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Editorial - 9 junio, 2019

La culpa es de la vaca

Una muy curiosa y diciente foto ilustra hoy uno de nuestros informes periodísticos de Comunidad. Patrulleros de la Policía de Tránsito acuden a resguardar la movilidad en la vía por un lote de 11 semovientes que era transportado por el trabajador, suponemos, de una finca de la Comuna dos de Valledupar. En la escena también […]

Una muy curiosa y diciente foto ilustra hoy uno de nuestros informes periodísticos de Comunidad. Patrulleros de la Policía de Tránsito acuden a resguardar la movilidad en la vía por un lote de 11 semovientes que era transportado por el trabajador, suponemos, de una finca de la Comuna dos de Valledupar. En la escena también se ve a un agente de tránsito del municipio apoyando la labor, pues además de la curiosa marcha genera gran peligro para los actores de la vía; es decir, peatones, ciclistas, motociclistas, choferes de carros y personas en vehículos especiales por movilidad reducida.

La vía es la calle 44, sector que conecta con la carrera 4. Un verdadero logro vial después de años de quejas de la comunidad por no contar con su calle pavimentada, pero, valga decirlo, por incultura ciudadana también es escenario de accidentes de tránsito.
Ahora bien, ¿de quién son las vacas?, ¿por qué transitan por plena vía como si aún fuera camino de herradura? Esto es preocupante para todos, no es la mejor forma ni el mejor camino para transportar a los semovientes. Seguramente es el más rápido para el jornalero.

Pero un capítulo especial merece una situación igual o más irresponsable: semovientes en las vías urbanas sin control alguno, ni nadie que los movilice, simplemente evadidos de sus corrales porque sus dueños no están al tanto de la deficiencia de sus cercas o simplemente no les importa.

¿De quién es la culpa? Es inminente que esta presencia anómala en las calles de la ciudad ocasione accidentes. En nuestro informe pudimos establecer que a final del mes de junio la Alcaldía de Valledupar pondrá en funcionamiento el Coso Municipal, un lugar que, por lo menos en los últimos diez años, ha sido centro de polémica, pues no se contaba con él. El objetivo es llevar a este sitio a los perros, gatos y hasta semovientes que deambulen por las calles principales.

También es importante insistir en que las sanciones establecidas en el Código de Policía por esta conducta lleguen con firmeza. Aunque con ocho Salarios Mínimos Diarios Legales Vigentes dudamos que se pueda persuadir al dueño de una vaca que vale $2 millones. No olvidamos las dificultades económicas por las que atraviesa el pequeño ganadero.

Entonces la comunidad dirá que la culpa es de la Policía que no controla a las vacas de los finqueros. Los dueños de las vacas expresarán su inconformidad pues la Fuerza Pública debería estar controlando otros problemas mayores que un toro adulto de 700 kilos comiéndose las plantas en las glorietas. La Alcaldía manifestará su inconformidad pues con tantas cosas que atender y los propietarios de los animales no ponen de su parte por la seguridad vial. Las vacas rumiando son control por calles en donde transitan miles de motos. Recuerden que los cuatreros están al acecho. El abigeato podría trasladarse a zonas semi – rurales y urbanas si esto no se controla, y pues ya es conocida toda la problemática de salud pública por este delito.

Esto se suma a la problemática de lotes enmontados, predios abandonados, que tienen dueño solo cuando hay invasión o robo de los bienes. Es hora de apretar, autoridades.

Editorial
9 junio, 2019

La culpa es de la vaca

Una muy curiosa y diciente foto ilustra hoy uno de nuestros informes periodísticos de Comunidad. Patrulleros de la Policía de Tránsito acuden a resguardar la movilidad en la vía por un lote de 11 semovientes que era transportado por el trabajador, suponemos, de una finca de la Comuna dos de Valledupar. En la escena también […]


Una muy curiosa y diciente foto ilustra hoy uno de nuestros informes periodísticos de Comunidad. Patrulleros de la Policía de Tránsito acuden a resguardar la movilidad en la vía por un lote de 11 semovientes que era transportado por el trabajador, suponemos, de una finca de la Comuna dos de Valledupar. En la escena también se ve a un agente de tránsito del municipio apoyando la labor, pues además de la curiosa marcha genera gran peligro para los actores de la vía; es decir, peatones, ciclistas, motociclistas, choferes de carros y personas en vehículos especiales por movilidad reducida.

La vía es la calle 44, sector que conecta con la carrera 4. Un verdadero logro vial después de años de quejas de la comunidad por no contar con su calle pavimentada, pero, valga decirlo, por incultura ciudadana también es escenario de accidentes de tránsito.
Ahora bien, ¿de quién son las vacas?, ¿por qué transitan por plena vía como si aún fuera camino de herradura? Esto es preocupante para todos, no es la mejor forma ni el mejor camino para transportar a los semovientes. Seguramente es el más rápido para el jornalero.

Pero un capítulo especial merece una situación igual o más irresponsable: semovientes en las vías urbanas sin control alguno, ni nadie que los movilice, simplemente evadidos de sus corrales porque sus dueños no están al tanto de la deficiencia de sus cercas o simplemente no les importa.

¿De quién es la culpa? Es inminente que esta presencia anómala en las calles de la ciudad ocasione accidentes. En nuestro informe pudimos establecer que a final del mes de junio la Alcaldía de Valledupar pondrá en funcionamiento el Coso Municipal, un lugar que, por lo menos en los últimos diez años, ha sido centro de polémica, pues no se contaba con él. El objetivo es llevar a este sitio a los perros, gatos y hasta semovientes que deambulen por las calles principales.

También es importante insistir en que las sanciones establecidas en el Código de Policía por esta conducta lleguen con firmeza. Aunque con ocho Salarios Mínimos Diarios Legales Vigentes dudamos que se pueda persuadir al dueño de una vaca que vale $2 millones. No olvidamos las dificultades económicas por las que atraviesa el pequeño ganadero.

Entonces la comunidad dirá que la culpa es de la Policía que no controla a las vacas de los finqueros. Los dueños de las vacas expresarán su inconformidad pues la Fuerza Pública debería estar controlando otros problemas mayores que un toro adulto de 700 kilos comiéndose las plantas en las glorietas. La Alcaldía manifestará su inconformidad pues con tantas cosas que atender y los propietarios de los animales no ponen de su parte por la seguridad vial. Las vacas rumiando son control por calles en donde transitan miles de motos. Recuerden que los cuatreros están al acecho. El abigeato podría trasladarse a zonas semi – rurales y urbanas si esto no se controla, y pues ya es conocida toda la problemática de salud pública por este delito.

Esto se suma a la problemática de lotes enmontados, predios abandonados, que tienen dueño solo cuando hay invasión o robo de los bienes. Es hora de apretar, autoridades.