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Columnista - 3 febrero, 2025

La convivencia social

Indudablemente la unión hace la fuerza. Con el trabajo en equipo y la colaboración formal se pueden lograr objetivos que serían difíciles o imposibles de alcanzar individualmente.

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Indudablemente la unión hace la fuerza. Con el trabajo en equipo y la colaboración formal se pueden lograr objetivos que serían difíciles o imposibles de alcanzar individualmente. La importancia de la solidaridad y la cooperación, es que cuando las personas se apoyan mutuamente, superan obstáculos con mayor facilidad. 

En cualquier ámbito—familiar, laboral o social—la unión potencia habilidades, multiplica recursos y genera resiliencia.  De aquí se deduce que la división y el individualismo pueden debilitar a un grupo, haciéndolo vulnerable. 

En resumen, desde el punto de vista de la lógica matemática, esta frase enfatiza que la fuerza colectiva es superior a la suma de los esfuerzos individuales.

El ser humano y las especies naturales han sobrevivido por su instinto de cooperación y no se vislumbra otra salida, si en el futuro inmediato, no se le da la relevancia debida a este espíritu de ayuda donde la tolerancia y la sensatez son básicas para lograr su estabilidad. 

Cuando jugamos a las guerras por la ambición desmedida del poder en todos sus aspectos, es porque nos hemos olvidado de un principio fundamental en la vida: la convivencia social, que no es más que vencer la soberbia, la ignorancia, la prepotencia y la megalomanía en todas sus formas para alinearnos en una tercera vía como mediadora entre el bien y el mal que nos lleve al equilibrio social, por lo menos en los aspectos básicos para una vida digna, que existiendo las dificultades, al fin y al cabo, sepamos cómo contrarrestarlas con la esperanza de recibir una mano amiga que en el peor de los casos nos brinde consuelos.

Para lograr la convivencia social es esencial fomentar el respeto, la tolerancia y la empatía entre las personas, las comunidades, la familia, y en los aspectos políticos la calidad de los gobiernos mesurados y coherentes es básica. Entonces, se debe promover el diálogo abierto, la resolución pacífica de conflictos y la igualdad de derechos.

 La educación juega un papel clave en la enseñanza de principios y valores como la educación cívica, el sentido de pertenencia y la responsabilidad ciudadana. 

Además, es importante cumplir con las normas y leyes que regulan la vida, garantizando justicia y armonía. La cooperación y el sentido de la existencia fortalecen los lazos sociales, permitiendo una estabilidad emocional basada en la comprensión y el bienestar común, donde cada individuo aporta al equilibrio social.

De no ser así, seguiremos cayendo en el nepotismo, las dictaduras sangrientas, los gobiernos corruptos, donde la intimidación y la opresión son los únicos medios para perpetuarse en un poder sin objetivo alguno, aparte de la destrucción de la sociedad en que se vive.

La norma de la convivencia es realmente sencilla cuando se inspira en el respeto, la libertad y la solidaridad, y así, no limitamos a las personas en lo que verdaderamente quieran hacer para lograr la verdadera armonía, y si vivimos en armonía nunca habrá necesidad de recurrir a medios obtusos para dirigir y gobernar, y mucho menos a las armas como medios de control.

Si no aprendemos a convivir en paz nunca nos alejaremos del miedo y de la pobreza, y el desprecio se convertirá en nuestro fiel compañero como modo de vida, arrastrándonos cada vez más a la miseria humana.

Por: Fausto Cotes N.

Columnista
3 febrero, 2025

La convivencia social

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Fausto Cotes

Indudablemente la unión hace la fuerza. Con el trabajo en equipo y la colaboración formal se pueden lograr objetivos que serían difíciles o imposibles de alcanzar individualmente.


Indudablemente la unión hace la fuerza. Con el trabajo en equipo y la colaboración formal se pueden lograr objetivos que serían difíciles o imposibles de alcanzar individualmente. La importancia de la solidaridad y la cooperación, es que cuando las personas se apoyan mutuamente, superan obstáculos con mayor facilidad. 

En cualquier ámbito—familiar, laboral o social—la unión potencia habilidades, multiplica recursos y genera resiliencia.  De aquí se deduce que la división y el individualismo pueden debilitar a un grupo, haciéndolo vulnerable. 

En resumen, desde el punto de vista de la lógica matemática, esta frase enfatiza que la fuerza colectiva es superior a la suma de los esfuerzos individuales.

El ser humano y las especies naturales han sobrevivido por su instinto de cooperación y no se vislumbra otra salida, si en el futuro inmediato, no se le da la relevancia debida a este espíritu de ayuda donde la tolerancia y la sensatez son básicas para lograr su estabilidad. 

Cuando jugamos a las guerras por la ambición desmedida del poder en todos sus aspectos, es porque nos hemos olvidado de un principio fundamental en la vida: la convivencia social, que no es más que vencer la soberbia, la ignorancia, la prepotencia y la megalomanía en todas sus formas para alinearnos en una tercera vía como mediadora entre el bien y el mal que nos lleve al equilibrio social, por lo menos en los aspectos básicos para una vida digna, que existiendo las dificultades, al fin y al cabo, sepamos cómo contrarrestarlas con la esperanza de recibir una mano amiga que en el peor de los casos nos brinde consuelos.

Para lograr la convivencia social es esencial fomentar el respeto, la tolerancia y la empatía entre las personas, las comunidades, la familia, y en los aspectos políticos la calidad de los gobiernos mesurados y coherentes es básica. Entonces, se debe promover el diálogo abierto, la resolución pacífica de conflictos y la igualdad de derechos.

 La educación juega un papel clave en la enseñanza de principios y valores como la educación cívica, el sentido de pertenencia y la responsabilidad ciudadana. 

Además, es importante cumplir con las normas y leyes que regulan la vida, garantizando justicia y armonía. La cooperación y el sentido de la existencia fortalecen los lazos sociales, permitiendo una estabilidad emocional basada en la comprensión y el bienestar común, donde cada individuo aporta al equilibrio social.

De no ser así, seguiremos cayendo en el nepotismo, las dictaduras sangrientas, los gobiernos corruptos, donde la intimidación y la opresión son los únicos medios para perpetuarse en un poder sin objetivo alguno, aparte de la destrucción de la sociedad en que se vive.

La norma de la convivencia es realmente sencilla cuando se inspira en el respeto, la libertad y la solidaridad, y así, no limitamos a las personas en lo que verdaderamente quieran hacer para lograr la verdadera armonía, y si vivimos en armonía nunca habrá necesidad de recurrir a medios obtusos para dirigir y gobernar, y mucho menos a las armas como medios de control.

Si no aprendemos a convivir en paz nunca nos alejaremos del miedo y de la pobreza, y el desprecio se convertirá en nuestro fiel compañero como modo de vida, arrastrándonos cada vez más a la miseria humana.

Por: Fausto Cotes N.