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Columnista - 14 enero, 2021

La tecnología digital amenaza la inteligencia

Por estos días se debate una tesis acerca de que la tecnología digital afectará el coeficiente intelectual, CI, de las generaciones futuras. El neurocientífico francés Michel Desmurget, director del Instituto Nacional de Salud de Francia, es uno de los que manejan esta idea y resume en una frase patética esta teoría: “Estamos creando unos cretinos […]

Por estos días se debate una tesis acerca de que la tecnología digital afectará el coeficiente intelectual, CI, de las generaciones futuras. El neurocientífico francés Michel Desmurget, director del Instituto Nacional de Salud de Francia, es uno de los que manejan esta idea y resume en una frase patética esta teoría: “Estamos creando unos cretinos digitales”.

Dice que estamos poniendo en peligro el futuro de las próximas generaciones que tendrán un CI más bajo que el de sus padres. Estudios realizados han determinado que el uso de la TV y de los videojuegos disminuyen el CI y el desarrollo cognitivo, y parece que las áreas más afectadas son el lenguaje, la concentración, la memoria y la cultura.

El lenguaje que uno observa en las redes es bastante deprimente, tanto por el mal empleo de vocablos como por la sintaxis del contenido; por la escasez de espacios la gente trata de resumir una palabra en pocas letras, además de enviar mensajes a través de los llamados emoticones con una tendencia jeroglífica como si fuéramos sordomudos. Ya se nota que la gente, cada vez, es menos culta. Las reuniones sociales o de cualquier otro tipo, ya no se hacen entre los participantes sino entre cada quien y su dispositivo; esto tiene un efecto disociador y de baja humanidad, y la capacidad de atención y memorización se están reduciendo. La adicción parece incontrolable. Incluso, las actividades entre familiares se ven muy afectadas.

Por eso dicen los investigadores que los fundamentos de la inteligencia de una persona están amenazados psíquicamente. En Francia, Bélgica, Finlandia, Noruega y Dinamarca, el CI ha comenzado a disminuir. Según la Universidad de Stanford, esta situación es tan delicada que podría poner en peligro la democracia. Y esto parece absurdo: cuando creíamos que estábamos a la vanguardia de la ciencia, lo que se ha demostrado es que la tecnología así utilizada sirve más para divertirse que para desarrollarse académicamente. Así es difícil llegar a la lectura y pensamiento críticos, indispensables para potenciar el conocimiento.

En Colombia, según encuestas realizadas, menos del 1 % de la población lee críticamente lo que nos pone en la rampa del subdesarrollo eterno. Mucho es el tiempo perdido en las redes; según Desmurget, un joven de 18 años ha pasado frente a una pantalla el equivalente a 15 años de jornada laboral completa. Lo impresionante de esto es que los promotores de esta tecnología saben cuánto daño sufre la humanidad al aplicarla.

Preguntado Steve Jobs, creador de Apple, acerca de qué opinan sus hijos del iPad, respondió: “En mi casa no hay iPads ni computadores”. ¡Asombroso! Cuando hice mis estudios de ingeniería no existían calculadoras ni mucho menos computadoras; las herramientas eran los principios físico-matemáticos y la “regla de cálculo”, un ingenioso mecanismo que invitaba a la creatividad; una plancha de dibujo con solo regla T y escalímetro, era un reto a la estética. Hoy los ingenieros ya no pasan por ese estrujar del cerebro ni por calcular nada porque el Autocad lo hace todo; son casi robots. ¿Será por eso que hoy se caen tantos puentes y edificios?   

Columnista
14 enero, 2021

La tecnología digital amenaza la inteligencia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Por estos días se debate una tesis acerca de que la tecnología digital afectará el coeficiente intelectual, CI, de las generaciones futuras. El neurocientífico francés Michel Desmurget, director del Instituto Nacional de Salud de Francia, es uno de los que manejan esta idea y resume en una frase patética esta teoría: “Estamos creando unos cretinos […]


Por estos días se debate una tesis acerca de que la tecnología digital afectará el coeficiente intelectual, CI, de las generaciones futuras. El neurocientífico francés Michel Desmurget, director del Instituto Nacional de Salud de Francia, es uno de los que manejan esta idea y resume en una frase patética esta teoría: “Estamos creando unos cretinos digitales”.

Dice que estamos poniendo en peligro el futuro de las próximas generaciones que tendrán un CI más bajo que el de sus padres. Estudios realizados han determinado que el uso de la TV y de los videojuegos disminuyen el CI y el desarrollo cognitivo, y parece que las áreas más afectadas son el lenguaje, la concentración, la memoria y la cultura.

El lenguaje que uno observa en las redes es bastante deprimente, tanto por el mal empleo de vocablos como por la sintaxis del contenido; por la escasez de espacios la gente trata de resumir una palabra en pocas letras, además de enviar mensajes a través de los llamados emoticones con una tendencia jeroglífica como si fuéramos sordomudos. Ya se nota que la gente, cada vez, es menos culta. Las reuniones sociales o de cualquier otro tipo, ya no se hacen entre los participantes sino entre cada quien y su dispositivo; esto tiene un efecto disociador y de baja humanidad, y la capacidad de atención y memorización se están reduciendo. La adicción parece incontrolable. Incluso, las actividades entre familiares se ven muy afectadas.

Por eso dicen los investigadores que los fundamentos de la inteligencia de una persona están amenazados psíquicamente. En Francia, Bélgica, Finlandia, Noruega y Dinamarca, el CI ha comenzado a disminuir. Según la Universidad de Stanford, esta situación es tan delicada que podría poner en peligro la democracia. Y esto parece absurdo: cuando creíamos que estábamos a la vanguardia de la ciencia, lo que se ha demostrado es que la tecnología así utilizada sirve más para divertirse que para desarrollarse académicamente. Así es difícil llegar a la lectura y pensamiento críticos, indispensables para potenciar el conocimiento.

En Colombia, según encuestas realizadas, menos del 1 % de la población lee críticamente lo que nos pone en la rampa del subdesarrollo eterno. Mucho es el tiempo perdido en las redes; según Desmurget, un joven de 18 años ha pasado frente a una pantalla el equivalente a 15 años de jornada laboral completa. Lo impresionante de esto es que los promotores de esta tecnología saben cuánto daño sufre la humanidad al aplicarla.

Preguntado Steve Jobs, creador de Apple, acerca de qué opinan sus hijos del iPad, respondió: “En mi casa no hay iPads ni computadores”. ¡Asombroso! Cuando hice mis estudios de ingeniería no existían calculadoras ni mucho menos computadoras; las herramientas eran los principios físico-matemáticos y la “regla de cálculo”, un ingenioso mecanismo que invitaba a la creatividad; una plancha de dibujo con solo regla T y escalímetro, era un reto a la estética. Hoy los ingenieros ya no pasan por ese estrujar del cerebro ni por calcular nada porque el Autocad lo hace todo; son casi robots. ¿Será por eso que hoy se caen tantos puentes y edificios?