Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 17 septiembre, 2015

La noche que el vallenato entró al Country Club de Barranquilla

En la década de los ochenta, el vallenato tomó una fuerza arrasadora, las agrupaciones entraron en su etapa de plenitud y uno de los locutores fuertes de la salsa en Barranquilla decidió vetar al vallenato -algunos salseros aún se van a los extremos-. Pero paradójicamente las agrupaciones de salsa que llegaban de Puerto Rico y […]

En la década de los ochenta, el vallenato tomó una fuerza arrasadora, las agrupaciones entraron en su etapa de plenitud y uno de los locutores fuertes de la salsa en Barranquilla decidió vetar al vallenato -algunos salseros aún se van a los extremos-. Pero paradójicamente las agrupaciones de salsa que llegaban de Puerto Rico y Estados Unidos congeniaban fácil con los artistas vallenatos, ‘El Gran Combo de Puerto Rico’ disfrutaba oír vallenatos, increíble que un colombiano se aventure a vetar una música colombiana en su propio país. El veto llegó a las discotecas.

‘El Pollo Irra’ para esa época sostenía estrecha amistad con Ramón ‘Moncho’ Navarro, propietario de Café Universal, el cual también tenía una emisora y Navarro concibió la brillante idea de montarla las 24 horas de puro vallenato; en un mes llegó al primer lugar, tres meses primer lugar, los Char que no comen cuento dijeron: ¡Qué pena, pero el vallenato va! y otras emisoras que en nada estaban de acuerdo con el veto no se hicieron esperar y mandaron para la porra aquel veto.
Luego vino la segunda parte. La directiva del Country Club, con la gerencia de Antonio Celia, decidieron que estaba bueno de tantas orquestas, 50 años seguido de lo mismo, si lo fuerte en ‘Curramba’ era el vallenato, había que apostarle a eso. Y en común acuerdo con el Binomio de Oro se planificó realizar un evento para el gran ingreso del vallenato al Country Club, con Andrés ‘El Turco’ Gil, Alfredo Gutiérrez y El Binomio de Oro, Abel Antonio Villa, Luis Enrique Martínez, Gustavo Gutiérrez, Tomas Darío Gutiérrez, Félix Carrillo, e inauguraría el acto nada menos que la propia Consuelo Araujo, ‘La Cacica’.

Recuerdo que cuando entré vi al negro Perea, Fabio Poveda Márquez, al doctor Blas García y su esposa Margarita Celia y eso me alegró mucho, a la hora fijada apareció Consuelo Araujo, nunca olvido esto, estaba regia, ella no solo sabía hablar, si no que vestía con la elegancia de una antioqueña, la discreción de una bogotana y la sencillez de una vallenata, las manos me sudaban.

Autónoma, sonriente, con ese dominio de sí misma que era una de la características propias de su férrea personalidad, abrió su papel y comenzó su discurso, leyó una pieza literaria hermosa, ojalá sus hijos todavía la conserven, yo paseaba con satisfacción la mirada por el auditorio, luego un estruendoso aplauso se escuchó en el Country Club de Barranquilla, ‘La Cacica’ entregó a ‘El hijo de la flor del Cañaguate’. Con tantas figuras el ingreso del vallenato al Country Club de Barranquilla fue triunfal.

Columnista
17 septiembre, 2015

La noche que el vallenato entró al Country Club de Barranquilla

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rosendo Romero Ospino

En la década de los ochenta, el vallenato tomó una fuerza arrasadora, las agrupaciones entraron en su etapa de plenitud y uno de los locutores fuertes de la salsa en Barranquilla decidió vetar al vallenato -algunos salseros aún se van a los extremos-. Pero paradójicamente las agrupaciones de salsa que llegaban de Puerto Rico y […]


En la década de los ochenta, el vallenato tomó una fuerza arrasadora, las agrupaciones entraron en su etapa de plenitud y uno de los locutores fuertes de la salsa en Barranquilla decidió vetar al vallenato -algunos salseros aún se van a los extremos-. Pero paradójicamente las agrupaciones de salsa que llegaban de Puerto Rico y Estados Unidos congeniaban fácil con los artistas vallenatos, ‘El Gran Combo de Puerto Rico’ disfrutaba oír vallenatos, increíble que un colombiano se aventure a vetar una música colombiana en su propio país. El veto llegó a las discotecas.

‘El Pollo Irra’ para esa época sostenía estrecha amistad con Ramón ‘Moncho’ Navarro, propietario de Café Universal, el cual también tenía una emisora y Navarro concibió la brillante idea de montarla las 24 horas de puro vallenato; en un mes llegó al primer lugar, tres meses primer lugar, los Char que no comen cuento dijeron: ¡Qué pena, pero el vallenato va! y otras emisoras que en nada estaban de acuerdo con el veto no se hicieron esperar y mandaron para la porra aquel veto.
Luego vino la segunda parte. La directiva del Country Club, con la gerencia de Antonio Celia, decidieron que estaba bueno de tantas orquestas, 50 años seguido de lo mismo, si lo fuerte en ‘Curramba’ era el vallenato, había que apostarle a eso. Y en común acuerdo con el Binomio de Oro se planificó realizar un evento para el gran ingreso del vallenato al Country Club, con Andrés ‘El Turco’ Gil, Alfredo Gutiérrez y El Binomio de Oro, Abel Antonio Villa, Luis Enrique Martínez, Gustavo Gutiérrez, Tomas Darío Gutiérrez, Félix Carrillo, e inauguraría el acto nada menos que la propia Consuelo Araujo, ‘La Cacica’.

Recuerdo que cuando entré vi al negro Perea, Fabio Poveda Márquez, al doctor Blas García y su esposa Margarita Celia y eso me alegró mucho, a la hora fijada apareció Consuelo Araujo, nunca olvido esto, estaba regia, ella no solo sabía hablar, si no que vestía con la elegancia de una antioqueña, la discreción de una bogotana y la sencillez de una vallenata, las manos me sudaban.

Autónoma, sonriente, con ese dominio de sí misma que era una de la características propias de su férrea personalidad, abrió su papel y comenzó su discurso, leyó una pieza literaria hermosa, ojalá sus hijos todavía la conserven, yo paseaba con satisfacción la mirada por el auditorio, luego un estruendoso aplauso se escuchó en el Country Club de Barranquilla, ‘La Cacica’ entregó a ‘El hijo de la flor del Cañaguate’. Con tantas figuras el ingreso del vallenato al Country Club de Barranquilla fue triunfal.