Se cree que decisiones como las de Trump de aumentar la producción de petróleo, carbón y gas podría generar un alivio en precios de la energía y eventualmente podría bajar los precios generales de los productos controlando la inflación.
Se cree que decisiones como las de Trump de aumentar la producción de petróleo, carbón y gas podría generar un alivio en precios de la energía y eventualmente podría bajar los precios generales de los productos controlando la inflación. Hecho que no se compadece con otro tipo de decisiones contraproducentes como la de su pretensión de imponerle a China, Canadá o México o Europa aranceles a productos importados, lo cual aumenta los precios. Algunos expertos, hilando más delgado, han llegado a considerar que la política de Trump de la deportación masiva de inmigrantes, que desarrollan oficios no calificados profesionalmente, podría dar lugar a una escasez de mano de obra que, también al final, presionaría la subida de los precios de labor en el gigante norteamericano.
La decisión de aumentar la producción de combustibles señalados, definitivamente va en la dirección de hacer de ese país el primer productor mundial de energía (del que la electricidad es solo una porción); también será el primer consumidor y nos preguntaríamos qué tantos excedentes le quedarán para colocar en los mercados internacionales.
En Colombia, por el contrario, hemos ido en los últimos años en la dirección opuesta: la de desincentivar la producción masiva de energía, la de desestimular una actividad que desde el alto gobierno se denomina arcaica, fósil, de vieja época. Pero mientras tanto, las familias e industrias deben usar el gas para cocinar, el petróleo (gasolina/diesel) para moverse y el carbón para exportarlo, o llevar esos insumos a térmicas de generación de energía. También los carbones metalúrgicos producidos en el interior del país y norte de Santander son necesarios para la producción del acero.
Es sabido que el mercado del gas natural en Colombia enfrenta una dura, pero advertida situación, que comenzará a sentirse en los recibos de millones de usuarios en algunas regiones del interior del país, en especial usuarios residenciales. Eso afectará más a las poblaciones del sur del departamento que se sirven de la distribuidora Vanti. Les afecta más la distancia de transporte de los centros de producción de pozos nacionales.
Hace unos días, varias empresas comercializadoras de este energético –incluidas Vanti y EPM– anunciaron alzas en los precios de este servicio a hogares, empresas e industrias.
El gobierno, el presidente Petro y el ministro del ramo, Camacho, vienen diciendo que no hay escasez sino especulación y que se habría ‘fabricado’ la importación de gas, de mayor costo, para justificar el alza del servicio al usuario. Se ha llegado a presumir que la investigación del gobierno, a través de la superintendencia de servicios públicos, SIC, en intempestiva visita al gremio Naturgas -cuya presidenta, la vallenata Luz Stella Murgas Maya, estará mañana en el Foro EL PILÓN- se mueve en esa consistente suposición.
Es evidente, -y se dijo- que todas las señales de desestímulo a la actividad de los hidrocarburos daría como consecuencia una disminución de la oferta que frente a una demanda en aumento induciría el alza de los precios. Es lo que estamos empezando a ver en estos días de incertidumbre y preocupación. Porque ha tocado importar no solo para abastecer las térmicas generadoras de energía, alimentadas por gas, sino para atender el uso residencial. Asimismo el freno a la actividad petrolera ha reducido el margen gubernamental para hacer más flexibles y progresivos el incremento del precio de la gasolina y el diésel, eliminándose los subsidios. Estamos hoy dentro del rango más alto, de los precios de los combustibles. Esta situación exige un gran debate regional, que esperamos se dé mañana miércoles en el salón Yui del Hotel Sicarare.
Se cree que decisiones como las de Trump de aumentar la producción de petróleo, carbón y gas podría generar un alivio en precios de la energía y eventualmente podría bajar los precios generales de los productos controlando la inflación.
Se cree que decisiones como las de Trump de aumentar la producción de petróleo, carbón y gas podría generar un alivio en precios de la energía y eventualmente podría bajar los precios generales de los productos controlando la inflación. Hecho que no se compadece con otro tipo de decisiones contraproducentes como la de su pretensión de imponerle a China, Canadá o México o Europa aranceles a productos importados, lo cual aumenta los precios. Algunos expertos, hilando más delgado, han llegado a considerar que la política de Trump de la deportación masiva de inmigrantes, que desarrollan oficios no calificados profesionalmente, podría dar lugar a una escasez de mano de obra que, también al final, presionaría la subida de los precios de labor en el gigante norteamericano.
La decisión de aumentar la producción de combustibles señalados, definitivamente va en la dirección de hacer de ese país el primer productor mundial de energía (del que la electricidad es solo una porción); también será el primer consumidor y nos preguntaríamos qué tantos excedentes le quedarán para colocar en los mercados internacionales.
En Colombia, por el contrario, hemos ido en los últimos años en la dirección opuesta: la de desincentivar la producción masiva de energía, la de desestimular una actividad que desde el alto gobierno se denomina arcaica, fósil, de vieja época. Pero mientras tanto, las familias e industrias deben usar el gas para cocinar, el petróleo (gasolina/diesel) para moverse y el carbón para exportarlo, o llevar esos insumos a térmicas de generación de energía. También los carbones metalúrgicos producidos en el interior del país y norte de Santander son necesarios para la producción del acero.
Es sabido que el mercado del gas natural en Colombia enfrenta una dura, pero advertida situación, que comenzará a sentirse en los recibos de millones de usuarios en algunas regiones del interior del país, en especial usuarios residenciales. Eso afectará más a las poblaciones del sur del departamento que se sirven de la distribuidora Vanti. Les afecta más la distancia de transporte de los centros de producción de pozos nacionales.
Hace unos días, varias empresas comercializadoras de este energético –incluidas Vanti y EPM– anunciaron alzas en los precios de este servicio a hogares, empresas e industrias.
El gobierno, el presidente Petro y el ministro del ramo, Camacho, vienen diciendo que no hay escasez sino especulación y que se habría ‘fabricado’ la importación de gas, de mayor costo, para justificar el alza del servicio al usuario. Se ha llegado a presumir que la investigación del gobierno, a través de la superintendencia de servicios públicos, SIC, en intempestiva visita al gremio Naturgas -cuya presidenta, la vallenata Luz Stella Murgas Maya, estará mañana en el Foro EL PILÓN- se mueve en esa consistente suposición.
Es evidente, -y se dijo- que todas las señales de desestímulo a la actividad de los hidrocarburos daría como consecuencia una disminución de la oferta que frente a una demanda en aumento induciría el alza de los precios. Es lo que estamos empezando a ver en estos días de incertidumbre y preocupación. Porque ha tocado importar no solo para abastecer las térmicas generadoras de energía, alimentadas por gas, sino para atender el uso residencial. Asimismo el freno a la actividad petrolera ha reducido el margen gubernamental para hacer más flexibles y progresivos el incremento del precio de la gasolina y el diésel, eliminándose los subsidios. Estamos hoy dentro del rango más alto, de los precios de los combustibles. Esta situación exige un gran debate regional, que esperamos se dé mañana miércoles en el salón Yui del Hotel Sicarare.