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Columnista - 12 abril, 2015

La VII cumbre de Panamá está al rojo vivo

Hoy, los ojos del nuestro continente están mirando a Panamá. Será una cumbre diferente a todas las anteriores y estará repleta de tensiones y expectativas ciertas con actores interesados en mostrarse y en sacar adelante sus propuestas e iniciativas novedosas, donde la diplomacia e intermediación de los países amigos tendrá una importancia relativa con algo […]

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Hoy, los ojos del nuestro continente están mirando a Panamá. Será una cumbre diferente a todas las anteriores y estará repleta de tensiones y expectativas ciertas con actores interesados en mostrarse y en sacar adelante sus propuestas e iniciativas novedosas, donde la diplomacia e intermediación de los países amigos tendrá una importancia relativa con algo de intereses encontrados. Sin embargo, esta cumbre de las Américas representa la búsqueda de la reconciliación marcada por el regreso histórico de Cuba a esta cita hemisférica, después de seis décadas que los líderes de Estados Unidos y Cuba no se sientan en una misma mesa para dialogar.

Las altas temperaturas en Panamá ofrecerán un contraste ante el deshielo Cuba – Estados Unidos y Venezuela, lo cual puede significar en el corto plazo la eliminación de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo, la reapertura de embajadas en los dos países y posteriormente puede ser el trampolín para levantar el bloqueo económico a la isla de los Castros después de más de 50 años de maltratos, que el pueblo cubano pudo sortear con dignidad. Además, quedará fuera de lugar la declaración de Obama donde afirmaba que Venezuela es un peligro para la seguridad nacional cuando lo más evidente es que el gobierno de Caracas intimida y encarcela a sus adversarios políticos erosionando de esta manera los Derechos Humanos y el respeto mutuo.

En esta cumbre también se discutirán temas vitales para la región, como educación, democracia, Derechos Humanos, medio ambiente y energía, y será el punto de encuentro de dos grandes foros entre la sociedad civil y empresarios. De ninguna manera la magnitud de esta cumbre puede subestimarse, y al eliminarse las tensiones irritantes se puede centrar más en los temas que afectan a la región sin distraerse en las viejas rivalidades heredadas de los años 60. Celebramos que se está llegando muy lejos en temas que son políticamente explosivos y esperamos que el espinoso tema de Venezuela no termine empañando con recriminaciones mutuas el regreso de Cuba a estas cumbres hemisféricas. Los 35 países reunidos en Panamá tienen mucho que celebrar y el ambiente es muy positivo para abordar con seriedad estos temas incómodos y añejos.

En esta cumbre inédita se hacen llamados coincidentes de acudir al diálogo como el camino indicado para resolver diferencias, buscar la paz de manera civilizada y a solucionar los conflictos en el hemisferio dejando a un lado las diferencias coyunturales y buscando siempre puntos de convergencia para luchar contra las desigualdades y la falta de oportunidades.

Columnista
12 abril, 2015

La VII cumbre de Panamá está al rojo vivo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gustavo Cotez Medina

Hoy, los ojos del nuestro continente están mirando a Panamá. Será una cumbre diferente a todas las anteriores y estará repleta de tensiones y expectativas ciertas con actores interesados en mostrarse y en sacar adelante sus propuestas e iniciativas novedosas, donde la diplomacia e intermediación de los países amigos tendrá una importancia relativa con algo […]


Hoy, los ojos del nuestro continente están mirando a Panamá. Será una cumbre diferente a todas las anteriores y estará repleta de tensiones y expectativas ciertas con actores interesados en mostrarse y en sacar adelante sus propuestas e iniciativas novedosas, donde la diplomacia e intermediación de los países amigos tendrá una importancia relativa con algo de intereses encontrados. Sin embargo, esta cumbre de las Américas representa la búsqueda de la reconciliación marcada por el regreso histórico de Cuba a esta cita hemisférica, después de seis décadas que los líderes de Estados Unidos y Cuba no se sientan en una misma mesa para dialogar.

Las altas temperaturas en Panamá ofrecerán un contraste ante el deshielo Cuba – Estados Unidos y Venezuela, lo cual puede significar en el corto plazo la eliminación de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo, la reapertura de embajadas en los dos países y posteriormente puede ser el trampolín para levantar el bloqueo económico a la isla de los Castros después de más de 50 años de maltratos, que el pueblo cubano pudo sortear con dignidad. Además, quedará fuera de lugar la declaración de Obama donde afirmaba que Venezuela es un peligro para la seguridad nacional cuando lo más evidente es que el gobierno de Caracas intimida y encarcela a sus adversarios políticos erosionando de esta manera los Derechos Humanos y el respeto mutuo.

En esta cumbre también se discutirán temas vitales para la región, como educación, democracia, Derechos Humanos, medio ambiente y energía, y será el punto de encuentro de dos grandes foros entre la sociedad civil y empresarios. De ninguna manera la magnitud de esta cumbre puede subestimarse, y al eliminarse las tensiones irritantes se puede centrar más en los temas que afectan a la región sin distraerse en las viejas rivalidades heredadas de los años 60. Celebramos que se está llegando muy lejos en temas que son políticamente explosivos y esperamos que el espinoso tema de Venezuela no termine empañando con recriminaciones mutuas el regreso de Cuba a estas cumbres hemisféricas. Los 35 países reunidos en Panamá tienen mucho que celebrar y el ambiente es muy positivo para abordar con seriedad estos temas incómodos y añejos.

En esta cumbre inédita se hacen llamados coincidentes de acudir al diálogo como el camino indicado para resolver diferencias, buscar la paz de manera civilizada y a solucionar los conflictos en el hemisferio dejando a un lado las diferencias coyunturales y buscando siempre puntos de convergencia para luchar contra las desigualdades y la falta de oportunidades.