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Editorial - 26 enero, 2019

La pesadilla del Guatapurí

El sitio turístico más importante de Valledupar tiene un lado oscuro, desconocido por muchos, que dimos a conocer en nuestra edición de ayer, como tema del día. Al pensar en el río Guatapurí nos llega a la mente la imagen del monumento de la sirena, debajo de ella las personas nadando y disfrutando en familia o con amigos de la piscina natural que ofrece el balneario Hurtado.

El sitio turístico más importante de Valledupar tiene un lado oscuro, desconocido por muchos, que dimos a conocer en nuestra edición de ayer, como tema del día. Al pensar en el río Guatapurí nos llega a la mente la imagen del monumento de la sirena, debajo de ella las personas nadando y disfrutando en familia o con amigos de la piscina natural que ofrece el balneario Hurtado.

La cara más amable del Guatapurí está en el tramo de kilómetro y medio del precario parque lineal que inicia en el desgastado Pueblito Vallenato y termina en el bosque del Amor Amor, al pie del llamado cerro de Cicolac. Más adelante, hay un panorama lúgubre al que pareciera que nadie le prestara atención, decimos pareciera porque sabemos que sí ha habido acciones institucionales pero no las suficientes ni las más eficientes.
Aguas residuales, escombreras, basureros, aguas residuales de alrededor de 19 asentamientos subnormales, guaridas de viciosos y jibaros, convierten a aproximadamente 10 kilómetros del río en una gigantesca cloaca, antes de su desembocadura en el río Cesar. Aquí hay responsabilidades compartidas: Corpocesar, Policía Ambiental, Alcaldía de Valledupar y los más comprometidos somos todos los habitantes de la ciudad, porque no solo hay que achacarle el problema a los que viven en la ronda del afluente. Allá va a parar gran parte de los escombros, podas y demás desechos que se generan en los barrios del sur, norte, centro occidente y oriente.

Ya hay procesos jurídicos de Corpocesar, también con graves omisiones en el caso, contra la Alcaldía de Valledupar por no identificar y habilitar puntos estratégicos de la ciudad para utilizarlos como botaderos, con el menor impacto ambiental posible. Aunque en todos los puntos cardinales de la ciudad hay botaderos ilegales, tenemos especial preocupación por el ubicado en el sector del Nueve de Marzo, en la margen derecha del Guatapurí, donde los escombros están restando caudal, rellenando el lecho del río.

El problema no es nuevo, ha pasado por varias administraciones municipales que no han podido frenar a los inescrupulosos que le están haciendo el incalculable daño a la cuenca baja del Guatapurí.
El primer paso de las autoridades debe ser impedir la llegada de los desechos, cerrarle el paso a volqueteros y carromuleros, para luego iniciar la recuperación del ecosistema. La recuperación en esta zona del Nueve de Marzo tardará años, en un proceso proporcional al tiempo de la afectación. Para colmo de males, apenas se está pensando en un proyecto para atender esa situación denunciada ayer por EL PILÓN.
Señor alcalde, lástima que se haya quedado en el papel el Plan Maestro del Ecoparque Lineal del Río Guatapurí y sus áreas circundantes, iniciativa que busca potenciar la vocación tradicional del río como lugar de encuentro e intercambio cultural, generador de nuevas oportunidades económicas, culturales, deportivas y educativas, además de una mejor movilidad.
Así las cosas, estamos lejos del parque de la Ronda del Sinú en Montería. Ese que corre paralelo al río que lleva el mismo nombre, donde los visitantes se deleitan recorriendo senderos con avistamiento de iguanas, micos, ardillas y osos perezosos, en medio de robles y laureles.

Caminar junto al río por la ronda del Sinú, el parque lineal más grande de Latinoamérica, es un plan imperdible para quienes llegan a Montería. Queremos algo similar en nuestro querido Guatapurí. Ojalá que los candidatos municipales tengan en cuenta estas líneas, porque hacer realidad este sueño y sacarnos de la actual pesadilla de la parte baja del río, sería una verdadera hazaña del próximo mandatario.

Editorial
26 enero, 2019

La pesadilla del Guatapurí

El sitio turístico más importante de Valledupar tiene un lado oscuro, desconocido por muchos, que dimos a conocer en nuestra edición de ayer, como tema del día. Al pensar en el río Guatapurí nos llega a la mente la imagen del monumento de la sirena, debajo de ella las personas nadando y disfrutando en familia o con amigos de la piscina natural que ofrece el balneario Hurtado.


El sitio turístico más importante de Valledupar tiene un lado oscuro, desconocido por muchos, que dimos a conocer en nuestra edición de ayer, como tema del día. Al pensar en el río Guatapurí nos llega a la mente la imagen del monumento de la sirena, debajo de ella las personas nadando y disfrutando en familia o con amigos de la piscina natural que ofrece el balneario Hurtado.

La cara más amable del Guatapurí está en el tramo de kilómetro y medio del precario parque lineal que inicia en el desgastado Pueblito Vallenato y termina en el bosque del Amor Amor, al pie del llamado cerro de Cicolac. Más adelante, hay un panorama lúgubre al que pareciera que nadie le prestara atención, decimos pareciera porque sabemos que sí ha habido acciones institucionales pero no las suficientes ni las más eficientes.
Aguas residuales, escombreras, basureros, aguas residuales de alrededor de 19 asentamientos subnormales, guaridas de viciosos y jibaros, convierten a aproximadamente 10 kilómetros del río en una gigantesca cloaca, antes de su desembocadura en el río Cesar. Aquí hay responsabilidades compartidas: Corpocesar, Policía Ambiental, Alcaldía de Valledupar y los más comprometidos somos todos los habitantes de la ciudad, porque no solo hay que achacarle el problema a los que viven en la ronda del afluente. Allá va a parar gran parte de los escombros, podas y demás desechos que se generan en los barrios del sur, norte, centro occidente y oriente.

Ya hay procesos jurídicos de Corpocesar, también con graves omisiones en el caso, contra la Alcaldía de Valledupar por no identificar y habilitar puntos estratégicos de la ciudad para utilizarlos como botaderos, con el menor impacto ambiental posible. Aunque en todos los puntos cardinales de la ciudad hay botaderos ilegales, tenemos especial preocupación por el ubicado en el sector del Nueve de Marzo, en la margen derecha del Guatapurí, donde los escombros están restando caudal, rellenando el lecho del río.

El problema no es nuevo, ha pasado por varias administraciones municipales que no han podido frenar a los inescrupulosos que le están haciendo el incalculable daño a la cuenca baja del Guatapurí.
El primer paso de las autoridades debe ser impedir la llegada de los desechos, cerrarle el paso a volqueteros y carromuleros, para luego iniciar la recuperación del ecosistema. La recuperación en esta zona del Nueve de Marzo tardará años, en un proceso proporcional al tiempo de la afectación. Para colmo de males, apenas se está pensando en un proyecto para atender esa situación denunciada ayer por EL PILÓN.
Señor alcalde, lástima que se haya quedado en el papel el Plan Maestro del Ecoparque Lineal del Río Guatapurí y sus áreas circundantes, iniciativa que busca potenciar la vocación tradicional del río como lugar de encuentro e intercambio cultural, generador de nuevas oportunidades económicas, culturales, deportivas y educativas, además de una mejor movilidad.
Así las cosas, estamos lejos del parque de la Ronda del Sinú en Montería. Ese que corre paralelo al río que lleva el mismo nombre, donde los visitantes se deleitan recorriendo senderos con avistamiento de iguanas, micos, ardillas y osos perezosos, en medio de robles y laureles.

Caminar junto al río por la ronda del Sinú, el parque lineal más grande de Latinoamérica, es un plan imperdible para quienes llegan a Montería. Queremos algo similar en nuestro querido Guatapurí. Ojalá que los candidatos municipales tengan en cuenta estas líneas, porque hacer realidad este sueño y sacarnos de la actual pesadilla de la parte baja del río, sería una verdadera hazaña del próximo mandatario.