El sector de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) es, hoy más que nunca, un motor de transformación global, en el cual las mujeres han tomado un papel protagónico desde la concepción de políticas públicas innovadoras hasta la ejecución de proyectos de impacto social.
El sector de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) es, hoy más que nunca, un motor de transformación global, en el cual las mujeres han tomado un papel protagónico desde la concepción de políticas públicas innovadoras hasta la ejecución de proyectos de impacto social. Las mujeres con su talento, visión y compromiso están forjando un ecosistema digital más inclusivo y dinámico, impulsando acciones decisivas para cerrar la brecha de género y construir un futuro equitativo.
Si bien el camino es prometedor, la realidad actual nos desafía a redoblar esfuerzos. El informe “Mujeres en Tecnología” de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) de 2022 nos recuerda que solo el 28 % de los profesionales en el sector TIC a nivel mundial son mujeres. Esta cifra, aunque muestra avances en ciertas áreas, es un llamado a la acción para liberar el inmenso potencial femenino aún por incrementarse en este campo vital.
El liderazgo femenino ha emergido a pesar de barreras estructurales profundas. Las disparidades en formación, acceso y representación en las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) son un eco global. El Foro Económico Mundial (2023) subraya que solo el 29 % de los profesionales STEM a nivel mundial son mujeres. En Colombia, el Observatorio del Icfes de 2022 evidenció que apenas el 37.9 % de los graduados en programas STEAM fueron mujeres, frente a un 62.1 % de hombres. Este desequilibrio es un freno para el desarrollo del país, limitando su capacidad de innovación, competitividad y equidad. Alarmantemente, datos de Fedesoft (marzo de 2024) revelan que la participación de mujeres en desarrollo de software se reduce a un 25 %, y en el área de TI general, a un escaso 15 %.
La baja participación femenina en el mercado laboral digital agudiza esta urgencia. Según el DANE (GEIH, 2022), solo el 30 % de los ocupados en actividades TIC son mujeres. Esta realidad clama por políticas más audaces que aseguren condiciones equitativas de acceso y permanencia. Aunque se observan avances en ciertas posiciones, la brecha salarial y de liderazgo persiste. Si bien un 45 % de las empresas tecnológicas en Colombia reportan tener mujeres en sus equipos de liderazgo (Tecinf, 2023), la visión regional nos muestra que menos del 20% de los cargos directivos en tecnología en América Latina son ocupados por mujeres (La Nota Económica, 2024).
Este liderazgo femenino es vital: Fedesoft (2024) señala que por cada mujer que emprende en el sector, seis hombres ya lo han hecho, y solo el 39% de los proyectos tecnológicos en Colombia son liderados por mujeres.
Romper estas barreras no es solo una cuestión de justicia; es una estrategia inteligente para impulsar la economía digital del país. Cuando una niña visualiza su propio potencial, creando, liderando y resolviendo problemas con tecnología, no solo se empodera a sí misma, sino que empieza a cerrar la brecha del futuro para toda la sociedad. Cada vocación que se siembra es una semilla de innovación.
El sector público ha respondido con recursos para consolidar la equidad de género en las TIC. Manifiestos por la equidad, políticas de apropiación digital con enfoque de género y campañas de empoderamiento femenino trazan una hoja de ruta clara que demanda continuidad, articulación y sostenibilidad. Sin embargo, hay que ir más allá de las cifras para construir entornos seguros, participativos y diversos donde las mujeres no solo puedan acceder a las TIC, sino convertirse en sus arquitectas y transformadoras.
En este esfuerzo colectivo, el rol de líderes y consultores es absolutamente crucial. Su experiencia técnica y visión estratégica son el motor para impulsar la participación femenina en el diseño de políticas innovadoras, la formulación de proyectos con impacto territorial y la generación de conocimiento público que nutra el crecimiento del sector. La sinergia entre el compromiso político, las iniciativas de base y el liderazgo inspirador es la clave para consolidar un sector TIC verdaderamente inclusivo y equitativo, liberando el inmenso talento de las mujeres para diseñar un futuro digital más brillante y justo para Colombia.
Por: Felipe Antonio Olaya Arias.
El sector de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) es, hoy más que nunca, un motor de transformación global, en el cual las mujeres han tomado un papel protagónico desde la concepción de políticas públicas innovadoras hasta la ejecución de proyectos de impacto social.
El sector de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) es, hoy más que nunca, un motor de transformación global, en el cual las mujeres han tomado un papel protagónico desde la concepción de políticas públicas innovadoras hasta la ejecución de proyectos de impacto social. Las mujeres con su talento, visión y compromiso están forjando un ecosistema digital más inclusivo y dinámico, impulsando acciones decisivas para cerrar la brecha de género y construir un futuro equitativo.
Si bien el camino es prometedor, la realidad actual nos desafía a redoblar esfuerzos. El informe “Mujeres en Tecnología” de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) de 2022 nos recuerda que solo el 28 % de los profesionales en el sector TIC a nivel mundial son mujeres. Esta cifra, aunque muestra avances en ciertas áreas, es un llamado a la acción para liberar el inmenso potencial femenino aún por incrementarse en este campo vital.
El liderazgo femenino ha emergido a pesar de barreras estructurales profundas. Las disparidades en formación, acceso y representación en las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) son un eco global. El Foro Económico Mundial (2023) subraya que solo el 29 % de los profesionales STEM a nivel mundial son mujeres. En Colombia, el Observatorio del Icfes de 2022 evidenció que apenas el 37.9 % de los graduados en programas STEAM fueron mujeres, frente a un 62.1 % de hombres. Este desequilibrio es un freno para el desarrollo del país, limitando su capacidad de innovación, competitividad y equidad. Alarmantemente, datos de Fedesoft (marzo de 2024) revelan que la participación de mujeres en desarrollo de software se reduce a un 25 %, y en el área de TI general, a un escaso 15 %.
La baja participación femenina en el mercado laboral digital agudiza esta urgencia. Según el DANE (GEIH, 2022), solo el 30 % de los ocupados en actividades TIC son mujeres. Esta realidad clama por políticas más audaces que aseguren condiciones equitativas de acceso y permanencia. Aunque se observan avances en ciertas posiciones, la brecha salarial y de liderazgo persiste. Si bien un 45 % de las empresas tecnológicas en Colombia reportan tener mujeres en sus equipos de liderazgo (Tecinf, 2023), la visión regional nos muestra que menos del 20% de los cargos directivos en tecnología en América Latina son ocupados por mujeres (La Nota Económica, 2024).
Este liderazgo femenino es vital: Fedesoft (2024) señala que por cada mujer que emprende en el sector, seis hombres ya lo han hecho, y solo el 39% de los proyectos tecnológicos en Colombia son liderados por mujeres.
Romper estas barreras no es solo una cuestión de justicia; es una estrategia inteligente para impulsar la economía digital del país. Cuando una niña visualiza su propio potencial, creando, liderando y resolviendo problemas con tecnología, no solo se empodera a sí misma, sino que empieza a cerrar la brecha del futuro para toda la sociedad. Cada vocación que se siembra es una semilla de innovación.
El sector público ha respondido con recursos para consolidar la equidad de género en las TIC. Manifiestos por la equidad, políticas de apropiación digital con enfoque de género y campañas de empoderamiento femenino trazan una hoja de ruta clara que demanda continuidad, articulación y sostenibilidad. Sin embargo, hay que ir más allá de las cifras para construir entornos seguros, participativos y diversos donde las mujeres no solo puedan acceder a las TIC, sino convertirse en sus arquitectas y transformadoras.
En este esfuerzo colectivo, el rol de líderes y consultores es absolutamente crucial. Su experiencia técnica y visión estratégica son el motor para impulsar la participación femenina en el diseño de políticas innovadoras, la formulación de proyectos con impacto territorial y la generación de conocimiento público que nutra el crecimiento del sector. La sinergia entre el compromiso político, las iniciativas de base y el liderazgo inspirador es la clave para consolidar un sector TIC verdaderamente inclusivo y equitativo, liberando el inmenso talento de las mujeres para diseñar un futuro digital más brillante y justo para Colombia.
Por: Felipe Antonio Olaya Arias.