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Columnista - 5 mayo, 2021

La sinfónica vallenata de acordeones

La propuesta de la sinfónica vallenata de acordeones, liderada por el rey vallenato Beto Villa, bien vale la pena apoyar con entusiasmo, porque en cierta forma está magnificando una música folclórica que la Unesco trata de proteger. Después de apreciar la tercera versión de la sinfónica realizada el 30 de abril, y ver que las […]

La propuesta de la sinfónica vallenata de acordeones, liderada por el rey vallenato Beto Villa, bien vale la pena apoyar con entusiasmo, porque en cierta forma está magnificando una música folclórica que la Unesco trata de proteger. Después de apreciar la tercera versión de la sinfónica realizada el 30 de abril, y ver que las expectativas esperadas se cumplieron, podemos evidenciar que es notorio su crecimiento respecto a lo musical, a la organización y a lo estético de su puesta en escena.

El ordenamiento en los relevos de los acordeones estuvo bien coordinado, el repertorio identificando el vallenato tradicional y los maestros del acordeón brillando con elegancia, virtuosismo y distinción.

Escarbando un poco en la historia de la música nos enteramos que la primera orquesta sinfónica conocida fue la del Gewandhaus, una especie de feria en Leipzig, Alemania, en 1781. Originalmente las orquestas sinfónicas solo estaban integradas por hombres, pero con el tiempo se permitió la presencia de mujeres y hoy en día esto es casi que constante.

En el mundo de la música clásica existen dos términos muy familiares para nosotros: la orquesta sinfónica y la orquesta filarmónica, que bien vale la pena aclarar. En tiempos pretéritos la orquesta filarmónica estaba integrada por grupos de personas aficionadas y amantes de la música, en tanto que las orquestas sinfónicas eran integradas por profesionales de la música. Sin embargo, debido a que en la práctica funcionan de la misma manera los términos han acabado unificándose. En este orden de ideas una orquesta sinfónica o filarmónica es una agrupación musical de gran tamaño conformada por instrumentos de cuerda, viento y percusión, pero en nuestro caso, el vallenato, son el acordeón, la caja y la guacharaca los instrumentos básicos que le dan identidad a nuestra expresión sonora.

Actualmente se destaca en España la orquesta sinfónica de acordeones de Bilbao, creada en 1963 por Josú Loroño y actualmente es dirigida por su hija Amagoia Loroño, pero sus integrantes, 25 en total tocan el acordeón cromático de teclas y su repertorio está representado en segmentos de la música culta. El 50 % de sus miembros son mujeres. Es apenas natural que el formato de la sinfónica vallenata de acordeones tendrá que crecer por lo tanto me permito sugerirle al maestro Villa algunas inquietudes: es necesaria la presencia del turco Gil, una figura de reconocimiento mundial quien además de darle prestigio, ampliará su espectro melódico, merced a los amplios recursos musicales que él maneja. 

La sinfónica debe funcionar a manera de una escuela donde sus miembros enseñan y aprenden a la vez. Es necesario para una mejor interpretación de la cumbia, el porro y el paseaito, la vinculación de la veteranía sabanera; allí están los maestros Felipe Paternina, Chane Meza y Freddy Sierra, entre muchos. Hoy en día todas las sinfónicas tienen mujeres que engalanan con gracia y virtuosismo sus presentaciones.

En este sentido, tenemos las soberanas del Evafe, que ya han demostrado su nivel, su sapiencia y su responsabilidad que además de su belleza le darían un toque más encantador a este proyecto, y qué tal abrirles espacio a las preciosas voces femeninas de la diva Margarita Doria y la encantadora Estela Duran Escalona.

Por otra parte, incorporando al formato los timbales sinfónicos le dará mayor riqueza y profundidad en los acentos percutivos acordes a este tipo de orquesta.

Creo finalmente que para los aspectos de funcionamiento y organización la sinfónica podría apoyarse con la filarmónica del vallenato que ya tiene además de la experiencia, un recorrido importante. 

Ánimo maestro Villa y adelante.

Columnista
5 mayo, 2021

La sinfónica vallenata de acordeones

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

La propuesta de la sinfónica vallenata de acordeones, liderada por el rey vallenato Beto Villa, bien vale la pena apoyar con entusiasmo, porque en cierta forma está magnificando una música folclórica que la Unesco trata de proteger. Después de apreciar la tercera versión de la sinfónica realizada el 30 de abril, y ver que las […]


La propuesta de la sinfónica vallenata de acordeones, liderada por el rey vallenato Beto Villa, bien vale la pena apoyar con entusiasmo, porque en cierta forma está magnificando una música folclórica que la Unesco trata de proteger. Después de apreciar la tercera versión de la sinfónica realizada el 30 de abril, y ver que las expectativas esperadas se cumplieron, podemos evidenciar que es notorio su crecimiento respecto a lo musical, a la organización y a lo estético de su puesta en escena.

El ordenamiento en los relevos de los acordeones estuvo bien coordinado, el repertorio identificando el vallenato tradicional y los maestros del acordeón brillando con elegancia, virtuosismo y distinción.

Escarbando un poco en la historia de la música nos enteramos que la primera orquesta sinfónica conocida fue la del Gewandhaus, una especie de feria en Leipzig, Alemania, en 1781. Originalmente las orquestas sinfónicas solo estaban integradas por hombres, pero con el tiempo se permitió la presencia de mujeres y hoy en día esto es casi que constante.

En el mundo de la música clásica existen dos términos muy familiares para nosotros: la orquesta sinfónica y la orquesta filarmónica, que bien vale la pena aclarar. En tiempos pretéritos la orquesta filarmónica estaba integrada por grupos de personas aficionadas y amantes de la música, en tanto que las orquestas sinfónicas eran integradas por profesionales de la música. Sin embargo, debido a que en la práctica funcionan de la misma manera los términos han acabado unificándose. En este orden de ideas una orquesta sinfónica o filarmónica es una agrupación musical de gran tamaño conformada por instrumentos de cuerda, viento y percusión, pero en nuestro caso, el vallenato, son el acordeón, la caja y la guacharaca los instrumentos básicos que le dan identidad a nuestra expresión sonora.

Actualmente se destaca en España la orquesta sinfónica de acordeones de Bilbao, creada en 1963 por Josú Loroño y actualmente es dirigida por su hija Amagoia Loroño, pero sus integrantes, 25 en total tocan el acordeón cromático de teclas y su repertorio está representado en segmentos de la música culta. El 50 % de sus miembros son mujeres. Es apenas natural que el formato de la sinfónica vallenata de acordeones tendrá que crecer por lo tanto me permito sugerirle al maestro Villa algunas inquietudes: es necesaria la presencia del turco Gil, una figura de reconocimiento mundial quien además de darle prestigio, ampliará su espectro melódico, merced a los amplios recursos musicales que él maneja. 

La sinfónica debe funcionar a manera de una escuela donde sus miembros enseñan y aprenden a la vez. Es necesario para una mejor interpretación de la cumbia, el porro y el paseaito, la vinculación de la veteranía sabanera; allí están los maestros Felipe Paternina, Chane Meza y Freddy Sierra, entre muchos. Hoy en día todas las sinfónicas tienen mujeres que engalanan con gracia y virtuosismo sus presentaciones.

En este sentido, tenemos las soberanas del Evafe, que ya han demostrado su nivel, su sapiencia y su responsabilidad que además de su belleza le darían un toque más encantador a este proyecto, y qué tal abrirles espacio a las preciosas voces femeninas de la diva Margarita Doria y la encantadora Estela Duran Escalona.

Por otra parte, incorporando al formato los timbales sinfónicos le dará mayor riqueza y profundidad en los acentos percutivos acordes a este tipo de orquesta.

Creo finalmente que para los aspectos de funcionamiento y organización la sinfónica podría apoyarse con la filarmónica del vallenato que ya tiene además de la experiencia, un recorrido importante. 

Ánimo maestro Villa y adelante.