Hace unos días recibí complacido, en mi número de WhatsApp, un video de un distinguido amigo y grato lector de mis notas, el eminente abogado Libar Blanco; siempre recibo de manera generosa, de su parte, material de provecho y cargados de mensajes que llegan al corazón y son edificantes.
En esta oportunidad, en el video compartido, había una charla especial; un personaje delante de un auditorio compartiendo una tertulia agradable con sus preguntas y respuestas.
Una chica le pregunta al conferencista: “¿Por qué los humanos tropezamos cien veces con la misma piedra?”.
“Bueno me temo que en este caso la respuesta será de menor nivel que la pregunta. Yo creo que los seres humanos tropezamos cien veces sobre la misma piedra, por falta de humildad. La humildad es para mí la virtud más grande que existe, porque es para una persona, probablemente, la más difícil de vivir plenamente, que no es la modestia, no es que sea una persona así apocada, es la humildad de corazón.
Cuando una persona es realmente humilde, y no lo digo por mí, porque desafortunadamente no lo soy, pero sí por personas con las que he estado, grandísimos seres humanos, una humildad aplastante, son personas que tienen mentalidad de principiante, es decir, puede ser un premio nobel, y te está escuchando como si fuera un alumno tuyo. ‘Yo qué le puedo enseñar a este hombre’, pero está plenamente ahí.
Cuando comete un error, lo que más le interesa no es buscar culpables. Ni en él, ni en ella, ni en los demás; sino averiguar qué es lo que ha pasado, es una mentalidad mucho más científica, interesada, curiosa, que una mentalidad enjuiciadora.
Porque creo que cuando una persona es humilde y tropieza con una piedra, está dispuesta a reconocer que ha tropezado con una piedra y no a intentar ocultarse ante sí mismo, o ante los demás que ha sucedido; porque creo que cuando una persona es humilde y tropieza con una piedra: se deja asesorar, pregunta, escucha, pide ayuda y se deja ayudar; creo que nuestra soberbia nos mata. Literalmente.
No queremos aceptar las cosas como son, queremos que sean a nuestra medida, queremos que la vida se pliegue a nuestros deseos, por eso no fluimos con la vida.
Cuando aparece algo que no nos gusta, nos preguntamos ¿por qué? En lugar de ¿para qué? Y todo eso, creo que es lo que hace que nos cueste aprender”.
Muy diciente el mensaje, muy ejemplar; y como el tema es muy académico, ojalá nos tocara y llegara a concatenar la definición de humildad, con los principios y valores y cada uno lo asumiese como algo propio, de sus vísceras, ahora que está de moda la palabreja.
“La humildad es una virtud humana que implica conocer y aceptar las propias debilidades y cualidades, y obrar en consecuencia. Por ejemplo: admitir una equivocación, compartir los conocimientos aprendidos, ser agradecidos”. Esta es una definición sacada de los anaqueles del Facebook, que me permite darle claridad al concepto.
Concluyo diciendo que el mundo, en esta vida nuestra a la que tanto nos apegamos, necesita una humanidad, así, muy humilde. Sólo Eso.