Corriendo el riesgo de ser monotemática, seguiré escribiendo sobre la ruta del sol y citaré los documentos públicos que correspondan, las veces que sea necesario. Como cesarense estoy obligada a opinar del tema más importante para mí región. Y hago un llamado a las autoridades locales, para que hagan lo mismo, generando debate sobre el […]
Corriendo el riesgo de ser monotemática, seguiré escribiendo sobre la ruta del sol y citaré los documentos públicos que correspondan, las veces que sea necesario. Como cesarense estoy obligada a opinar del tema más importante para mí región. Y hago un llamado a las autoridades locales, para que hagan lo mismo, generando debate sobre el tema y convocando al gobierno nacional y organismos de control.
Cuando en marzo de este año en términos de control fiscal, se dijo que la no terminación de la Ruta del Sol – Tramo II, les cuesta a los colombianos cerca de $808 mil millones de pesos anuales, pareciera ser que el pronunciamiento en el Cesar no tuvo mayor implicación. Lo digo porque este tramo es de especial relevancia para nuestro departamento.
Peor aún, si se tiene presente que el sector 2 de la ruta del sol corresponde al 49.3 % del total del proyecto y éste tan solo tiene un avance del 52%; implica que el tramo más importante de la ruta del sol, apenas va en la mitad.
Si entorpecer el desarrollo del país y el crecimiento real de la economía, por condiciones de incapacidad administrativa, de ejecución contractual y hasta corrupción, es un tema a revisar por parte del gobierno nacional, los organismos de control y las autoridades judiciales; también es de revisar nuestra conducta local pasiva de no alzar la voz cuando corresponde, en especial en un departamento como el nuestro donde el impacto de la ruta del sol afecta dos tramos.
Ni fu ni fa. Ni el habitante de San Roque, ni el de Bosconia, sabe la ruta del sol para donde va. Ni quien transita por Pelaya o Pailita tiene claridad.
Bueno, en aras de ser justa y en términos de sarcasmo; los bosconenses no están obligados a ser expertos en vías; pero la que sí está obligada es la Agencia Nacional de Infraestructura – ANI, que en términos de la estructuración del proyecto y su terminación, pareciera que ni fu ni fa.
Una columna no es suficiente sobre el daño para el Cesar por la parálisis de las dos dobles calzadas.
“No hay otra forma para construir las vías de doble calzada en el país que los contratos por concesión” expresan los que saben. No se puede privar al Cesar de tener dobles calzada, tan importantes para su desarrollo.
Esto no es un asunto de fu o fa, es un asunto de seriedad.
Por Josefina Castro González
Corriendo el riesgo de ser monotemática, seguiré escribiendo sobre la ruta del sol y citaré los documentos públicos que correspondan, las veces que sea necesario. Como cesarense estoy obligada a opinar del tema más importante para mí región. Y hago un llamado a las autoridades locales, para que hagan lo mismo, generando debate sobre el […]
Corriendo el riesgo de ser monotemática, seguiré escribiendo sobre la ruta del sol y citaré los documentos públicos que correspondan, las veces que sea necesario. Como cesarense estoy obligada a opinar del tema más importante para mí región. Y hago un llamado a las autoridades locales, para que hagan lo mismo, generando debate sobre el tema y convocando al gobierno nacional y organismos de control.
Cuando en marzo de este año en términos de control fiscal, se dijo que la no terminación de la Ruta del Sol – Tramo II, les cuesta a los colombianos cerca de $808 mil millones de pesos anuales, pareciera ser que el pronunciamiento en el Cesar no tuvo mayor implicación. Lo digo porque este tramo es de especial relevancia para nuestro departamento.
Peor aún, si se tiene presente que el sector 2 de la ruta del sol corresponde al 49.3 % del total del proyecto y éste tan solo tiene un avance del 52%; implica que el tramo más importante de la ruta del sol, apenas va en la mitad.
Si entorpecer el desarrollo del país y el crecimiento real de la economía, por condiciones de incapacidad administrativa, de ejecución contractual y hasta corrupción, es un tema a revisar por parte del gobierno nacional, los organismos de control y las autoridades judiciales; también es de revisar nuestra conducta local pasiva de no alzar la voz cuando corresponde, en especial en un departamento como el nuestro donde el impacto de la ruta del sol afecta dos tramos.
Ni fu ni fa. Ni el habitante de San Roque, ni el de Bosconia, sabe la ruta del sol para donde va. Ni quien transita por Pelaya o Pailita tiene claridad.
Bueno, en aras de ser justa y en términos de sarcasmo; los bosconenses no están obligados a ser expertos en vías; pero la que sí está obligada es la Agencia Nacional de Infraestructura – ANI, que en términos de la estructuración del proyecto y su terminación, pareciera que ni fu ni fa.
Una columna no es suficiente sobre el daño para el Cesar por la parálisis de las dos dobles calzadas.
“No hay otra forma para construir las vías de doble calzada en el país que los contratos por concesión” expresan los que saben. No se puede privar al Cesar de tener dobles calzada, tan importantes para su desarrollo.
Esto no es un asunto de fu o fa, es un asunto de seriedad.
Por Josefina Castro González