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“La idea es convertirnos en una Ola Verde recargada”: Carlos Amaya, precandidato

Carlos Amaya, precandidato. FOTO: CORTESÍA.

EL PILÓN dialogóconCarlos Amaya, exgobernador del departamento de Boyacá, representante a la Cámara, y ahora precandidato presidencial por el partido Verde. Además del 2022, dialogamos sobre el centro político y el desarrollo de la región.

¿Quién es Carlos Amaya?

Congresista, líder estudiantil e hijo de una familia campesina; como dice Peter Manjarrés, un boyacense con corazón costeño; amo mucho esta tierra, este folclor, esta región.

Viene recorriendo el país, ¿qué lugares ha visitado y qué ha encontrado?

Arrancamos en el departamento de Boyacá en una vereda del municipio de Socha, donde crecí echando azadón, deshierbando y aporcando maíz; yo crecí en el campo y pude vivir las dificultades de los campesinos y de la gente humilde; viví en una familia que con esfuerzo y disciplina ha salido adelante.

Fuimos a Cundinamarca, Córdoba, Antioquia, Bolívar, Magdalena y ahora el Cesar; recorriendo todo el país haciendo tres cosas: primero, sintiendo el país en la piel, conociendo el país, escuchando a la gente, caminando en las calles, conociendo los problemas.

Lo segundo es tener al país en la cabeza; tenerlo en la cabeza es saber cómo desde el Estado colombiano se pueden resolver los problemas; a mi juicio el problema más grave que tiene Colombia es la desigualdad con más del 50 % de los colombianos en la pobreza.

Y lo tercero es tener al país en el corazón; nadie ama lo que no conoce y nadie lucha por lo que no ama. Yo pienso que lo primero que debe hacer un presidente es conocer a profundidad este país y por eso recorremos gran parte del territorio por tierra.

¿Cuál es su sueño político?

Mi sueño, y el sueño de un gran equipo de trabajo que me acompaña, es mostrarle al país que aquí hay una opción de cambio, una opción de poder distinta que no es motivada por el odio ni el resentimiento sino por la esperanza, una nueva generación que pretende gobernar este país.

Quiero ser presidente de Colombia porque sé lo que viven millones de familias en el país para salir adelante; quiero ser presidente porque vi a los ojos la pobreza, la conozco y quiero desde la Presidencia combatirla y erradicarla de este país.

Ese es el sueño y el sueño arranca con los primeros granitos de arena en un recorrido por todo el país, pero estoy seguro que esta ola se va a volver cada vez más grande, va a sumar cada vez más voluntades y va a convertirse en la ola verde recargada. Nosotros proponemos un cambio profundo pero no dividiendo más al país ni confrontándolo más.

Hay varias precandidaturas, ¿cómo está el partido Verde en ese tema?

Somos 6 precandidatos que estamos en esta primera etapa; de los 6, la mayoría estamos en la idea de que el Verde debe escoger un candidato producto de un mecanismo de democracia interna.

Vamos a avanzar hacia la idea de un candidato único que pueda ir a la Coalición de la esperanza. Hay otras minorías que están en la idea de que el Verde debe irse hacia el petrismo. Sin embargo, las mayorías creemos que somos una alternativa de cambio diferente al senador Gustavo Petro; si bien respetamos esa alternativa de cambio, creemos que lo que nosotros representamos es diferente.

 Ellos se declararon en oposición al gobierno de Claudia López y eso está bien, eso es democracia y creo que en la democracia tenemos que entender que somos diferentes opciones de poder.

¿Cuál es el camino a seguir si es elegido o no como candidato del partido Verde?

Cuando arranco algo tengo la convicción y la certeza de terminarlo; la biblia, en Corintios, dice que la fe es la convicción de lo que no se ve y la certeza de lo que se espera, entonces yo tengo la convicción de lo que aún no se ve, ser el candidato del partido, incluso, ser presidente de este país.  

Aquí hay una alternativa diferente para Colombia que significa renovación, no tenemos un gran apellido pero tenemos una historia y un proceso político que ha logrado demostrar transformaciones profundas en la realidad de miles de colombianos, en este caso Boyacá.

En Boyacá pudimos dar un ejemplo de que antes de hacer obras de cemento están las vidas de los seres humanos y eso requiere de toda la concentración y atención del Gobierno. Aquí hay resultados que mostrar, una historia política, un proceso de transformación que hemos hecho y una nueva generación que pretende gobernar este país.

Hablemos del centro político en las próximas elecciones…

Gustavo Petro dice que el centro no existe o que es asexuado. Yo respeto su opinión pero creo que el centro no solamente existe sino que aquí se reconoce el 65 % de los colombianos según la última encuesta; aquí hay un espacio político que es tan apetecido que hoy desde el uribismo nos dicen castrochavistas o socialistas modernos, y en el petrismo se nos dice verdes uribistas.

 Nosotros creemos que aquí hay un espacio político que Colombia está esperando que se consolide; yo estoy seguro que a la hora que se consolide este espacio en el espectro político, y haya un candidato unificado en esta Coalición de la esperanza, sin duda, será el presidente de la República de Colombia.

¿Qué busca el centro?

El centro busca no aumentar la polarización ni la división, sino trabajar en la reconciliación y la unión. Eso no es popular pero creemos que es lo correcto. Por ejemplo, Duque ganó la presidencia confrontando, incendiando el país y usando la indignación y el rechazo que generaba el gobierno de Santos; hoy Gustavo Petro hace exactamente lo mismo.

Cuando uno siembra incendios y odio cosecha incendios y odio. Por eso creo que el objetivo hoy para ganar la Presidencia debe ser reconciliar el país, nosotros estamos sembrando reconciliación, esperanza y unidad, y esperamos cosechar eso mismo.

¿Cuál será el mensaje y las formas del centro político?

Nuestro mensaje es claro, se nos dice tibios pero no hay mayor condición de carácter político que estar lejos de los extremos. La derecha dice que los jóvenes que salen a marchar son vándalos, que lo que hay es que meterles Ejército, Esmad; la izquierda dice que a los jóvenes hay que darles cascos y gafas para que salgan a defenderse de la Policía, y que todos los policías son criminales.

Nosotros decimos que la mayoría de los jóvenes salen a marchar porque no ven futuro, y hay unos pocos vándalos que claramente deben ser judicializados. Y que hay solo unos pocos policías que abusan de la autoridad y les debe caer todo el peso de la ley.

Los jóvenes salen a protestar porque no ven oportunidades, así que la respuesta debe ser justicia social, educación, oportunidades de empleo; a los jóvenes no hay que incentivarlos a que salgan con cascos y gafas a defenderse de la Policía sino incentivarlos a que pasen de las calles a las urnas a votar y a ejercer su derecho democrático.

Ojalá de esas movilizaciones salieran jóvenes como mi caso, que salí de la movilización social a ser congresista. Ojalá esta generación también entienda que tienen que hacer política.

Hablemos del voto joven…

Los jóvenes deben salir con toda la determinación a votar, en la Ola Verde perdimos las elecciones, y lo digo como director nacional de jóvenes, porque la gran mayoría de jóvenes que podían salir a votar se quedaron en las redes sociales, en las movilizaciones…

Ahora hay una generación a la que debemos decirle que la solución es salir a votar.  Esta generación está cansada de este país que nos han heredado los políticos tradicionales, un país desigual, absolutamente inviable para las nuevas generaciones, y debe ser transformado desde la democracia.  

¿Qué propone Carlos Amaya?

El mayor problema es la desigualdad, y en el Cesar el 52 % de la población está en la pobreza. Para combatir la desigualdad yo tengo tres propuestas generales: la primera es garantizarle derechos fundamentales a nuestra gente, que son salud y educación; la salud no puede seguir siendo un negocio de unos pocos.

Los médicos del Hospital Rosario Pumarejo de López no necesitan aplausos sino que les paguen lo que dignamente se ganaron con su trabajo y su esfuerzo.

Una educación gratuita, que el hijo del campesino y del ingeniero pueda ir a la universidad pública de alta calidad.  La Universidad Popular del Cesar tiene problemas de politización y eso ha generado dificultades en los procesos de calidad. En realidad, la UPC necesita una mayor inversión de recursos pero también que se respete la autonomía universitaria, que no sean los políticos los que definan el rumbo de la universidad sino los académicos;  que la universidad pública no sea un fortín político sino de conocimiento y rigor científico. 

¿Qué es lo segundo?

Una reconversión productiva de Colombia, necesitamos políticas de desarrollo productivo para el país y eso pasa por el principal renglón que tiene Colombia que es la agricultura; ahí está el camino para crecer económicamente. En el proceso agrícola, que es lo contrario al minero, sí se hace redistribución de riquezas en el mismo ejercicio de la producción de alimentos, lo que no tiene la minería, ya que esta aumenta los excedentes de rentas de unas pequeñas empresas.

Modernizar el campo, mejorar las vías terciarias, distritos de riego, acabar con la intermediación o por lo menos reducirla a su mínima expresión; generar procesos de comercialización o exportación internacional y sustituir las importaciones de 15 toneladas de comidas.

¿Y lo tercero?

Ningún desarrollo económico en este tiempo será desarrollo si no contempla la preservación de nuestros ecosistemas.  Colombia es rico en biodiversidad en agua, en aves.

 El Cesar participa en la producción de carbón en un 64 %, pero creo que la riqueza está mucho más allá del carbón. La minería hay que hacerla de manera responsable y las utilidades deben ser invertidas en una reconversión productiva de Colombia, lo que no hizo el país y hoy estamos con el problema de los 7 mil desempleos que genera el cierre de la empresa Prodeco.

¿Qué se juega Colombia en el 2022?

Yo creo que hay tiempos de cambio y cambios de tiempo; este es un cambio de tiempo. Yo creo que Colombia ya se aburrió de la política tradicional que lo único que ha generado es odio, desigualdad y pobreza.

El 53 % de los colombianos viven en pobreza, viven con menos de 257 mil pesos; el 30 % solo tiene una comida al día, el 15 % sobrevive con menos de 117 mil pesos; en cambio el 1 % concentra el 83 % de la tierra en Colombia, el 1 % concentra el doble del ingreso nacional que el 50 % más pobre.

Si esas cifras no nos aterran y nos llaman a la acción política ya, no creo que nada más nos aterre. Hoy estoy invitando a todos los colombianos a que de manera pacifista y democrática derrotemos a ese poder político que tiene al país en esta situación y transitemos hacia un país con oportunidades para todos; la pobreza no es un asunto menor.

Por Redacción EL PILÓN.

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