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Columnista - 30 junio, 2015

La ganadería no es de ricos

El título que muchos llevan en sus hombros como ganaderos tiende a confundir al común de la gente, es decir, lo describen como un rico y poderoso. Les digo que esa denominación está bien errada, por citar un dato estadístico, más del 80% de los ganaderos son pequeños, es decir cuentan con hatos cuya población […]

El título que muchos llevan en sus hombros como ganaderos tiende a confundir al común de la gente, es decir, lo describen como un rico y poderoso. Les digo que esa denominación está bien errada, por citar un dato estadístico, más del 80% de los ganaderos son pequeños, es decir cuentan con hatos cuya población no excede las 50 reses. El ganadero de hoy es un gran luchador, forjador de esperanza y es un generador de empleo -llámenlo como quieran, pero es empleo (12.000 ordeñadores en el Cesar)- que a lo largo de la historia ha batallado por sobrevivir en el negocio.

Los “ganaderos” han subsistido ante los hechos violentos de un país violento, a los oídos sordos de mandatarios y a algo sumamente peligroso para la sostenibilidad del negocio: al rigor del tiempo. Ahora bien, quien sobrevive está vinculado a otras actividades, hay muchos abogados en el negocio, médicos, ingenieros, artistas etc., que no sustentan su diario vivir de la actividad primaria, lo cual les permite cómodamente mantener sus saldos en positivo, sus balances financieros en verde y sus ganados bien nutridos. Vivir del sector agropecuario hoy, es muy complicado, pero no es el momento de tirar la toalla y pensar en abandonar la actividad, hay discursos generadores de miedo que hacen pensar en un retiro definitivo.

Al sector, indudablemente, hay que darle una mejor mirada, dejar de verlo como los improductivos del país por una razón que es repetida por muchos oficinistas: el no ser competitivos! Pero desconocen todo lo que ha soportado el gremio y sin embargo, continúan en sus cargos, no podemos esperar a que se toque fondo y salir a tomar decisiones a la ligera, que llevan a la absoluta improvisación, es un buen momento de preguntarse ¿qué estamos haciendo? ¿Qué hace el gobierno? ¿La industria? ¿Los productores? ¿Los comercializadores (de insumos y de drogas veterinarias)?
El gremio no pide que le regalen, solo que le permitan a través de una verdadera política pública ganadera (esa que obliga a los gobiernos siguientes asignarle recursos), mejorar sus indicadores, es decir, mejoras en precios del producto, de insumos, para así lograr un equilibrio financiero, y algo que ha sido difícil de entender y que se espera a gritos, la ampliación de los plazos en las obligaciones financieras; es decir, el ritmo de los bancos deben ir al ritmo de la agricultura y ganadería, entiendan que el afán de los ganaderos del Cesar y del país está en volver la ganadería el negocio rentable que algún día lo fue. “No puede seguir sucediendo que quien produce la comida en el país es a quien más duro le dan”.

Por Carlos Eduardo Muñoz Pérez

Columnista
30 junio, 2015

La ganadería no es de ricos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Eduardo Muñoz Perez

El título que muchos llevan en sus hombros como ganaderos tiende a confundir al común de la gente, es decir, lo describen como un rico y poderoso. Les digo que esa denominación está bien errada, por citar un dato estadístico, más del 80% de los ganaderos son pequeños, es decir cuentan con hatos cuya población […]


El título que muchos llevan en sus hombros como ganaderos tiende a confundir al común de la gente, es decir, lo describen como un rico y poderoso. Les digo que esa denominación está bien errada, por citar un dato estadístico, más del 80% de los ganaderos son pequeños, es decir cuentan con hatos cuya población no excede las 50 reses. El ganadero de hoy es un gran luchador, forjador de esperanza y es un generador de empleo -llámenlo como quieran, pero es empleo (12.000 ordeñadores en el Cesar)- que a lo largo de la historia ha batallado por sobrevivir en el negocio.

Los “ganaderos” han subsistido ante los hechos violentos de un país violento, a los oídos sordos de mandatarios y a algo sumamente peligroso para la sostenibilidad del negocio: al rigor del tiempo. Ahora bien, quien sobrevive está vinculado a otras actividades, hay muchos abogados en el negocio, médicos, ingenieros, artistas etc., que no sustentan su diario vivir de la actividad primaria, lo cual les permite cómodamente mantener sus saldos en positivo, sus balances financieros en verde y sus ganados bien nutridos. Vivir del sector agropecuario hoy, es muy complicado, pero no es el momento de tirar la toalla y pensar en abandonar la actividad, hay discursos generadores de miedo que hacen pensar en un retiro definitivo.

Al sector, indudablemente, hay que darle una mejor mirada, dejar de verlo como los improductivos del país por una razón que es repetida por muchos oficinistas: el no ser competitivos! Pero desconocen todo lo que ha soportado el gremio y sin embargo, continúan en sus cargos, no podemos esperar a que se toque fondo y salir a tomar decisiones a la ligera, que llevan a la absoluta improvisación, es un buen momento de preguntarse ¿qué estamos haciendo? ¿Qué hace el gobierno? ¿La industria? ¿Los productores? ¿Los comercializadores (de insumos y de drogas veterinarias)?
El gremio no pide que le regalen, solo que le permitan a través de una verdadera política pública ganadera (esa que obliga a los gobiernos siguientes asignarle recursos), mejorar sus indicadores, es decir, mejoras en precios del producto, de insumos, para así lograr un equilibrio financiero, y algo que ha sido difícil de entender y que se espera a gritos, la ampliación de los plazos en las obligaciones financieras; es decir, el ritmo de los bancos deben ir al ritmo de la agricultura y ganadería, entiendan que el afán de los ganaderos del Cesar y del país está en volver la ganadería el negocio rentable que algún día lo fue. “No puede seguir sucediendo que quien produce la comida en el país es a quien más duro le dan”.

Por Carlos Eduardo Muñoz Pérez