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Columnista - 7 diciembre, 2014

La frase: Todos tenemos una fecha, un hecho, un lugar y una persona que nunca olvidaremos.

Reflexión Salí a caminar rumbo al norte: crucé desiertos sedientos, escalé montañas imponentes y atravesé vientos indómitos, tiempo después, en el extremo opuesto de la tierra me encontré conmigo mismo, como en un espejo, venía del sur, habíamos cruzado las barreras del espacio y escuchado la misma voz de los tiempos que induce a los […]

Reflexión
Salí a caminar rumbo al norte: crucé desiertos sedientos, escalé montañas imponentes y atravesé vientos indómitos, tiempo después, en el extremo opuesto de la tierra me encontré conmigo mismo, como en un espejo, venía del sur, habíamos cruzado las barreras del espacio y escuchado la misma voz de los tiempos que induce a los hombres a caminar. Seguiremos avanzando, nos volveremos a encontrar en la otra orilla donde esperan los héroes que caminaron primero y que en su andar abrieron nuevos caminos para encontrar mundos mejores.

Mis inicios
De niño elevaba cometas a los cielos de diciembre, las bajaba rápidamente y corría a tocarlas porque estaba convencido que allá arriba la temperatura era más baja que aquí en la tierra. Mis amiguitos se reían de mí, pero yo no solo la sentía más fría sino que podía ver con mis propios ojos escarchas de hielo virgen en sus bordes bajo el sol inclemente de las tres de la tarde.
Por esos días había construido un barquito de madera muy lindo, después le puse baterías, le instalé bombillos y de noche lo veía iluminado a punto de elevar anclas, pero no me gustaba tenerlo en tierra firme, yo quería verlo navegar, así que cierta noche me fui a escondidas, lo llevé al río y lo solté en la corriente. Estaba convencido que fácilmente podría ir a otros pueblos y que después regresaría de nuevo a su sitio de origen por sus propios medios.
Lo vi alejarse iluminando las aguas, la corriente lo arrastró a un remolino, comenzó a girar enloquecido y chocó contra una piedra blanca, enorme, impotente lo vi naufragar todavía con las luces encendidas.
Días después construí otro más grande, más resistente y lo llevé al mismo sitio, lo solté a la corriente y un viento fuerte lo impulsó, entró al remolino, resistió la embestida y siguió ileso su curso rio abajo. Todavía debe estar recorriendo pueblos porque no ha regresado al sitio de origen.
Fue así como aprendí que debemos estar convencidos de lo que pensamos, esto hace que veamos cosas que otros no ven, que muchas veces veremos impotentes cómo naufragan nuestros sueños, aún con las luces encendidas y sin poder hacer nada, entonces sabrás que cuando esto suceda debes construir otro sueño más fuerte y más resistente para que pueda soportar las embestidas de la corriente, pero lo mejor que aprendí esa vez es que siempre, siempre debemos echar a andar nuestros sueños, algunas veces a escondidas, los vientos del este los encontrarán y te ayudarán a remolcarlos a donde quieras llevarlos, porque los vientos del este conocen todos las trampas donde quedan atrapados nuestros sueños.
@leonardomayaa

Columnista
7 diciembre, 2014

La frase: Todos tenemos una fecha, un hecho, un lugar y una persona que nunca olvidaremos.

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Leonardo Maya Amaya

Reflexión Salí a caminar rumbo al norte: crucé desiertos sedientos, escalé montañas imponentes y atravesé vientos indómitos, tiempo después, en el extremo opuesto de la tierra me encontré conmigo mismo, como en un espejo, venía del sur, habíamos cruzado las barreras del espacio y escuchado la misma voz de los tiempos que induce a los […]


Reflexión
Salí a caminar rumbo al norte: crucé desiertos sedientos, escalé montañas imponentes y atravesé vientos indómitos, tiempo después, en el extremo opuesto de la tierra me encontré conmigo mismo, como en un espejo, venía del sur, habíamos cruzado las barreras del espacio y escuchado la misma voz de los tiempos que induce a los hombres a caminar. Seguiremos avanzando, nos volveremos a encontrar en la otra orilla donde esperan los héroes que caminaron primero y que en su andar abrieron nuevos caminos para encontrar mundos mejores.

Mis inicios
De niño elevaba cometas a los cielos de diciembre, las bajaba rápidamente y corría a tocarlas porque estaba convencido que allá arriba la temperatura era más baja que aquí en la tierra. Mis amiguitos se reían de mí, pero yo no solo la sentía más fría sino que podía ver con mis propios ojos escarchas de hielo virgen en sus bordes bajo el sol inclemente de las tres de la tarde.
Por esos días había construido un barquito de madera muy lindo, después le puse baterías, le instalé bombillos y de noche lo veía iluminado a punto de elevar anclas, pero no me gustaba tenerlo en tierra firme, yo quería verlo navegar, así que cierta noche me fui a escondidas, lo llevé al río y lo solté en la corriente. Estaba convencido que fácilmente podría ir a otros pueblos y que después regresaría de nuevo a su sitio de origen por sus propios medios.
Lo vi alejarse iluminando las aguas, la corriente lo arrastró a un remolino, comenzó a girar enloquecido y chocó contra una piedra blanca, enorme, impotente lo vi naufragar todavía con las luces encendidas.
Días después construí otro más grande, más resistente y lo llevé al mismo sitio, lo solté a la corriente y un viento fuerte lo impulsó, entró al remolino, resistió la embestida y siguió ileso su curso rio abajo. Todavía debe estar recorriendo pueblos porque no ha regresado al sitio de origen.
Fue así como aprendí que debemos estar convencidos de lo que pensamos, esto hace que veamos cosas que otros no ven, que muchas veces veremos impotentes cómo naufragan nuestros sueños, aún con las luces encendidas y sin poder hacer nada, entonces sabrás que cuando esto suceda debes construir otro sueño más fuerte y más resistente para que pueda soportar las embestidas de la corriente, pero lo mejor que aprendí esa vez es que siempre, siempre debemos echar a andar nuestros sueños, algunas veces a escondidas, los vientos del este los encontrarán y te ayudarán a remolcarlos a donde quieras llevarlos, porque los vientos del este conocen todos las trampas donde quedan atrapados nuestros sueños.
@leonardomayaa