ‘Joda que vaina tan dura, nunca me había dado una gripa tan fuerte’

Ante estos virus, que dan tan duro, seguimos tratando con los mismos dolex, los fármacos parecieran no avanzar y como valor agregado, los inclementes climas juegan en el equipo del virus y allí; es como si jugara América de Cali con el real Madrid; guardadas las proporciones,  nos vemos a merced de la virosis.com

La OMS, los científicos, los médicos, se siguen escudando en el silencio. No hay vacunas, al menos una que tenga credibilidad, para contrarrestar la virosis que sigue matando.

No es con alcohol, ni lavándose las manos, ni usando tapabocas, con lo que sencillamente se combatirá un virus tan mortal. Ayuda, sí. ¿Pero, es la solución? 

Y las vacunas se suman a la lista de lo inoperante y generador además de secuelas que también matan, ¿y entonces? Seguimos hablando, a la espera de que se me pase ese feroz virus, quince días poseído.  Sólo Eso.

Por Eduardo Santos Ortega Vergara.