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Columnista - 24 noviembre, 2010

La ganadería del futuro

Por: HERNAN ARAUJO CASTRO Durante el ya largo tiempo laborando en diferentes entidades relacionadas con la actividad ganadera, especialmente en el departamento del Cesar, y gracias a la posibilidad que la vida me ha brindado de participar en la actividad gremial agropecuaria regional y nacional, he adquirido una experiencia que me permite tener una visión, […]

Por: HERNAN ARAUJO CASTRO

Durante el ya largo tiempo laborando en diferentes entidades relacionadas con la actividad ganadera, especialmente en el departamento del Cesar, y gracias a la posibilidad que la vida me ha brindado de participar en la actividad gremial agropecuaria regional y nacional, he adquirido una experiencia que me permite tener una visión, para mí clara, sobre nuestra ganadería; y soportado en esa visión hoy quiero invitar a los ganaderos en general y sin importar el tamaño de su ganadería, a una reflexión sobre el futuro de la empresa que les genera los recursos económicos necesarios para vivir dignamente o subsistir con su familia.
La gran mayoría de los ganaderos grandes, medianos y pequeños  practican la ganadería sin sentido empresarial; no tienen registro de sus existencias o son muy rudimentarios si los llevan; desconocen los costos de producción; no conocen la rentabilidad de su negocio y la practican casi que de la misma manera como actuaban los pastores en la historia antigua, y para ocultar su desconocimiento han desarrollado una capacidad extraordinaria para lamentarse de sus males y buscar la causa de la fiebre en la sábana, asumiendo, casi siempre, la postura de considerarse poseedores de la verdad revelada.
A precios de hoy, cualquier finca pequeña (50 Has), sumados el valor de la tierra, el ganado y la dotación necesaria para su explotación, es una empresa cuyo capital supera los doscientos millones de pesos ($200’000.000) y según los censos realizados en los diferentes ciclos de vacunación, el 70% del total de las fincas ganaderas del Cesar manejan entre 50 y 100 cabezas de ganado, es decir, 8.890 fincas son empresas cuyo capital oscila entre 200 y 400 millones de pesos, cifras que no son despreciables, y los dueños de estas empresas ganaderas, contadas excepciones, ¿ saben cuál es el valor de su empresa?, ¿cuánto le cuesta producir un litro de leche o un kilo de destete o de carne?, ¿cuál es la utilidad o pérdida de su negocio?, ¿sí es rentable su negocio?, si lo es ¿cuál es el porcentaje de rentabilidad de su negocio?, etcétera.
Manejar la ganadería de la manera descrita era posible y no representaba un riesgo mayor en épocas pasadas, hoy, conocidos los diferentes tratados de libre comercio suscritos y la obligación de abrir el mercado nacional a productores de los países participantes en estos, es preciso y necesario que nuestros ganaderos tomen conciencia de esta situación que se les vino encima, consideren y miren a sus fincas como empresas, establezcan los registros necesarios para conocer su negocio y valoren la urgencia de conocer sus costos de producción. Cuando entren en vigencias los tratados suscritos, la sostenibilidad del negocio ganadero de cada uno dependerá de los costos de producción de otros países, los cuales serán el referente para poder vender la producción de leche o carne y de ellos dependerá la utilidad de cada uno. El día que la mayoría de los ganaderos tome conciencia y asuma estos cambios, serán más eficientes, producirán más y a menores costos para pelear los mercados con mejores utilidades de las que hoy puedan tener, a pesar de todo,  por la venta de su producción de leche y carne. Es esta la reflexión a la que invito a los ganaderos en esta oportunidad.

[email protected]

Columnista
24 noviembre, 2010

La ganadería del futuro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hernán Araujo Castro

Por: HERNAN ARAUJO CASTRO Durante el ya largo tiempo laborando en diferentes entidades relacionadas con la actividad ganadera, especialmente en el departamento del Cesar, y gracias a la posibilidad que la vida me ha brindado de participar en la actividad gremial agropecuaria regional y nacional, he adquirido una experiencia que me permite tener una visión, […]


Por: HERNAN ARAUJO CASTRO

Durante el ya largo tiempo laborando en diferentes entidades relacionadas con la actividad ganadera, especialmente en el departamento del Cesar, y gracias a la posibilidad que la vida me ha brindado de participar en la actividad gremial agropecuaria regional y nacional, he adquirido una experiencia que me permite tener una visión, para mí clara, sobre nuestra ganadería; y soportado en esa visión hoy quiero invitar a los ganaderos en general y sin importar el tamaño de su ganadería, a una reflexión sobre el futuro de la empresa que les genera los recursos económicos necesarios para vivir dignamente o subsistir con su familia.
La gran mayoría de los ganaderos grandes, medianos y pequeños  practican la ganadería sin sentido empresarial; no tienen registro de sus existencias o son muy rudimentarios si los llevan; desconocen los costos de producción; no conocen la rentabilidad de su negocio y la practican casi que de la misma manera como actuaban los pastores en la historia antigua, y para ocultar su desconocimiento han desarrollado una capacidad extraordinaria para lamentarse de sus males y buscar la causa de la fiebre en la sábana, asumiendo, casi siempre, la postura de considerarse poseedores de la verdad revelada.
A precios de hoy, cualquier finca pequeña (50 Has), sumados el valor de la tierra, el ganado y la dotación necesaria para su explotación, es una empresa cuyo capital supera los doscientos millones de pesos ($200’000.000) y según los censos realizados en los diferentes ciclos de vacunación, el 70% del total de las fincas ganaderas del Cesar manejan entre 50 y 100 cabezas de ganado, es decir, 8.890 fincas son empresas cuyo capital oscila entre 200 y 400 millones de pesos, cifras que no son despreciables, y los dueños de estas empresas ganaderas, contadas excepciones, ¿ saben cuál es el valor de su empresa?, ¿cuánto le cuesta producir un litro de leche o un kilo de destete o de carne?, ¿cuál es la utilidad o pérdida de su negocio?, ¿sí es rentable su negocio?, si lo es ¿cuál es el porcentaje de rentabilidad de su negocio?, etcétera.
Manejar la ganadería de la manera descrita era posible y no representaba un riesgo mayor en épocas pasadas, hoy, conocidos los diferentes tratados de libre comercio suscritos y la obligación de abrir el mercado nacional a productores de los países participantes en estos, es preciso y necesario que nuestros ganaderos tomen conciencia de esta situación que se les vino encima, consideren y miren a sus fincas como empresas, establezcan los registros necesarios para conocer su negocio y valoren la urgencia de conocer sus costos de producción. Cuando entren en vigencias los tratados suscritos, la sostenibilidad del negocio ganadero de cada uno dependerá de los costos de producción de otros países, los cuales serán el referente para poder vender la producción de leche o carne y de ellos dependerá la utilidad de cada uno. El día que la mayoría de los ganaderos tome conciencia y asuma estos cambios, serán más eficientes, producirán más y a menores costos para pelear los mercados con mejores utilidades de las que hoy puedan tener, a pesar de todo,  por la venta de su producción de leche y carne. Es esta la reflexión a la que invito a los ganaderos en esta oportunidad.

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